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Darío Anaquin, reconocido cantante de tango, brindará este domingo un espectáculo junto al grupo La Trifona en Río Gallegos. Días antes del show, el artista local de 52 años, que también se desempeña como policía, trabaja en una imprenta y en el pasado fue canillita de La Opinión Austral, conversó con LU12 AM680 sobre sus inicios en la música y la importancia de difundir el tango en la región.

Nacido en Comodoro Rivadavia (Chubut), Anaquin construyó una presencia artística indiscutible en Santa Cruz. Por esa razón, en junio de 2024, el Honorable Concejo Deliberante de la ciudad capital lo distinguió por su trayectoria y su compromiso con la cultura local.

A lo largo de su carrera, se presentó en escenarios emblemáticos de Buenos Aires, como el mítico “Torquato Tasso” en San Telmo y la milonga “Los Laureles” en Barracas. También actuó en Casa Santa Cruz, acompañado por la cantante Sandra Cabal, conquistando al público porteño.

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FOTO: LEANDRO FRANCO/LA OPINIÓN AUSTRAL.

“Nací en Comodoro. Mi viejo laburaba en YPF y en ese tiempo lo trasladaban, por lo que tengo hermanos en Salta, Santiago del Estero, Mendoza y Santa Fe. Somos nueve hermanos”, precisó.

Asimismo, recordó: “Fui canillita de La Opinión Austral. Empecé a los 10 años. Con mis amigos íbamos a buscar los diarios a la calle Zapiola. Y vendíamos todos. También fui heladero. Fue una época que jamás me olvidaré”.

Aunque su padre prefería el folclore, género que sonaba constantemente en su hogar, el tango lo atrapó desde temprana edad. “Yo agarré el hábito a los 10 años. En ese tiempo no había muchos canales de televisión y los miércoles, a las 21, pasaban Grandes Valores del Tango. Y mi viejo lo miraba”, explicó.

Uno de sus recuerdos más nítidos de aquella época es cuando escuchó por primera vez una cinta de casete de Julio Sosa, apodado “El varón del tango“. “Me reventó más la cabeza haberlo escuchado a él que a Carlos Gardel. O sea, no es nada malo. Obviamente que Gardel es número uno, un monstruo que inventó el tango canción. Pero a mí me gustaba mucho la fuerza y la polenta que tenía el uruguayo, era tremendo”, afirmó.

Además de la pasión por la música, destacó la importancia de la práctica para dedicarse a esta disciplina. “En mi familia, que yo sepa, soy el primer cantante. Aunque mis hermanos cantan bien folclore, nunca se dedicaron. Y tenés que ensayar, sino no podés”, señaló. A su vez, comentó que en sus espectáculos suele ofrecer un repertorio variado: “Le ponemos entre tangos, valses y milongas al final y ahí hacemos un mix, siempre con un popurrí de Gardel”.

Darío subrayó que el respaldo de su pareja, con quien contrajo matrimonio recientemente, resulta clave en su carrera. “Es un sacrificio, tenés que ensayar y ensayar…. Realmente la mitad de los músicos, si no la totalidad, hace otras cosas: jazz, folklore y por ahí tienen compromisos”, explicó.

Complementar la música con el baile es otro aspecto fundamental para el artista: “Tendríamos que tener más milongas acá, hay que mezclar el tema de la danza con el canto. Es así, yo completamente agradecido cuando hay milonga y nos invitan. Así que bueno, eso es lo que va a pasar este fin de semana”, remarcó.

En ese sentido, lamentó que “también cuesta meter un número de tango en los festivales patagónicos. Faltan más lugares, pero igual hay que agradecer a la gente que nos brinda el espacio porque vos podés ser Gardel, pero si no te va a ver nadie, no te va a contratar nadie”.

Finalmente, acerca de la presentación de mañana en “La Casona”, que iniciará a las 21 horas, anticipó: “Va a haber musicalizador, van a poder bailar y escuchar tango. Con Trifona van a escuchar unos buenos tangos, vamos a hacer un repertorio lindo con Alejandro Mozzi en bandoneón y Lucio Monzón en guitarra”.

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