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A más de un siglo de los fusilamientos de 1500 peones durante las Huelgas Patagónicas, en julio de 2023, se realizó la primera ronda de testimoniales en el marco de la investigación penal para llegar a un Juicio por la Verdad que ofrezca a la sociedad conocer los hechos, sus circunstancias y partícipes, como así también reconocer la responsabilidad del Estado.
La primera ronda la abrió Amalia Mercedes Carrizo, nieta del peón Alejo López, fusilado por el Ejército el 22 de diciembre de 1921.
La segunda ronda, que inició este mes, comenzó con Isabel Soto, hija de Antonio “Gallego” Soto, quien lideraba los reclamos en la zona sur de Santa Cruz y continuó con Marcelo Serafini, historiador regional.
El proceso continúa avanzando y la semana pasada, el periodista Esteban Bayer, hijo del historiador Osvaldo Bayer brindó su testimonio ante el fiscal federal Dr. Lucas Colla del Juzgado Federal de Caleta Olivia, y la Dra. María José Román, única abogada que representa a la querella de familiares de las víctimas (NdR. La querella continúa abierta).
“Fue un momento muy importante, después de un siglo de los fusilamientos de los peones rurales, poder declarar ante la Justicia”, afirmó Bayer, desde Alemania, a La Opinión Austral.
En su testimonio, por videollamada, “le dije al fiscal que el que tendría que haber estado sentado acá declarando es mi padre Osvaldo que fue el que hizo todas las investigaciones, lamentablemente ya no está, en este sentido la justicia llega tarde, pero estamos confiados de que va a llegar”.
“Fue una responsabilidad y un honor muy grande asumir el rol de mi padre y ofrecer a la Fiscalía de Caleta Olivia tantos documentos y testimonios recogidos por mi padre a lo largo de su investigación, que me toque a mí hacerlo, fue muy especial”, valoró.
Los Bayer y las Huelgas
“La historia de la investigación de mi padre me acompaña desde muy pequeño. A fines de los años sesenta investiga esto, yo tenía apenas 9 – 10 años, pero ya era tema en casa porque se la pasaba investigando y escribiendo, siempre nos comentaba al pasar y nosotros, los cuatro hermanos, pescamos estas historias”.
El Esteban de nueve años no podría haber llegado a imaginar que la investigación iba a signar la vida de toda la familia.
De esos inicios, recordó: “Cómo él volvía entusiasmado de sus viajes y con sus anotaciones tras haber encontrado muchos testimonios y encontrarlo con un ánimo muy efervescente por cómo estaba avanzando“.
Después, en 1974, “de adolescente, tuve la oportunidad de seguir la filmación de ‘La Patagonia rebelde’ en la Patagonia. Después, a raíz de esa investigación, Osvaldo recibe amenazas que repercuten en toda la familia. Por haber investigado sufrimos todos nosotros, tuvimos que irnos al exilio, a Alemania, y nos marcó para siempre“.
Tesoros inesperados
Tras el fallecimiento del historiador en diciembre de 2018, su hijo Esteban se convirtió en el curador del archivo de su padre. “Le ofrecí a la Fiscalía proporcionar a la Justicia toda la documentación original que Osvaldo utilizó durante su investigación y que logró juntar”, señaló.
“Los documentos originales pasan de mapas topográficos de la época a fotografías, documentos, cartas originales, y sobre todo un intercambio de información también con aquellos protagonistas que en aquel momento todavía vivían, como los oficiales, salvo Varela, que estaba muerto. Todos los oficiales que Osvaldo va a visitar, lo reciben, lo que demuestra que tenía una credibilidad como historiador, incluso para los militares oficiales comprometidos con los fusilamientos que aceptaron en recibirlo y explicarles su versión de los hechos“, repasó.
Bayer reconoce que el material es “muchísimo”.
“Me encuentro con tesoros de la historia como son cartas originales, telegramas cifrados que en aquel entonces la gobernación del territorio de Santa Cruz le enviaba al Ministerio del Interior. Mucha documentación original que citaba en sus libros y de pronto, encontrar esos documentos originales para mí tiene una fuerza increíble. Ver cartas originales firmadas por Antonio Soto, (Ramón) Outerello u otros dirigentes o declaraciones de gente anónima que le mandaba cartas y le comentaba sus testimonios, parte de ese material lo utilizó en su libro, la mayor parte, pero hay otras cosas que por un problema de espacio no pudo aprovechar. Descubrir esto… son tesoros”.
Darse cuenta
Esteban Bayer no superaba los 10 años cuando su padre comenzó a investigar y tenía 16 cuando se filmó “La Patagonia Rebelde”. Como niño, y luego como adolescente no llegaba a comprender la trascendencia de los hechos que su padre investigaba.
“Una cosa es la noción de chico de escuchar anécdotas de investigaciones, otra cosa fue la filmación de la película, era hermoso ver a todos los actores y convivir durante semanas, ver cómo se hace una película, pero de la dimensión real de que hubo una masacre de 1500 peones rurales fusilados tomé conciencia en el momento en que me tuve que ir al exilio y tener que preguntarme por qué nos tenemos que ir del país por un libro y darnos cuenta que durante la dictadura hubo fusilamientos, secuestros, lo mismo que en la Patagonia Rebelde, ahí sí cambió el chip y nos dimos cuenta de la gravedad de lo que fueron esos fusilamientos”, explicó.
“No asumir responsabilidad hace que el peligro siempre esté latente”.ESTEBAN BAYER
Después, “todo cambió mucho más y también nuestro compromiso de seguir adelante y no quedarnos en sólo la historia de rememorar qué es lo que pasó hace más de un siglo. La sociedad argentina fue incapaz de darse respuestas como una sociedad democrática de lo que había pasado, darse cuenta que ahí había una masacre de huelguistas, de gente inocente, dentro de un marco constitucional que lo agrava muchísimo más y preguntarse ¿esto puede volver a suceder dentro de un gobierno constitucional? ¿qué constelaciones hubo hace 100 años que llevaron a esos fusilamientos, y esas constelaciones de poder se pueden repetir ahora o en el futuro? Son todas preguntas que uno se hace y llega a preguntarse por qué quedó en la impunidad, por qué quedó durante tanto tanto tiempo en silencio, por qué le cuesta a la Justicia 100 años empezar a investigar los hechos, por qué la Justicia demoró tanto, por qué el Congreso Nacional hasta hoy no logró investigar”.
En este sentido, manifestó: “Esta etapa preliminar a un Juicio por la Verdad es fundamental porque sabemos que los protagonistas de aquella época están todos muertos, pero las instituciones de la sociedad siguen existiendo, el Estado, las Fuerzas Armadas, la Policía, la Gendarmería, la Justicia, la Iglesia, la Sociedad Rural, todos esos organismos que conforman nuestra sociedad siguen existiendo y tuvieron su rol hace 100 años, callaron y nunca asumieron sus responsabilidades“.
“¿Qué hubiera pasado en nuestro país si inmediatamente después de esos fusilamientos hubiera habido un ‘Nunca más’ delineando las responsabilidades?, qué pasó, quiénes fueron las víctimas”.
Es imposible saber cómo hubiese sido el pasado y cómo sería el presente si los fusilamientos durante las Huelgas Patagónicas hubiesen sido investigados, y sobre esta ausencia, sostuvo: “Es una grave falla de nuestra sociedad, esa falla es el silencio, el no asumir las responsabilidades hace que el peligro siempre esté latente de que vuelva a suceder, tal vez no en unas dimensiones como en aquél entonces, pero sí un abuso de poder, en el sentido de que no se respeten las leyes como no se respetaron en aquella masacre, que no funcione el sistema democrático como tal, para frenar abusos de poder”, analizó.
Un escenario que resuena
La segunda ronda de testimonios se está realizando en un año signado por una gestión del Gobierno nacional que insiste en desarmar, entre otras cosas, las políticas de derechos humanos. En este escenario, la continuidad de la investigación ilumina en la oscuridad del negacionismo.
“Estamos impulsando este Juicio por la Verdad porque no nos queremos quedar en el pasado y solamente ver qué pasó hace 100 años, queremos saber cómo fue, quiénes dieron las órdenes, cómo se dieron, por qué la sociedad no reaccionó, por qué la sociedad aceptó en silencio todos esos crímenes. Comparado con la situación actual, nosotros vemos a un gobierno, a un presidente, a sus ministros, acusando de terroristas, de subversivos, de rebeldes a personas que están manifestando pacíficamente por sus derechos y los están acusando con adjetivos muy similares a aquellos con los que se calificaba a los peones rurales, ‘rebeldes’, ‘anarquistas’, ‘insurrectos’, que eran los que querían hacer la revolución, que estaban contra el Estado”, recordó.
En este sentido, señaló que “sabemos cómo terminó eso hace 100 años y hoy nos parece inimaginable que esto pueda volver a suceder, pero viendo las leyes y decretos que emanan desde el Ministerio de Seguridad con el apoyo de la Presidencia para luchar contra cualquier atisbo de protestas y de marchas entonces uno se comienza a preocupar, ¿hasta dónde la sociedad va a aceptar ese autoritarismo, esa falta de respeto hacia las reglas democráticas? ¿la sociedad está en condiciones de pararlo o lo vamos a aceptar como hace 100 años con el silencio? es muy preocupante”.
“Vemos esta etapa preliminar a un Juicio por la Verdad como una necesidad de la sociedad. Nos parece excelente que la Justicia a través de la Fiscalía esté actuando y tenemos que aprovechar para seguir adelante, nos da ánimo a seguir, sobre todo a aquellos familiares de víctimas de los fusilamientos de la Patagonia que quieren saber la verdad“, subrayó.
Consideró también que la segunda ronda de testimonios aporta, incluso, a que la sociedad conozca los hechos y se proponga una reflexión sobre cómo se enlaza esa parte de la historia con la actualidad.
“Que la Justicia por primera vez en más de un siglo esté investigando qué es lo que pasó en la Patagonia Rebelde es una gran satisfacción, no sólo personal, tiene que ver con nuestra sociedad, sabemos que se recuperó la verdad, pero ¿qué pasó? Hay mucha gente que hace el ejercicio de la memoria, defiende la memoria y la difunde, siempre decimos que nos hacía falta la justicia, nos sigue haciendo falta la justicia, pero confiamos, estoy completamente convencido de que la justicia va a llegar“, cerró.
Leé más notas de Belén Manquepi Gómez
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