2020 fue un año atravesado por la pandemia. A nivel mundial el coronavirus azotó comunidades que debieron reinventarse, mientras el sistema de Salud de cada Nación enfrentaba un virus desconocido. En lo que respecta a Santa Cruz, pero específicamente a Río Gallegos, además, fue un periodo de lucha y alzar la voz contra los abusos sexuales infantiles: la otra pandemia.

 


El 19 de noviembre, jornada en la que se celebra el Día Mundial de la Prevención contra el Abuso Sexual Infantil, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer que uno de cada cinco menores sufre abuso sexual antes de cumplir los 17 años.

 

Ese día, la capital santacruceña se movilizó. Las marchas comenzaron meses antes, luego de que se desatara una ola de denuncias contra pedófilos abusadores cuyas víctimas eran primas, sobrinas -o hasta hijas y nietas- u otras personas de su círculo más íntimo.

 

 

Fueron casi una decena de movilizaciones en 2020. Todas, frente al Tribunal Superior de Justicia. Foto: José Silva/La Opinión Austral

Las movilizaciones se centraron en el pedido de justicia. Fueron en el Tribunal Superior de Justicia -que pasó el 2020 prorrogando una y otra vez la feria judicial extraordinaria por COVID- y en los juzgados de instrucción locales.

 

Corremos el riesgo de la fuga. Queremos una prisión preventiva


Este año las marchas continuarán, aseguraron algunas familiares de víctimas de abuso a La Opinión Austral. Mientras, se aguarda que con el reinicio de la actividad judicial al 100 por ciento, las causas avancen y los abusadores sobre los que pesen indicios y pruebas suficientes de su culpabilidad, sean puestos tras las rejas.

 

La Justicia es lamentable. Si nos unimos podemos más que el poder

En las últimas horas, una de las referentes del grupo de madres que impulsa las movilizaciones para pedir justicia, fue notificada desde el Juzgado de Instrucción N° 1 a cargo de la Dra. Marcela Quintana que el abuelo de su hija fue procesado por el abuso que denunció, pero que continuará afrontando el proceso judicial en su contra, en libertad.

 

Los hechos habrían ocurrido desde que ellas tenían 8 hasta que cumplieron 11, hace ya varios años. En agosto del 2019, una se animó a hablar. Luego la otra se quebró, y también dijo haber sido manoseada por este individuo, que hoy tiene 65 años de edad.

 

Según pudo conocer este diario, la jueza Quintana procesó a I.J.R. sin prisión preventiva, por “abuso sexual gravemente ultrajante reiterado agravado por el vínculo -hecho 1- en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante reiterado doblemente agravado por el vínculo y por el aprovechamiento de su situación de convivencia preexistente -hecho 2-”.

 

 

Marcela Quintana, jueza que instruye la causa.

 

 

Además, se le trabó un embargo de $ 500 mil. Por lo pronto, no pisará una comisaría. “Teniendo en cuenta la ausencia de antecedentes criminales, habré de mantener el estado de libertad”, resolvió la magistrada, amparándose en el Artículo 293 del Código Procesal Penal.

 

El hecho de que nunca sea detenido, era algo que las familiares veían venir, en virtud de la avanzada edad del denunciado.

 

“Impotencia y tristeza”

“Son muchos sentimientos encontrados. Mucha impotencia, bronca y tristeza. Todo junto”, dijo la madre de una de las víctimas en contacto con LOA. “Esta carátula que dio la jueza Marcela Quintana por un lado me libera un poquito, porque a pesar de que se llevan dos años (NdR: la causa primero pasó por las manos de la jueza Rosana Suárez, quien luego debió excusarse) hemos logrado algo”, dijo.

 

La carátula libera un poco, en dos años, por lo menos hemos logrado algo

 


“Pero -agregó- es impotencia por saber que con esta terrible carátula que dictaminó, aún así va a seguir en la calle. En libertad. Calculo que nos notificaron juntos (a ambas partes), en horas en un día o en poco tiempo, corremos el riesgo de la fuga. Lo único que quiero es que le den una prisión preventiva”.

 

Buscarán llegar a la Fiscalía. “Vamos a marchar. Tiene que pagar por el daño que ha hecho, fueron dos nietas las abusadas. La gente que está en la Justicia es lamentable y la gente enferma está acostumbrada a entrar por una puerta y salir por la otra”, apuntó al cerrar que “así, esto no va a cambiar”.

 

 

 

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