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Este domingo 27 de octubre se cumple el 14° aniversario del fallecimiento de Néstor Carlos Kirchner, intendente de Río Gallegos, gobernador de Santa Cruz, presidente de la Nación Argentina y un referente de América Latina, y quien falleciera en el año 2010 -a raíz de una afección cardíaca- en la localidad de El Calafate.

Kirchner o “Lupín”, como le decían, había nacido el 25 de febrero de 1950 en la capital provincial. Había hecho una contundente carrera política en nuestra provincia: durante tres períodos consecutivos fue electo gobernador (1991–1995, 1995–1999 y 1999–2003); mientras que unos años antes había pasado por la intendencia de Río Gallegos (1987–1991).

También se desempeñó como convencional constituyente de la asamblea que reformó la Carta Magna en 1994; resultó electo diputado nacional en 2009 por la provincia de Buenos Aires, y ejerció la Secretaría General del bloque regional Unasur, función que cumplía al momento de su deceso.

En sus inicios, Néstor “estaba en la Juventud Peronista y hablaba, hacía análisis político a nivel internacional, nacional, provincial, local; la tenía clara, con unas ganas. Lo veíamos muy entusiasmado, muy preparadomuy convencido en lo que hacía, eso nos llamaba la atención. Decíamos que el tipo este estaba loco, o era un genio”, dijo tiempo atrás a La Opinión Austral el hombre que mejor lo conoció, Rudy Ulloa, quien este domingo realiza el homenaje, como todos los años, en el CIC del Carmen.

Su presidencia

Cuando Néstor Kirchner llegó a la Presidencia de la Nación (2003) fue en un panorama de descrédito total en la política y en los políticos, en un país sumido en la pobreza y la exclusión, tras la crisis del proceso neoliberal de los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa.

Fue precisamente la recuperación de la investidura política y la autoridad presidencial uno de los legados más grandes y trascendentes de sus cuatro años de gobierno, en un tiempo en el que “el que se vayan todos” era moneda corriente. Por entonces, había una clase política cuestionada, con un punto de confrontación muy alto con la sociedad, que empezó demandar nuevos liderazgos. Ahí llegó para quedarse Néstor Kirchner, quien había construido su perfil de líder en todos los años en los que tuvo que hacerse lugar, primero en Río Gallegos, y después, en Santa Cruz.

Néstor en una de las tantas elecciones y con su clásica campera de cuero marrón.

¿Qué hizo al llegar? En principio, recuperar la institucionalidad, tanto presidencial como de la política propiamente dicha. Había un descrédito total. La gente aún estaba movilizada en la calle, las organizaciones sociales, los piquetes. La desocupación y los índices de pobreza eran lo que acaparaban aún la atención de las tapas de los diarios.

Kirchner se preocupó desde un primer momento en acumular capital político y la relación que estableció con las organizaciones sociales resultó vital para oxigenar al gobierno en sus primeros meses de gestión. “Tenía más desocupados que votos“, como suele recordar la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero esa situación no impidió que durante su gobierno mejoraran todos los indicadores económicos, se redujeran la desocupación y los índices de pobreza y aumentaran las exportaciones y la producción industrial.

El último acto

Pocas veces se suelen recordar las palabras del último acto de Kirchner en vida. Fue nada menos que en la ciudad que lo vio nacer, Río Gallegos. “Me siento profundamente emocionado de volver a reencontrarme con todos ustedes. Y quiero decirles, y otra vez se van a dar cuenta qué mal informan los medios, algunos, por supuesto, que he decidido volver a traer mi domicilio a la ciudad de Río Gallegos y a la provincia de Santa Cruz para venir a pelear y a luchar junto a ustedes“, afirmó.

Con esa misma emoción, sostuvo: “Acá están aquellos cariños de vidaacá están mis abuelos, mis viejos; vive mi viejavive uno de mis hijos y está el nacimiento de mis sueñosVengo como un argentino más, como un santacruceño del lugar que me toca estar a tomarme de las manos con todos ustedes para que, por amor, con paz le digamos al país todo que nunca más tengamos que ver el atropello del derecho público provincial y la actitud incomprensible de algunos parlamentarios de querer tomar decisiones absolutamente imposibles de tomar que creemos que ha sido en un momento de absoluto error o equivocación de querer atropellar el derecho federal”.

En el salón blanco de Casa de Gobierno, en los festejos por el triunfo del 2003.

Kirchner había llegado a la capital provincial en medio de la pelea con la Corte Suprema con el gobernador Daniel Peralta por el denominado Caso Sosa. Trajo consigo a los gobernadores peronistas de todo el país para “bancar” a la provincia, sobre una decisión que se había tomado cuando él era gobernador. “Estos gobernadores que están presentes aquí vienen a defender con fuerza, no a pelearse con nadie, vienen a defender la institucionalidad y vienen a defender el federalismo de la Patria para que cada día sea más profundo y más grande”, dijo en ese momento.

Y en referencia a los presentes, subrayó: “Queridos gobernadores, me siento profundamente emocionado, veo rostros aquí que me acompañaron desde aquel momento que me tocó ser Intendente de Río Gallegos, siempre al lado, con lealtad, pensando en la tierra, en la provincia, en su ciudad. Veo el rostro de intendentes que me acompañaron luchando permanentemente por el federalismo. Veo la cara de compañeras y compañeros y de pibes hechos grandes que mantienen los sueños y las ilusiones“.

En el tramo final, afirmó: “Les quiero decir, también, que me van a tener trabajando en la Provincia me van a tener trabajando en la ciudad de Río Gallegos como siempre, como un militante más para construir la gran victoria del 2011, para consolidar la transformación y labrar el camino de la ilusión de los tiempos. Y no se confundan, podemos haber estado distraídos un ratito, un ratito no más; ahora volvemos por nuestros fueros, volvemos por la victoria, volvemos por nuestras banderas”, dijo en esa oportunidad.

Pero Kirchner no llegó a esas elecciones. Apenas un puñado de días después fallecería en El Calafate. Su partida dejó una profunda huella en la historia argentina.

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