Mientras en Mar del Plata reclaman subsidios por la falta de trabajo, en Santa Cruz, Puerto Deseado duplicó la mano de obra y Caleta Paula batió récord histórico de descarga durante el primer trimestre. La clave: hacer que las empresas tuvieran procesamiento en fresco.

*Por Sara Delgado

Esta
semana, delegados del SOIP, el equivalente a la STIA en Santa Cruz,
protagonizaron la toma de las oficinas del Ministerio de Trabajo de Buenos
Aires en Mar del Plata, reclamando por la segunda cuota de subsidios para el
personal efectivo, pero también quieren que alcance a precarizados y cooperativas.

La
imagen de esa ciudad, hacia la cual se orientaron los recursos que habían
federalizado los reembolsos por puertos patagónicos, en comparación con Puerto
Deseado, genera un contraste abismal, dado que, en esa localidad portuaria,
también esta semana, las empresas debieron instalar dos turnos de tareas para
el procesamiento del langostino.

Actualmente,
la provincia de Santa Cruz no subsidia a los trabajadores del sector pesquero
como sí ocurrió durante muchos años. Por el contrario, en este periodo se
incrementó la demanda de puestos laborales por parte de las plantas a las que
el Gobierno obligó a tener procesamiento en tierra para la industria.

La
industria pesquera puede ser dividida en dos formatos: el de la industria del
fresco, cuya elaboración debe darse en las plantas del lugar y la del
congelado, que opera con barcos factoría, que cuentan con la tecnología para
capturar, procesar y llegar al producto final, sin necesidad de generar ningún puesto
de trabajo en tierra. Es precisamente esa, la lógica que imperaba en la
provincia hasta hace algunos años.

El secretario de Pesca de Santa Cruz, Carlos Liberman, le explicó a La Opinión Austral que “hace tres años y medio, en Puerto Deseado, casi la totalidad de las empresas eran congeladoras, es decir, capturaban con buques factorías y en las plantas en tierra no había nada para hacer. Nuestra lógica fue transformar eso, promocionando fuerte desde el Estado, con el intendente, con los gremios y las empresas para hacer sinergia, y que exigiera una división de congelado”.

La
planta que esta semana debió poner doble turno de tareas es Vieira, una empresa
que fue expropiada durante el Gobierno de Daniel Peralta, a la que luego se
sostuvo a base de subsidios y, más tarde, debió ser restituida, como consecuencia
de la falta de políticas para ponerla en marcha.

Sin
embargo, la planta sólo se ocupaba de mantener congelada la materia prima para
que fuera luego exportada, algo que cambió cuando el Gobierno les reclamó, a Vieira
y a las demás, “que invirtieran para también traer barcos fresqueros para
promover la industria, la mano de obra santacruceña y tener una oferta de
pescado fresco con sus derivados”, dijo el funcionario.

En
términos cuantitativos, en 2015, en pico de temporada, Puerto Deseado tenía 470
personas empleadas en tierra con el formulario 931 de AFIP (aportes a la
seguridad social además de otros cien trabajadores de una cooperativa.

Actualmente,
son 950 y en Carsa 230 personas, lo que totaliza casi 1.200 familias
deseadenses que dependen de la pesca.

A
diferencia de lo que sucede con un buque factoría, para trabajar con fresco la
mano de obra siempre es local, al igual que en el procesamiento en las plantas,
y por lo tanto son esas decisiones políticas y no la abundancia o no de la
materia prima, lo que genera impacto en la industria.

De
hecho “el langostino que elabora Vieira años atrás lo encontrabas muy cerca de Santa
Cruz y ahora ya no, se fue al norte. Antes ibas al Golfo San Jorge y ahora tenés
que ir a aguas nacionales para capturar”, aclaró Liberman.

Para
que las empresas pudieran cumplir con la producción de frescos, la provincia
consiguió, mediante el Consejo Federal Pesquero, cupos de pesca de langostino o
merluza, para las empresas, pero que sólo tenían ese fin.

Además
“los gremios comenzaron a distinguir la producción del fresco y congelado,
porque son costos de elaboración distintos, márgenes de ganancia distintos. Los
gremios estuvieron a la altura de entender que no se trataba de lo mismo, y empezaron
a discutir uno y otro escalonamiento salarial, uno y otro escalonamiento
productivo y todo eso tuvo como colofón el crecimiento de la mano de obra local”,
aclaró el secretario.

El récord en Caleta
Paula

Según
datos oficiales, en el puerto caletense, durante el primer trimestre de este
año, se desgarraron 15 mil toneladas de productos pesqueros, un salto
importante si se tiene en cuenta que, en épocas anteriores, ahí se descargaban
alrededor de 10 mil toneladas en todo un año.

Para
el secretario de Pesca de la provincia, esto fue posible “porque logramos que
barcos que venían de otros lugares, vieran que el puerto era absolutamente
competitivo frente a las ofertas que tenían como variable en sus lugares de
origen, eso atrajo a otros barcos que generaron oportunidades para las plantas
que hay en Caleta”.

Por
otra parte, no hay que perder de vista el escenario político en el que se dan
estos registros, entre ellos la caída de los puertos patagónicos que eliminó
Cambiemos en detrimento de los costos de logística de la región para, en
cambio, orientar los recursos hacia el centro del país y que, aun así, no
fueron aprovechados.

Liberman
asegura que en este proceso de transformación “los gremios fueron centrales
porque fueron pro-productivos y encontraron junto a las empresas y nosotros, alternativas
a la pérdida de los reembolsos. No perdimos puestos de trabajo, todo lo
contrario, se generaron y no se hizo necesario sostener los ingresos de los
asalariados de la mano de subsidios, sino que la pesca empezó a demandar mano
de obra”.

Sucede
que, además, la oferta para el fresco parece ser competitiva en Santa Cruz,
dado los costos inferiores al de otras provincias, permitiendo, a su vez, que
los márgenes de ganancia por productividad sean elevados.

Por
otra parte, si bien cuando se habla de pesca se menciona a las localidades de
Caleta Olivia y Puerto Deseado, hay una tercera, Puerto San Julián, que en
estos años encontró una veta con la centolla, habilitando dos plantas, algo que
anteriormente no había podido sostenerse y hoy está con miras a expandirse.

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