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Con el coraje de quien decide enfrentar el dolor y la impunidad, una joven de Río Gallegos denunció este martes ante la Fiscalía local haber sido víctima de abuso sexual por parte de su tío cuando apenas tenía once años. El caso, que conmociona a la comunidad santacruceña, salió a la luz tras un desgarrador posteo en Facebook del padre de la víctima, quien no dudó en señalar al presunto agresor y alertar a otras familias.
El grito de un padre
En un mensaje viral que recorrió las redes sociales, el padre de la joven identificó al acusado como CJO, su propio cuñado, y lo responsabilizó de haberle “robado la infancia” a su hija. Con una mezcla de rabia y dolor, el hombre advirtió que el sujeto, radicado en Comodoro Rivadavia y empleado en una reconocida agencia de autos, podría representar un peligro para otros menores. “Estas basuras vuelven a repetir sus abusos“, escribió, mientras reclamó justicia y pidió a la comunidad que proteja a sus hijos.
El posteo, cargado de crudeza pero también de un amor paternal inquebrantable, resonó en una sociedad argentina cada vez más sensibilizada ante los casos de abuso sexual infantil, pero aún enfrentada a las demoras judiciales y a los obstáculos que muchas víctimas encuentran al denunciar.
La denuncia formal
Según confirmaron fuentes judiciales a La Opinión Austral, la víctima —cuya identidad se preserva por razones éticas y legales— presentó la denuncia en la Fiscalía de Río Gallegos, donde se inició una investigación por “abuso sexual”, un delito que -si se acreditan posibles agravante- prevé penas severas en el Código Penal.
La víctima también realizó un extenso posteo en el que contó las secuelas que sufrió a raíz de la lamentable situación que le tocó vivir. En un texto desgarrador, la joven relató cómo el acusado destruyó su vida: “Me arrebataste la infancia. Me robaste los años de querer ser niña y de grande me dejaste sin ganas de seguir en este mundo. Me dejaste rota“. Con crudeza, describió las secuelas psicológicas que arrastra: ansiedad, desconfianza, miedo nocturno y hasta el temor de que alguien como él pueda acercarse a su propia hija.
“Por vos no me gusta que me abracen, no disfruto un gesto de amor. Por vos no fui feliz durante mucho, mucho tiempo”, escribió, dejando al descubierto las cicatrices invisibles que persisten. Pero también hubo un mensaje de fortaleza: “Hoy estoy dispuesta a todo. Porque vos no merecés vivir tranquilo, como si no hubieras destruido mi vida”.
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