El imperio Austro-Húngaro declaraba la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914, iniciando así el movimiento de un complejo sistema de alianzas que había mantenido la paz armada en Europa, abriendo el camino para lo que se convertiría en la Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial. El crucero acorazado SMS Scharnhorst, estaba anclado en isla Ponapé, en la Micronesia, 12.000 kilómetros, dos océanos y un continente de distancia de Berlín.

El capitán y también líder de la escuadra, Maximilian Johannes Maria Hubert Reichsgraf von Spee, recibió un telegrama el 27 de julio que alertaba por las tensiones entre las potencias europeas, y el 1 de agosto finalmente llegó al Scharnhorst, y a su buque gemelo Gneisenau, la orden de Berlín de prepararse para la guerra.

El buque fue preparado para el combate y todos los lujos de los tiempos de paz y los bienes no esenciales fueron desembarcados.

 

El almirante Maximilian Von Spee.

Von Spee convocó al resto de los buques de la Escuadra de Asia Oriental para hacer frente a la creciente amenaza de las marinas del Reino Unido, Francia, Japón y Australia, flamantes enemigos.

El crucero ligero Nürenberg se reuniría con el Scharnhorst y el Gneisenau en Ponapé. Mientras que el Dresden y el Leipizg, que estaban alejados en otras misiones, los encontrarían en la Isla de Pascua, océano Pacífico, frente a Chile.

De esta manera quedó formada el Ostasiengeschwader (Escuadra de Asia Oriental): los cruceros pesados Scharnhorst y Gneisenau, y los cruceros ligeros Dresden, Nürenberg y Leipzig, junto a un grupo de buques auxiliares.

El Scharnhorst, bautizado en honor al general Gerhard von Scharnhorst, uno de los principales líderes alemanes durante las guerras napoleónicas, entró en servicio en la marina imperial de Alemania en 1907. Se trataba de uno de los nuevos cruceros acorazados que estaban siendo diseñados en esa época, buques que sin llegar a las dimensiones y capacidades de un acorazado convencional, tenían un blindaje y armamento reforzados pero retenían la velocidad y flexibilidad de los cruceros. Su desplazamiento rondaba las 13.000 toneladas y estaba dotado de ocho cañones de 210 milímetros en sus baterías principales.

El Gneisenau era su buque gemelo, mientras que el Dresden, el Nürnberg y el Leipzig eran cruceros ligeros: de menores dimensiones (desplazamientos cercanos a las 4.000 toneladas a plena carga), escaso blindaje y armamento limitado, pero veloces y con gran autonomía.

Von Spee sólo podía comunicarse con Berlín estando en puertos propios y neutrales, y a través de telegramas, por lo que el contacto con el alto mando era muy limitado. Por esta razón, la Marina Imperial alemana fomentaba el libre criterio de los capitanes para elegir el mejor curso acción. El único objetivo de las agrupaciones de crucero era causar el mayor daño posibles a las líneas marítimas de abastecimiento de las potencias aliadas, es decir hundir mercantes y evitar un enfrentamiento directo con buques de guerra.

Teniendo que confiar en su propio juicio y ante los esporádicos contactos con Berlín, Von Spee debió tomar una decisión, contemplando la superioridad numérica y en poder de fuego de las marinas enemigas desplegadas en el Pacífico. Consultó con sus oficiales y decidió que no podía volver a Tsingtao ante la amenaza japonesa. Así que fijó rumbo hacia América del Sur, donde la neutralidad de los países, la presencia de comunidades de inmigrantes alemanes y la simpatía de muchos para con Berlín allanaría el camino.

Bordearían América para cruzar el Cabo de Hornos, llegar al Atlántico y, finalmente y si las condiciones bélicas lo permitían, retornar a Alemania. En el camino hostigarían las rutas comerciales vitales para el abastecimiento del Reino Unido.

La escuadra de Spee logró cruzar el Pacífico sin toparse con grandes unidades enemigas, pero frente a las costas chilenas debieron enfrentarse a una flota británica de cruceros que lo perseguía de cerca.

El combate en medio de una tormenta, que llegó a conocerse como la Batalla de Coronel, tuvo lugar el 1° de noviembre de 1914 y fue una gran victoria para las naves alemanas, que hundieron dos cruceros pesados británicos sin perder a ninguno de los suyos. Más de 1.600 marineros británicos murieron ese día, la peor derrota sufrida por el Reino Unido desde la guerra de 1812 contra Estados Unidos, tras lo cual Londres redobló sus esfuerzos para destruir a la Escuadra de Asia Oriental.

 

La batalla de Coronel, entre las flotas inglesa y alemana, 1° de noviembre de 1914, Chile.

La escuadra de Von Spee ingresó triunfal en Valparaíso, donde fueron recibidos con festejos por la comunidad alemana en el país. Pero Chile seguía siendo neutral, y la estadía estaba limitada a 24 horas y no había posibilidades de obtener más municiones tras gastar la mitad de la disponible durante la batalla de Coronel, y también el abastecimiento de carbón era cada vez más problemático.

Argentina y Brasil eran también neutrales, pero no escondían su simpatía por la Triple Entente. En Valparaíso también recibieron noticias de la caída de Tsingtao y el hundimiento del Emden, dos meses después de la derrota alemana en la Batalla del Marne, en Francia, que puso fin a la perspectiva de una guerra corta. Las malas noticias se multiplicaban, e incluso recibieron órdenes de Berlín de abandonar el hostigamiento e intentar retornar a Alemania.

Desahuciado por la situación, Von Spee confió esa noche en un viejo amigo, un médico naval que se había retirado a vivir en Valparaíso, según reconstruye Massie en su libro. “No tengo a dónde ir. No puedo llegar a Alemania, no hay puerto seguro al que podamos llegar, tengo que arar los mares del mundo haciendo tanto daño como pueda hasta que me quede sin municiones o hasta que un enemigo superior me alcance”, expresó.

Tras dejar Valparaíso, la escuadra recorrió la costa chilena del sur y llegó al Cabo de Hornos el 1° de diciembre. Ya en el Océano Atlántico, Von Spee decidió realizar una incursión sobre la base naval de abastecimiento y comunicaciones de la marina británica en las Islas Malvinas.

Pero los británicos estaban preparados. La derrota en Coronel había sido un duro golpe para la Marina Real, la más poderosa del mundo, y había sido inflingida precisamente por una Alemania que en los años anteriores a la Gran Guerra había manifestado sus intenciones de desafiarla y superarla.

Una escuadra había sido formada y enviada a las Malvinas, anticipando la ruta más directa que Von Spee podía tomar en dirección a Alemania. Entre los buques que la conformaban estaban los cruceros de batalla HMS Invincible y HMS Inflexible, poderosas naves que superaban a cualquiera entre las de la Escuadra de Asia Oriental y que habían sido especialmente enviadas por el almirantazgo británico, comandado en ese entonces por un joven Winston Churchill, que se encontraba bajo fuertes presiones por su fracaso en Coronel.

En Malvinas

El 8 de diciembre, las naves de Von Spee se aproximaron a las islas con la intención de atacar la guarnición británica y fueron interceptadas por una flota que no esperaban allí. Intentaron escapar, pero los modernos cruceros de batalla eran más veloces y estaban mejor armados. El HMS Invincible se concentró en el SMS Scharnhorst, mientras que el HMS Inflexible hacía lo mismo con el SMS Gneisenau.

 

El acorazado inglés “Invincible”.

Superados en número y en potencia de fuego, los buques alemanes fueron hundidos uno a uno, dejando un saldo de cerca de 2.000 muertos, incluyendo al almirante Von Spee y sus dos hijos, oficiales en la escuadra, y 200 capturados. Sólo el crucero ligero Dresden logró escapar, iniciando una larga travesía en solitario que culminaría el 14 de marzo de 1915, hundido en el lejano archipiélago Juan Fernández, de vuelta en el Pacífico Sur y por siempre lejos de los puertos alemanes.

La secuencia del combate

Noticias en Punta Arenas y Río Gallegos

Entre los reportes que un corresponsal de Punta Arenas enviaba al diario La Unión de Río Gallegos, propiedad de Silvano Picard, podemos reconstruir la secuencia de aquella batalla que conmocionó a las aldeas de Magallanes y Santa Cruz.

La escuadra alemana al mando del vicealmirante Spee sufriría un serio descalabró en el combate de las Malvinas. Cuando abandonó el Pacífico y llegó a las Islas destacó un buque explorador para averiguar qué fuerzas navales protegían dicha posesión, el que regresó comunicando la presencia de dos cruceros de esa nacionalidad.

Aquel 8 de diciembre el almirante alemán resolvió avanzar con sus buques a presentar combate, resolución que mantuvo no obstante lo erróneo del informe porque cuando se acercó, los buques ingleses no eran dos sino seis.

En esas circunstancias dispuso que los cruceros Leipzig, Dresden y Nüremberg se pusieran a salvo, procediendo al ataque de la escuadra inglesa con los acorazados Scharnhorst y Gneisenau. Dada la inmensa superioridad de la flota inglesa el combate resultó un verdadero desastre para la flota atacante y al cabo de una hora se hundían “cubiertos de gloria” los dos buques alemanes con toda la tripulación, que, en su heroísmo, prefirieron morir antes que aceptar la rendición que le imponían los ingleses.

En Punta Arenas, el 13 de diciembre, el crucero Dresden hizo provisión de carbón y víveres, los que suministró el vapor alemán Turpin. Después de haber cargado 850 toneladas de carbón y antes de que vencieran las 24 horas que autorizan en neutralidad, zarpó de ese puerto.

Según manifestaciones de personas que estuvieron a bordo reinaba en toda la tripulación la más perfecta armonía, estando todos dispuestos a morir si la suerte les es adversa.

Momentos antes de zarpar, la oficialidad, marinería y público que concurrió a bordo, vivaron estruendosamente a la marina, el ejército y el Kaiser. A las 10 de la noche llegó a Punta Arenas el correo Orissa, procedente de Malvinas, dando lugar su llegada para recoger nuevas y amplias informaciones sobre el combate sostenido entre las escuadras alemana e inglesa.

Esas noticias daban cuenta que el lunes 7 de diciembre llegó a Malvinas la escuadra del vicealmirante Frederick Doveton Sturdee, compuesta de los dreadnoughts “Invincible” e “Inflexible”, acorazado “Canopus” y cruceros “Kent”, “Cornwall”, “Carnawon”, “Bristol” y “Glasgow”, con objeto de proveerse de carbón y seguir después por el Pacífico al encuentro de la escuadra alemana.

 

Mientras fondeaban, hacía guardia el acorazado “Canopus”, vigilando la entrada al puerto. Al amanecer del martes, el “Canopus” tocó zafarrancho de combate (preparación de la embarcación para afrontar una acción de guerra), comunicando a las otras naves la aparición de cinco humos, notando enseguida que era la escuadra alemana comandada por el almirante Von Spee, compuesta de los acorazados Schanhorst, Gneisenau, cruceros Leipzig, Nüremberg y Dresden, procedente de Juan Hernández de dónde había zarpado el 15 de noviembre, vía Cabo de Hornos.

Inmediatamente la escuadra alemana destacó una lancha exploradora cuyo personal no vio en el puerto más de dos cruceros ingleses.

En vista de esta afirmación, el almirante Von Spee dio orden de avanzar para batirlos y así, una vez hundidos, destruir la estación radiográfica, apoderándose enseguida de dichas Islas.

Iniciada la maniobra el “Canopus” abrió el fuego por elevación desde su escondrijo, ayudando eficazmente por las señales que le daban desde las alturas los oficiales destacados a ese fin.

Aún los alemanes no creyeron caer en la celada y siguieron avanzando, haciendo fuego violento contra el Bristol y Glasgow, quienes presentaban batalla desigual.

Pronto, avisado el resto de la escuadra inglesa que se encontraba detrás de la isla haciendo carbón, levó anclas levantando la presión de sus máquinas rápidamente, usando para este objeto cuanta madera dieron los botes que se encontraban a mano.

Cubiertos de densas columnas de humo se presentaron frente al enemigo, no disipando el humo hasta llegar a tres millas de distancia (1 milla, 1,8 km.) de la escuadra alemana.

Sólo entonces el almirante comprendió el espantoso desastre y ordenó el inmediato retiro de las líneas de fuego a los cruceros Leipzig, Nüremberg y Dresden, quedando solamente los dos acorazados combatiendo con toda la escuadra inglesa.

Terrible fue la lucha. El Glasgow era el buque que más encarnizadamente se batía pareciendo que quería recobrar la derrota experimentada en el combate de Santa María el 1° de noviembre. Poseído de verdadero ardor bélico fue casi encima del crucero Leipzig contra quien dirigió todos los disparos.

El Leipzig empezó muy pronto a sufrir las consecuencias de la terrible agresión, incendiándose de la mitad hacia proa.

El Glasgow lo intimó a la rendición acercándose más a aún, pero el Leipzig disparó con todos los cañones que le quedaban utilizables, entonces el Glasgow descargó una verdadera lluvia de balas hasta hundirlo después de más de una hora de desesperada lucha.

El acorazado inglés “Inflexible”.

Casi al mismo tiempo el buque insignia Scharnhorst-donde el almirante Spee que luchaba desesperadamente contra casi toda la escuadra inglesa había concentrado su fuegos-hundíase también “gloriosamente” con su buque hecho pedazos y con los pocos sobrevivientes formados a proa con la bandera alemana al tope.

El Gneisenau continuaba solo, batiéndose, no quedaba parte sana de su cubierta, todo estaba hecho astillas y muertos la mayoría de sus tripulantes, no obstante todavía sostenía desigual lucha por dos horas más hasta que acribillado a balazos hundíase a poca distancia del Scharnhorst.

El Nüremberg no alcanzó ir a tiempo y fue asediado por los buques ingleses, hundiéndolo a cañonazos a la distancia de 85 millas de las Malvinas.

El Carnawon persiguió al Dresden, pero éste logró huir al Cabo de Hornos entrando al Canal Beagle por el Estrecho Le Maire.

Cerca de 3000 hombres perecieron en este gran combate, pérdida sensible para la marina alemana, pues sólo 99 entre tripulantes y oficiales lograron salvar los botes de la escuadra inglesa.

 

El crucero pesado alemán “ Gneisenau”.

Las pérdidas de la escuadra inglesa fueron insignificantes en comparación del terrible desastre alemán, pues sólo tuvieron ocho tripulantes muertos y varios heridos.

La única nave inglesa que recibió averías fue el crucero Cornwall bajo la línea de flotación, consideradas de poquísima importancia.

Un transporte alemán logró huir durante el desarrollo del combate no así los vapores carboneros, hundidos por no aceptar el rendirse después de haber recogidos los ingleses unos 100 tripulantes que componían sus dotaciones.

Las exequias de los ocho marineros ingleses fueron el día 10, revistiendo, según las crónicas, grandes proporciones.

Dijeron que entre los 99 marinos alemanes recogidos del mar se encontraba el comandante de un buque, moribundo, debido a numerosas heridas.

El 13, a las 11 de la noche zarpaba el Dresden con rumbo desconocido y con las luces apagadas en dirección hacia la parte occidental del estrecho, siguiendo al Pacífico.

Al día siguiente, a las 3 de la tarde, fondeaba en el puerto de Punta Arenas el crucero inglés Bristol. Al tener noticia de que el Dresden había abandonado estas aguas salió inmediatamente en su persecución rumbo al Pacífico. En los diarios se leía: “Con insistencia circula el rumor de que el Dresden y Bristol han empeñado combate a la altura de Cabo de Hornos, habiendo sido hundido el primero”. Era falso (una fake news) aunque pocas semanas después ese sería precisamente su final.

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