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La avispa “chaqueta amarilla” es una especie exótica invasora que causa estragos en diversos sectores productivos. Llegaron a la zona sur de la Argentina en la década del ’80, ingresaron por Chile desde el norte de Mendoza, pasando por el Río Limay hasta Tierra del Fuego.

“Son avispas sociales, invasoras y depredadoras, con gran plasticidad fenológica que se adapta fácilmente a diversos climas, ambientes y suelos, motivo de su éxito e invasión en el mundo entero”, explicó Maite Masciocchi, investigadora del Conicet en el INTA Bariloche.

“Chaquetas amarillas”, las avispas “carroñeras” que afectan la producción en las estancias y pueden ser peligrosas para la gente“Chaquetas amarillas”, las avispas “carroñeras” que afectan la producción en las estancias y pueden ser peligrosas para la gente

Durante el mes de marzo, las avispas conocidas como “carroñeras” alcanzan su mayor cantidad, agresividad y actividad, atacando no sólo a los humanos sino también a las producciones regionales como la apicultura, la cría de ganado y la fruticultura.

Estas avispas carroñeras se alimentan a principios de la temporada de frutas, flores y jugos, mientras que durante el verano fundamentalmente comen proteínas de todo tipo, por lo que frecuentan lugares donde los humanos dejan restos de comida (asados, sándwiches) ya que cuentan con mandíbulas muy poderosas.

La picadura en humanos es “algo arriesgado porque el aguijón está muy cercano de la glándula del veneno, y éste es uno de los más peligrosos”, alertó la investigadora.

Cómo son las avispas “chaqueta amarilla”

Físicamente, la chaqueta amarilla se distingue por un tamaño que oscila entre 12 y 20 milímetros, con patas de color amarillo, antenas negras y un abdomen con bandas alternadas en amarillo y negro.

Además de su aguijón reiterado, su aparato bucal masticador le permite alimentarse de diversos alimentos, lo que la convierte en una plaga particularmente destructiva.

Cómo afectan las avispas “carroñeras”

En la ganadería, estos insectos atacan animales con heridas abiertas, alimentándose de los tejidos expuestos y agravando lesiones que pueden desencadenar infecciones adicionales, lo que repercute en la salud y el bienestar del ganado.

En la apicultura, depredan abejas melíferas, reduciendo drásticamente las poblaciones de colmenas y, con ello, la producción de miel y polen, especialmente en otoño cuando las defensas naturales de las abejas están debilitadas.

Además, en la agricultura, las “chaquetas amarillas” se alimentan de la pulpa de frutas como manzanas, peras, membrillos y uvas, disminuyendo tanto la calidad como la cantidad de la cosecha y generando pérdidas económicas que pueden llegar a cifras millonarias.

Esta plaga también impacta negativamente en el turismo, ya que la presencia de panales cerca de áreas recreativas y de picnic puede generar molestias y riesgos para los visitantes. Las avispas, conocidas por su agresividad, son capaces de picar a las personas en múltiples ocasiones debido a la característica de su aguijón, el cual les permite repetir el ataque sin morir. Esto, sumado al riesgo de reacciones alérgicas severas en individuos sensibles, convierte a un nido de estas avispas en una amenaza latente tanto en zonas rurales como en entornos urbanos.

Cómo combaten a las avispas “chaqueta amarilla”

El Consejo Agrario Provincial (CAP) intensificó sus acciones de control a fines de marzo, focalizándose en la eliminación de las obreras de Vespula germanica, las cuales son fundamentales para la supervivencia y expansión del nido.

Utilizando carne como cebo, los equipos especializados han colocado trampas en puntos estratégicos, especialmente en laderas cercanas a ríos y en proximidades de establecimientos productivos, con el objetivo de contener la propagación de esta plaga.

Esta estrategia busca no solo proteger las colmenas y los cultivos frutales, sino también garantizar la seguridad de los trabajadores del campo y preservar el equilibrio ecológico, que se ve amenazado por la competencia desleal de estas avispas con las especies nativas.

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