Por Nazarena Malatesta

“Cuando miro la playa, veo que salen dos hombres rana, le apunto a uno y en ese momento se armó fuego por todos lados”, contó el soldado argentino en su relato a La Opinión Austral.

La escena se sitúa en la noche del 11 de mayo, específicamente a las 23:50 horas en Cabo Curioso, ubicado aproximadamente a 15 km. al norte de Puerto San Julián.

“Soy tu soldado” se titula el poema que escribió Noal a su madre.

Quien cuenta la escena es el excombatiente Alberto Arturo Noal, que pertenecía al Batallón de Ingenieros de Combate 181 con asiento en Piedra Buena, donde estaba apostada la compañía B.

El veterano contó cómo sucedieron los hechos en el intento de desembarco de Cabo Furioso, cuando lograron frenar el arribo de los ingleses al puerto. El conocido “Bautismo de fuego” evitó que comandos británicos pudieran concretar el objetivo de atacar la base aérea militar.

Cuando comienza el conflicto, durante febrero y marzo, la instrucción que tenían era que en el mes de marzo entrarían en guerra con Chile. “Nos venían diciendo que la hipótesis del conflicto era esa, toda la instrucción fue peleando contra los chilenos”, contó el soldado conscripto.

Para ellos, el ejército al que tenían que enfrentar era el chileno y la instrucción tenía que llegar hasta mediados de abril. Sin embargo, la primera semana de abril cortaron la instrucción.

“Intempestivamente volvemos del campo de instrucción, desfilando hasta Piedra Buena”, agregó.
En ese momento describió cómo era la guarnición militar en el lugar. Era un páramo plagado de carpas, de vehículos militares, gente de otros lados, por ejemplo, de Corrientes.

“Había vehículos que se notaba que habían sido civiles porque los habían enmascarado pintándolos con cualquier cosa”, expresó. Había muchas judías en el lugar, que son cocinas de campaña, además de camiones con tanques de agua y combustible”.

“Ahí dijimos ya está, esto es guerra con Chile”, pensó y recordó Noal.
Llegó el Batallón de Ingenieros de Combate 181 junto con el grupo de Artillería N° 11, donde se mantuvieron en el lugar de forma permanente. “Nos hacían subir y bajar de los camiones, dormíamos al lado”, contó.

Noal pertenecía al batallón de ingenieros de combate 181 con asiento en Piedra Buena

Les hicieron armar defensas antiaéreas y pozos de zorro, todo alrededor de la guarnición militar que da al río Santa Cruz.

Operación secreta

En ese momento llamaron a Noal aparte y lo llevaron junto a otro pelotón. Viajaron a las Islas Malvinas, donde colocaron minas.

“Nos desplegaron, estuve entre cinco y siete días minando playas en Malvinas y después me devolvieron al continente”, relató.

Cuando retornaron, la orden fue que no dijeran nada, ni dónde estuvieron ni qué hicieron. “Esta fue una operación militar secreta, nos dijeron”, agregó.

“Si les preguntan, estuvieron internados en el Hospital Regional de Río Gallegos”, fue la orden que recibió el excombatiente. Es que el Código de Justicia Militar preveía, para los “traidores a la Patria”, la pena de fusilamiento.

“Entonces, ¿quién iba a hablar? El que hablaba era traidor a la patria”, agregó en su relato Noal. De vuelta a la unidad, lo movilizan, primero cerca de Río Gallegos y luego a San Julián.

Bautismo de fuego

Ya en Puerto San Julián estuvieron armando posiciones en la zona de Cabo Curioso. La noche del 11 de mayo de 1982, a las 23:50 horas, había una bruma muy cerrada que tuvo presencia todo el día.

“Era muy cerrada, llegaba a la boca de la bahía, pero a la noche cambió el viento, cuando empezó a subir la marea”, relató el soldado.
La luna, en ese momento, era “casi llena, resplandeciente”. Al abrirse la bruma, dejaba ver el reflejo de la luna sobre la playa.
En ese preciso instante es cuando queda registrado el hecho. Quizás la famosa calma que antecede el huracán.

“Nosotros teníamos un frente en la costa de, más o menos, 700 metros, donde nuestra unidad de combate tenía un pozo de zorro cada tantos metros. Ahí había soldados, entre uno y dos, yo estaba solo en el pozo”, describió.

Cuando miró hacia la playa, observó a dos hombres rana. Dos ingleses que intentaban arribar al territorio argentino.

“Le apunto a uno y en ese momento se armó fuego por todos lados. Desde una punta empiezan a tirar, visualizamos un bote gomón. Había un cabo primero y el suboficial le tira y abre fuego”, relató.

Abro fuego yo y abrimos fuego varios. Desde el gomón se tiran dos bengalas y se ilumina todo Cabo Curioso. Había entre 15 y 20 comandos que estaban corriendo por la playa. Yo abrí fuego con dos cargadores completos, así que tiré unos 40 disparos, todos tiramos con todo lo que teníamos”, contó.

El excombatiente actualmente vive en Río Grande, Tierra del Fuego, desde 1983

Al día siguiente no los dejaron bajar a la playa. “Le digo al suboficial que había abierto fuego al bote gomón, que yo había tirado a un hombre rana y me dijo que era un lobo marino. Yo le dije que los lobos marinos no caminan en dos pies y estos venían de a dos”, agregó.

Un soldado argentino en lo que eran los pozos de zorro de la playa.

En ese momento “me re cagó a palos (SIC), me dejó la cara toda hinchada”, recordó entre algunas risas. Ahí les dijeron que no tenían que decir nada más.

“Años después nos enteramos que los suboficiales que bajaron sí habían encontrado cosas en la playa, estuvo se mantuvo en secreto, no podíamos hablar”, recordó sobre el hecho.

Memoria de fuego

Así lograron frenar el desembarco inglés. Sus recuerdos se detienen un momento cuando, consultado por La Opinión Austral, Noal mencionó que actualmente vive en Río Grande, Tierra del Fuego, y que desde 1983 a la fecha hizo más de 50 viajes por tierra.

“Siempre pasé por San Julián, siempre me quedé en la hostería o en el camping municipal, pero nunca volví a Cabo Curioso”, relató entre sus memorias.

Cuando no estaban apostados en la playa, recorrían las calles como policía militar, en momentos del oscurecimiento con las alertas rojas para que no hubiera luces en el pueblo y así no atacaban los británicos.

“La gente siempre estaba atenta a abrirnos la puerta, a darnos una taza de café, un aliento o algo, porque sabían que la pasábamos muy mal”, contó. Sin embargo, tiempo después pisó Cabo Curioso cuando fue a la localidad, en el marco de la ruta del TOAS que realizaron los excombatientes de Malvinas que buscan ser reconocidos.

Encontré mi lugar desde donde yo disparé y donde di fuego. Exactamente ese lugar. Las emociones son tremendas, se te vienen a la cabeza 40 años, todos juntos, jamás pude hablar del tema, si lo hablé fue muy por encima”, dice, su voz se entrecorta y pide disculpas.

Las emociones son tremendas, se te vienen a la cabeza 40 años, todos juntos

Es que todavía mantenía el tema de guardar silencio. Noal contó que es comunicador social y docente. En los actos escolares, cada 2 de abril se iba a llorar al baño para que no lo vieran.

El 25 de mayo de 1982, luego de frenar el desembarco inglés, le tocó estar en Puerto San Julián, donde el pueblo les hizo un ágape a los soldados.

“Le entregué una poesía a una chica corresponsal que estaba ahí. Nosotros no podíamos mandar cartas, las mías llegaban a través de civiles de la ciudad porque si llegaban, estaban tachadas o, directamente, no llegaban”, agregó.

Tapa de LOA, 11 de mayo de 1982.

“Le di la carta y le pedí que me sacara una foto y se la mandara a mi vieja. Pero, además, le di un poema escrito en una servilleta donde me habían dado el sánguche. Le dije que si publicaba el poema, se lo mandara a mi mamá”, contó.

Hace unos cuatro años, cuando fallece la mamá de Noel, encontró el recorte y la foto que le sacaron en aquel momento. La voz vuelve a entrecortarse y vuelve a pedir disculpas.

Con esa ropa estábamos. Tenía un overol común, no teníamos ropa de combate

“Con esa ropa estábamos. Estaba con un overol común, no teníamos ropa de combate, tenía un cierre en el medio, dos botones en los puños, enterizo”, recordó, prometiendo luego enviar la foto a La Opinión Austral.

Leé más notas de Nazarena Malatesta