Jorge Castro integró las comisiones directivas del Club Hispano Americano durante décadas y tuvo a su cargo la presidencia durante ocho años.
Hoy, con 68 años, el socio vitalicio dialogó con La Opinión Austral y recordó su recorrido en el club que es parte de su vida y que este 17 de diciembre celebra 100 años.
La Opinión Austral: ¿Cómo llegaste al club?
Jorge Castro: Llego al club de muy chico, mi padre me llevó a los tres años a la institución. Luego, acompañándolo en todos los eventos de fútbol porque en su momento era fútbol en el Hispano Americano.
Después, empezamos a ir a la sede de la calle Alberdi. Ahí nos invitaron a mí y a mi íntimo amigo, que es Julito Beltrán, a participar en la comisión directiva. En ese momento estaba “Nito” Hawkins de presidente, Humberto Segovia de secretario y como nos veían todos los días pasar por la sede, nos dijeron: ‘Chicos, ¿quieren integrar la comisión directiva?’
Éramos casi adolescentes, ahí empezó el rodaje dentro de la comisión directiva, siendo prosecretario.
De todos modos, el club no era lo que es hoy, era muy chiquito, con muy pocas personas. Así fue el inicio dentro del raid de la Comisión Directiva.
¿Qué recuerdos tenés del Hispano siendo niño o adolescente?
JC: Lo que primero conocimos fue el fútbol, porque el fútbol era la vedette del club, así nace el Hispano Americano.
La pileta fue inaugurada el 25 mayo de 78, pero la gente no iba mucho entonces era un monstruo que había que mantener y ahí estaba Julito Beltrán, fue muy necesario tenerlo dentro del club.
Después empezaron las actividades deportivas, el básquet en el ‘Tito’ Wilson que se inaugura en 1960.
Hace 15-20 años atrás empezaron otras actividades como la ludoteca, el hockey, la gimnasia artística y así se fueron sumando muchos deportes. En ese momento sostener al club era muy difícil por la estructura que teníamos.
Después empezó la época del básquet con Jorge Luperti, después vino Marito Fernández, el boom del básquet y de empezar a crecer en la institución. Y así fue transcurriendo el tiempo.
¿Con qué desafíos te encontraste siendo miembro de la comisión directiva y especialmente durante tus años en la presidencia?
JC: Asumí en octubre del 2016 como presidente, en ese momento estaba de presidente Gustavo Soulés y “Chicho” López hacía un tiempo que me venía diciendo que tenía que ser el presidente, pero como estaba involucrado en el básquet, no quería mezclar las cosas.
Llegó el momento donde me dijo: “Tenés que ser el presidente”. Ahí armé un grupo de amigos e iniciamos este proceso.
En esos ocho años que estuve como presidente, se hicieron infinidades de cosas y nos tocó lo peor, la pandemia.
El 19 de marzo del 2020, cerramos el club y ese fue un desafío muy grande. Hispano Americano tiene hoy 57 personas en relación de dependencia y 40 profesores más que trabajan por temporada. Es una masa muy grande y hay que sostenerla.
Hicimos un montón de cosas, estuvimos en Clubes en obra, en tres gestiones que dio la Nación.
Remodelamos el (gimnasio) Casal, le sacamos el piso y se colocó un piso plástico, Damián Soulés también estuvo en ese proyecto juntamente con CGC y se hizo una obra magnífica.
Nunca dejamos de hacer cosas y siempre con recursos propios.
LOA: Después de la pandemia ¿cómo fueron avanzando?
JC: Me acuerdo patente de todo lo sucedido, desde el día que cerramos la institución para que no entre nadie hasta el día en que empezamos a abrir, eso fue en agosto-septiembre, pero con 10 chicos dentro de la pileta con un protocolo que hizo nuestro gerente del natatorio, “Perico Pérez”, inclusive le pidieron referencias desde otras provincias. A partir de ahí, fuimos avanzando de a poco.
Quiero agradecer también porque cuando estuvimos en esa situación tuvimos una colaboración del gobierno de la provincia y los ATP nos ayudaron mucho, pero no llegaba a cobrar lo que correspondía cada empleado. Fue un momento muy crítico.
Cuando el club cierra por pandemia, no hay ingresos porque no es obligatorio pagar la actividad, así pasó en la sede social, mucha gente ya no pagó la cuota de la actividad y sí pagó la cuota societaria.
En ese momento también hubo muchos socios que colaboraron, tengo muy presente algo de un socio vitalicio que ya nos dejó que es Humberto Segovia. Me hizo una carta hermosa diciendo que él colaboraba con equis pesos para esta situación. Fue muy impactante.
Hubo un montón de socios que en silencio aportó. Y así lo pudimos sostener ante una situación muy complicada.
El club es como una empresa por la cantidad de gente que tenemos, pero es una entidad sin fines de lucro y que en ese momento era muy difícil sostenerla.
Esta historia de lo que fue el 2020 la van a cortar nuestros tataranietos, no solamente para mi club, sino para el mundo.
Fue muy difícil de sostener, pero con trabajo, como lo hicimos siempre, pudimos sacar el club adelante y hoy sigue.
En todos estos años, hubo momentos de tu vida personal en los que estabas en el club o que estabas en tu casa con tu familia y el club te demandaba algo.
JC: Tengo una familia, mis hijos viven en Buenos Aires, mi señora acá, y sin el apoyo de ellos, tampoco se puede llevar una tarea adelante.
Era muy obsesivo con el club, decía que era 7×7, porque el sábado y domingo había un evento deportivo y yo estaba.
Y sí, me demandó mucho, lo que pasa es que para mí es una pasión de mi club. Creo que le devolví mucho a mi club.
Recalco el acompañamiento, si no tenés la familia que te acompañe es imposible, porque me llamaban de una radio, de gobierno, de la municipalidad y siempre tenía que estar porque representaba a mi club entonces te dicen a tal hora hay que ir a una reunión y a tal hora, iba. Siempre pidiendo para mi club.
El sentido de pertenencia trasciende las paredes del club y muchas veces los límites geográficos, en ese sentido ¿qué situación te llamó la atención?
JC: Eso empezó, y ustedes todos lo saben porque fueron un medio que siempre nos acompañó, cuando saltamos a jugar la liga, ahí se empezó a conocer más al Hispano. Y fue trascendiendo, la Liga B, el Torneo Federal, el TNA, participar de la Liga Nacional. Cuando llegamos a la Liga Nacional. ¿De dónde vino esta gente, no? Por eso no querían venir a Río Gallegos… Era muy costoso, pero para Hispano era más costoso todavía.
A mí me invitan a participar del básquet siendo socio, me invita un amigo, “Pancho” Anglesio, y ahí empiezo a ayudar. Después, fuimos creciendo y es ahí donde nos empiezan a conocer más.
Cuando se llega ya al TNA, ya la gente decía: “Ah, Hispano de Santa Cruz, Hispano de Río Gallegos”. El mismo periodismo nos empezó a conocer y a trascender las fronteras, los amigos de Chile venían a ver básquet, gente que está en otro país seguía el básquet del Hispano.
Socios, no socios, había un evento, pero el que no se identificaba con el Hispano, se identificaba con su provincia o el lugar donde vivió.
Se podía y sí, se pudo, con trabajo, con una subcomisión extraordinaria de hombres y mujeres que dejaron su tiempo, su familia para encarar este tan lindo proyecto que tuvimos.
¿Qué significa para vos poder ver al Hispano cumplir 100 años?
JC: Me emociono porque cuando va transcurriendo la vida dicen: “Faltan tantos años para cumplir 100”. Y cuando llega el momento, es una vida…
En Santa Cruz, hay localidades que todavía no llegan a los 100 y el Hispano ya estaba en Río Gallegos. Somos parte de la historia.
Es un número redondo donde se te cruzan un montón de cosas, a mí se me cruzan las primeras reuniones que teníamos en la chacra con el “Tono” Borquez, los Vivar, con Julito Beltrán, Gustavo Levati y Carlos Tuñón, hay tanta gente que colaboró y que sigue colaborando, era tan chiquitito y llegamos a los 100 en un momento difícil en la economía argentina, pero nosotros, el club, seguimos trabajando.
Hoy la comisión directiva sigue trabajando a full para tener más recursos y para que los chicos se acerquen más al club. Somos parte de la sociedad, el club hace mucho por la sociedad.
Y es espectacular vivir los 100 años.
A mí me decían: “Jorge, ¿cómo no vas a estar como presidente en los 100 años del Hispano?”, son ciclos que se cumplen. Insto a que muchos chicos, sé que es difícil porque tienen su familia y demás, pero que se involucren en las comisiones directivas, los invitó a que tengan la valentía de estar en un club como el Hispano, no se van a arrepentir.
Tengo 68 años, estoy desde los 20 en varias comisiones directivas, me fui, me peleé con alguno, volví, pero siempre fui socio del Club Hispano Americano. Ayudo en lo que puedo, en lo que me piden, ahí estoy presente.
¿Qué sentís que aprendiste en el club?
JC: Lo primero que aprendí es a hablar más porque yo era medio corto y eso me ayudó mucho.
Está la gente que te habla bien, la gente que te habla mal y a la que te habla mal, le digo: “Acérquense” porque es fácil hablar mal porque sí, pero a esa gente yo la invitaba.
En mis ocho años, fui pasional, me costó delegar muchas cosas, cuando ingresé parecía que uno lo tenía que hacer todo solo. Empecé a delegar cosas porque si no te viene todo a vos. Tenés que delegar porque si no la cabeza en un momento te explota.
Tuve la oportunidad de estar en reuniones deportivas que nos invitaba la Municipalidad o el Gobierno, hacía política deportiva, pero como club siempre fui a pedir por mi club.
¿Cómo le explicarías a un desconocido qué es Hispano?
JC: Hispano es familia. Es una contención lo que tiene el club. Además de brindar un servicio, queremos saber cómo se siente el nene o la nena dentro del club.
También la ayuda de los papás y las mamás para todos los eventos a los que salimos fuera de la provincia, es fundamental.
Nuestro slogan dice “un lugar para querer” y es un lugar para querer no solamente de los chicos sino también de los grandes y eso es muy importante.
¿Una alegría que te ha dado el club? La primera que se te venga a la cabeza
JC: Una, cuando me llamaron para que integre la comisión directiva, es algo grandioso.
Que te llamen, que vos decís como pibe: “Uy, me llamaron de la Comisión Directiva del Hispano”.
Y la otra gran alegría que tuvimos, por más que tengamos varias actividades dentro del club, fue cuando se ascendió a la Liga Nacional, fue un hito en la historia. Ustedes estuvieron atrás, percibieron día a día.
Llegaste a lo máximo del deporte nacional, nunca visto en la provincia de Santa Cruz. ¿Podemos estar? sí, con trabajo, con sacrificio.
Hay muchas cosas que sucedieron en mis 20 años a esta parte que fueron cosas lindas, pero si te pones a pensar es una cosa que le llegó a todo el mundo siendo de cualquier club de Gallegos o de la provincia de tener un representativo de la provincia de Santa Cruz. Y fue histórico. El Boxing con 5000 personas, nunca visto, vinieron grandes personalidades del deporte.
Nos sentíamos orgullosos de nos hayan recibido, el presidente de AdC, “Ovej”a Hernández, el “Gallo” Pérez, esas cosas que no se borran nunca y no se van a borrar nunca en la historia de Hispano.
Tengo mucha memoria de lo pasado cuando nos juntamos con grandes dirigentes que han pasado por el Club Hispano Americano y todos dejando un grano de arena. Lástima que se nos fue Gustavo Soulés porque Gustavo también tenía una historia dentro del club, Gustavo y “Chicho” fueron presidente y vicepresidente y se fueron alternando. Toda la gente que trabajó en el Hispano lo hizo con vocación.
Por eso hoy también la cancha de fútbol lleva el nombre de Gustavo como el natatorio lleva el de “Wences” Peisci, un apasionado del fútbol, aparte de jugador, fue un gran dirigente, y así pasaron Sancho, Casal y grandes personalidades del club que estuvieron.
Empezás a hacer memoria, el “Tono” Bórquez, García Pacheco, el “Tusy” Peña.
Gran anécdota tenemos porque el “Tusy” Peña era socio honorario, pero lo fuimos a buscar para que sea presidente. En las dos elecciones de los 100 años, una de ellas fue la “Tusy”.
Hace dos meses y medio, me encontré con Marta, la esposa de “Tusy”, y me preguntó por la fiesta del club: “Quiero estar porque a mí me dijo el “Tusy” ‘Si no estoy para la fiesta de los 100, quiero que alguien de mi familia esté’”.
Es emocionante, él no pensaba que se iba a morir, pero así es la historia.
También quiero agradecer a la comisión directiva actual, es difícil llevar a la institución, es muy grande.
La última, un deseo para Hispano Americano en sus 100 años.
JC: Le deseo que toda la gente siga trabajando por el club y que llegue la juventud. Hay que tener un compromiso. Hoy hay muchos chicos que se iniciaron en el Hispano Americano y ya son grandes de 45-50 años, que vengan, que tomen el rol y que participen, para el club es muy importante.
Como deseo, el mayor deseo que tengo como hispanista es que en algún momento se concrete la obra del gimnasio en Piedra Buena y Mitre, creo que todo hispanista lo quiere.
Capaz muchos clubes que lo necesitan, pero Hispano Americano hizo muchas cosas y con recursos propios como el gran complejo de la cancha de fútbol, es una obra magnífica, el club vendió un bien y construyó.
Lo pido de corazón… que en algún momento se tenga la ayuda del gobierno de la provincia para que se pueda concretar este gimnasio porque va a albergar a muchos chicos más, creo que Hispano lo tiene bien merecido.
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