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Santa Cruz marcó un nuevo récord histórico, pero no de los que se celebran. Con una participación del 64,71% del electorado, las elecciones parlamentarias de 2025 en la provincia, confirmaron lo que ya La Opinión Austral había previsto que podía suceder: un fuerte desinterés político y una creciente apatía ciudadana.
Según datos oficiales, 95.842 personas no concurrieron a votar y otras 9.840 anularon su voto o lo emitieron en blanco, lo que totaliza 105.682 santacruceños que optaron por no elegir a ningún candidato.
Esa cifra equivale a casi el doble de los votos obtenidos por el frente ganador, Fuerza Santacruceña, que logró 53.421 sufragios, y supera también por más del doble los obtenidos por La Libertad Avanza en la provincia.
La participación más baja en dos décadas
El 64,71% de participación registrado en 2025 representa la cifra más baja en 20 años en Santa Cruz. La tendencia descendente se hace evidente al repasar los datos históricos:
| Año | Participación electoral (%) |
|---|---|
| 2025 | 64,71% |
| 2023 | 71,79% |
| 2021 | 67,94% |
| 2019 | 74,49% |
| 2017 | 70,19% |
| 2015 | 70,19% |
| 2013 | 73,73% |
| 2011 | 76,46% |
| 2005 | 73,29% |
El análisis muestra que la provincia mantuvo durante años un promedio estable de participación entre el 70% y el 75%, pero desde 2021 la curva descendente se acentuó, alcanzando su punto más crítico en estos comicios.
“Es un síntoma preocupante para la salud democrática. Más de un tercio del electorado santacruceño decidió no votar, y eso significa que la mayoría silenciosa ya no se expresa en las urnas”, se señaló desde una de las fuerzas políticas participantes a La Opinión Austral.
Un fenómeno que también se replica en todo el país
A nivel nacional, el escenario no fue muy distinto. Según datos de la Cámara Nacional Electoral y un relevamiento de Chequeado, la participación nacional fue del 67,85%, la más baja desde la recuperación democrática en 1983.
Más de 12 millones de argentinos no asistieron a votar, lo que refleja un creciente desapego ciudadano hacia el sistema político y los partidos tradicionales.
El descenso en la concurrencia fue generalizado, aunque Santa Cruz se ubicó entre las provincias con menor participación, junto con Tierra del Fuego y Neuquén.
“No voto”, desconfianza y desencanto político
El fenómeno del “no voto” combina diversas causas:
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Desconfianza en la clase política: muchos votantes consideran que su sufragio no genera cambios reales.
-
Desgaste económico y social: la crisis prolongada, el desempleo y la pérdida del poder adquisitivo alimentan la frustración.
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Ausencia de alternativas atractivas: gran parte del electorado percibe que los candidatos no representan soluciones concretas.
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Desconexión institucional: los jóvenes votan menos y los adultos mayores son cada vez más reacios.
“Cada elección confirma que la política tradicional está desconectada de la realidad social. La apatía ya no es pasividad: es un voto castigo silencioso”, analizó la consultora política Mara Pegoraro, del Centro RA.

Menos voto en blanco pero más ausentes
Cabe remarcar que el número de voto en blanco o anulado fue un poco más elevado que en la elección de medio término anterior (en 2021, fueron sólo 8.944 los electores que decidieron o colocar un sobre vacío o anular su voto). Pero la participación general que en 2021 fue 4% más baja que en 2023, en este 2025 se profundizó y cayó 7,1 % respecto de la general.
El número de ciudadanos que no votaron o lo hicieron en blanco supera ampliamente la cantidad de votos de todas las fuerzas políticas locales. En números concretos:
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No votaron ni eligieron a nadie: 105.781 personas.
-
Frente ganador (Fuerza Santacruceña): 53.421 votos.
-
La Libertad Avanza: 52.646.
Esto implica que el “no voto” es hoy la primera opción de la ciudadanía de Santa Cruz, con más adhesión simbólica que cualquier fuerza electoral formal.
El desinterés ciudadano: un desafío no superado

Ya en julio, una encuesta de Zubán Córdoba anticipaba el desinterés que se confirmó en estas elecciones parlamentarias. En aquel momento se posicionaba a Santa Cruz entre las provincias con menor interés del electorado, algo que se confirmó este domingo 26 de octubre.
Uno de los hallazgos más relevantes de esa encuesta fue la percepción creciente de que el acto de votar ha perdido su carácter de herramienta de transformación social. La confianza en que el sufragio puede generar cambios efectivos solo la ve el 43% de los encuestados, una cifra que pone en duda la legitimidad y el sentido del acto electoral en un contexto de desinterés
Por otro lado, los factores que desmotivan a los ciudadanos a acudir a las urnas ya estaban claramente definidos, mucho antes de la elección. La falta de confianza en los partidos y en los candidatos lidera la lista, con un 25% de los consultados señalándolo como principal razón. Le siguen la desconfianza en el sistema electoral (17,7%) y la percepción de que el voto no trae cambios (17,5%). Estos datos reflejan un escenario donde la desilusión y el escepticismo se consolidan como obstáculos para la participación cívica.
El alerta para la democracia argentina y santacruceña
El bajo nivel de participación plantea interrogantes profundos sobre la legitimidad de los representantes electos y el futuro de la participación política. Estas elecciones confirmó que la relación de los argentinos con la democracia y el acto electoral atraviesa un momento de crisis y cuestionamiento.
Entre los principales desafíos se destacan:
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Reconstruir la confianza ciudadana con políticas de transparencia y cercanía.
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Fortalecer la educación cívica para motivar la participación, especialmente en jóvenes.
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Garantizar el acceso al voto en regiones alejadas o con dificultades logísticas.
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Repensar la comunicación política, adaptándola a nuevas generaciones y contextos digitales.
“Cuando el ausentismo supera a los votos de los ganadores, el mensaje de la sociedad es claro: algo en el sistema político no está funcionando”, fue una de las conclusiones a la que llegó un integrante del arco opositor.
Un llamado de atención para toda la dirigencia
El fenómeno del abstencionismo electoral en Santa Cruz y en todo el país no debe leerse como indiferencia, sino como una forma de protesta silenciosa.
El desafío hacia adelante será convertir esa apatía en participación y recuperar el sentido de pertenencia democrática.
Porque, como advierten los especialistas, una democracia sin participación se vuelve frágil, y los gobiernos que surgen de bajos niveles de concurrencia enfrentan el reto de gobernar con menos legitimidad social.
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