En la madrugada del miércoles, delincuentes robaron el histórico kiosco ubicado en la intersección de calle Luis Piedra Buena y Alcorta, frente a Casa de Gobierno y a solo 50 metros de la Jefatura de Policía.

Su dueño, Luis Bitterlich -que también trabaja como canillita de La Opinión Austral desde hace 30 años- dijo que “más que un robo, fue un saqueo”.

Alrededor de las 8 de la mañana dos agentes de policía se acercaron hasta su casa para avisarle que malhechores rompieron la entrada del local y se llevaron toda la mercadería.

Barretearon la puerta, rompieron el candado que era grueso y manotearon todo. Las cajas de bombones estaban en el suelo, se llevaron todos los alfajores, las cartas de truco, gaseosas, aguas, galletas“, contó al móvil de La Opinión Austral.

FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL.

Según estima, los delincuentes se llevaron mercadería valuada en unos 200 mil pesos: “Una caja de chocolate sale alrededor de 20 mil pesos, cuesta mucho comprar ese tipo de cosas”, se lamentó.

Es la segunda vez que Luis es víctima de un robo de este tipo: “La primera vez entraron por adelante, rompieron el vidrio y la caramelera, había sangre, pero nadie vio nada. Ahora, calculo debe haber ocurrido entre las 5 y las 6 de la mañana”.

Lo más insólito de la situación, es que el kiosco está ubicado en una esquina emblemática. Al frente se encuentra, la Casa de Gobierno y la residencia oficial. La jefatura de policía está a media cuadra y hay dos colegios a menos de 100 metros, por lo que es una zona altamente custodiada: “Hay un montón de cámaras, pero nunca vieron nada”, dijo el Bitterlich.

Pese al trago amargo, con la luz del día las muestras de afecto y la ayuda de los vecinos se hizo presente. “La mañana fue amarga y triste, pero después vinieron amigos que me regalaron caramelos, bombones. La noticia se fue viralizando y la solidaridad de la gente fue espectacular, en dos o tres horas juntamos 60 mil pesos“, detalló el comerciante.

FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL.

El papá de una chica me regaló 30 mil pesos para que compre golosinas y pueda abrir hoy. Los chicos de los colegios llegaban a comprar un caramelo, me daban 2 mil pesos y me decían ‘quedate con el cambio’. Me pase todo el día llorando, pero de lo bien que me hicieron sentir“, aseguró.

Sitio histórico

El histórico kiosco está emplazado en la esquina de las calles Luis Piedra Buena y Alcorta desde la década del ’70, pero estuvo mucho tiempo abandonado. Hace unos años atrás, Luis decidió averiguar a quién pertenecía para comprarlo. El dueño padecía una enfermedad en el corazón y le regaló el lugar.

“La modernización hace peligrar nuestro trabajo como canillitas, estamos en extinción”, señaló y contó que el kiosco es lo que hoy le permite mantenerse.

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