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Por Diego Lerena
(Especial para La Opinión Austral)
Mi relación con el Papa Francisco fue a través del padre Ignasi Salvat Ferrer, que fue superior de los jesuitas en Europa y quien me recomendó a través de una carta privada, manuscrita, un papel. Nunca más me olvidaré: con un bolígrafo azul, me la hizo ahí. Me dijo: “Esto se lo vas a llevar de mi parte”. Y siempre lo resaltaba. Me decía: “El Jorge Mario Bergoglio (le decía ‘El’), lo conocí, hincha de San Lorenzo…”. El padre Salvat desayunaba conmigo todos los días. De lunes a viernes, a las 11 de la mañana, me pasaba a buscar por mi despacho en el Tribunal Eclesiástico de Barcelona. Él era juez y yo era secretario. Y desayunábamos 15, 20 minutos todos los días. Y las vivencias del Papa me las contaba él: que lo había conocido en Roma, que habían estado juntos en España. Este sacerdote había sido superior de todos los jesuitas en Europa y había venido a la Argentina. Me contaba de las vacas, que él era también del San Lorenzo porque eran los mismos colores que el Barcelona y anécdotas, hasta que me dio esa carta. En el 2010, cuando volví a la Argentina, me fui a Buenos Aires unos días y así le dejé la carta en el Arzobispado de Buenos Aires. Estuve alrededor de 10 días. Así, me llamaron por teléfono. Era Elisa, la secretaria de Bergoglio. Me dijo que él había recibido mi carta y que le pasara el número de un teléfono fijo porque me iba llamar. Yo ya estaba en Río Gallegos. Le dí el número de teléfono de mi padres. Eran las vacaciones de julio 2010. Me llamaron un día por la tarde, un sábado por la tarde y era él, el mismo Bergoglio, Yo estaba en la casa con Mario y Martita, mis padres y estuvimos charlando casi 40 minutos. Me dijo que cuando fuera a Buenos Aires lo fuera a ver. Yo ya estaba trabajando de juez del Tribunal Interdiocesano de Córdoba. Me dijo que cualquier cosa que necesitara, contara con él. Después volví a Buenos Aires, mandé unos mensajes, él no estaba. No nos pudimos encontrar. Y a partir del 2013, cuando lo nombraron Papa, me respondió una carta que todavía tengo. “El Papa Francisco le agradece su carta…”. Muy emotiva, sin dudas.
El Papa fue muy respetuoso del ecumenismo, del diálogo, la paz y la justicia: soñaba por un mundo mejor. Tenemos que estar agradecidos por lo que nos tocó vivir con él al frente de la iglesia católica y todos los cambios que hizo.
Su ejemplo de austeridad en estos tiempos de tanta ostentación y vanidad, su lucha por los más vulnerables , “por los de la periferia”, a aquellos que les duele vivir, su voz potente y clara respetuosa de la justicia y la dignidad humana, y el sueño por un mundo en paz, son legados que nos deja marcados a fuego en el corazón de la Iglesia de Jesús .
¡Hasta siempre Francisco! Reza por nosotros.
(*) Diego Lerena, Doctor en Derecho por la Universidad de Barcelona. Fue Secretario del tribunal eclesiástico de Barcelona (España) y juez canónico del tribunal interdiocesano de Córdoba (Argentina),ex juez de Cámara de Santa Cruz.
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