“Ya nada retrocede” dice un fragmento de las tantas maravillas hechas canciones- de Luis Alberto Spinetta. Tampoco para la Asociación Ángeles Especiales, que transcurre su año número 16 desde su fundación. Particularmente, esta semana, volvió a las canchas.

 

Amplia convocatoria: la actividad en la costanera sumó también a las familias.

Sí, literalmente, después de meses sin actividades al aire libre a raíz del COVID-19, el parque Héctor Pirincho Roquel le abrió sus puertas. Una esperada invitación, con protocolo, para el desarrollo de jornadas que despiertan sensaciones indescriptibles en cada uno de los integrantes de esta comunidad con necesidades especiales.

 

“No sabés las ganas de venir que tenían acá. Les cambia el día. Es parte de su vida este lugar”, contó rápidamente un papá que acompañaba a uno de sus hijos en la costanera local. Muy cerca de ellos, La Opinión Austral se hizo presente para vivir una jornada -con mucha convocatoria- que se llevó a cabo con suma alegría.

 

La música sonó bien fuerte para que el 2021 les regale a los Ángeles y sus familias una mañana a puro baile con una exclusiva clase de zumba. “Estamos muy contentos. El encierro fue muy difícil, para ellos mucho más. Estas son actividades diferentes que los entusiasman de otro modo. No se quieren ir”, contaron desde la organización, con una sonrisa que dejaba contemplarse a pesar del uso de barbijos.

 

Estamos muy contentos. El encierro fue muy difícil, para ellos mucho más

Su 2020

En pandemia, fue una etapa compleja que intentó sobrellevarse adquiriendo diferentes propuestas virtuales. Un tiempo de aprendizaje y adaptación a la “nueva normalidad”.

Meses y meses sin poder encontrarse, para socios que -sin coronavirus mediante- llegan a alcanzar ocho horas de sus días junto a Ángeles Especiales. Una contención que se vio afectada por las restricciones para frenar los contagios.

“Tratamos de poder comunicarnos en esa modalidad. Siempre hubo contacto, quizá en mayor o menor medida, pero estuvimos siempre acompañándolos. Propusimos talleres en virtualidad y videollamadas permanentes”, expresó Carlos Ramos, profesor, poniéndole voz a la historia junto a La Opinión Austral.

 

Los ángeles -abrigados- no se quisieron perder la zumba.

 

Ángeles Especiales nació el 13 de septiembre del año 2004. Por ese entonces, un grupo de padres de hijos multiimpedidos- se animó a soñar. Hablamos de niños y niñas que contaban con la presencia de dos o más condiciones asociadas, ya sean dificultades físicas, sensoriales, mentales, de carácter social o emocionales.

El coraje de esos padres inició la búsqueda para que el proceso de escolaridad de sus hijos no terminara tan pronto. Puntualmente en ese tiempo la Escuela Especial N° 6 daba egreso a sus alumnos a los 15 años. A esa edad tan temprana, la etapa de educación se terminaba y eso se trataba de una dura noticia para las familias.

 

La semilla

A partir de esa necesidad, las gestiones se intensificaron para concretar la creación de un centro que incluyera talleres como en la escuela- junto a las terapias correspondientes. La búsqueda implicaba reunir todas las necesidades en un solo lugar (almuerzos, meriendas, terapias y actividades).

 

Fueron nueve los beneficiarios que firmaron el valioso documento para la gestación de una asociación que abrazó desde un principio a cada uno de sus integrantes. Una segunda casa para muchas familias, iniciaba su ansiado trayecto.

Hogares

Las primeras llaves abrieron la locación de la asociación en calle Rivadavia de la capital santacruceña. La solución para tantas barreras sociales empezaba su ruta de apoyo en nuestra ciudad.

 

“Lo manteníamos abonando un alquiler”, cuenta el profesor Carlos Ramos. Él, además es parte de la Comisión Directiva y partícipe desde el día uno de AE: “Arranqué siendo un profe más, desde el 2004. Poco a poco me fui apropiando de la institución y hoy es gran parte de mi vida”. Una institución que siempre se mantuvo en alza, incorporando la chance de que las demandas sean cubiertas.

En los primeros trazos de recorrido, había un cierto rango de edad que imposibilitaba el acceso de algunas familias. Eso, de manera muy veloz, pasó a ser una anécdota a partir de la creación del Centro de Estimulación Temprana los cariñosamente llamados Angelitos– que recibía a los infantes de 0 a 14 años.

 

 

CET tiene la dirección a cargo de Natalia Cuyo. Por otra parte, en el barrio San Benito, se ubica el Centro de Día con su director Gerónimo Rivero. “Contar con edificios propios fue un avance más importante”, recordó Ramos, retrocediendo por los cimientos de Ángeles Especiales.

 

El tercer hogar, se trata del Centro Educativo Terapéutico que tiene como directora actualmente a Claudia Taboada-. Dentro de este amplio campo, el espacio permitió también incluir a las modalidades adquiridas, “Ángeles” con secuelas a consecuencia de accidentes.

De igual importancia, desde el núcleo de la asociación, alientan a los riogalleguenses a poder proponer actividades de todo tipo y poder visitarlos: “A los chicos les encanta recibir visitas, lo toman con mucha felicidad. Cualquier actividad, que sea beneficiosa para ellos, es bienvenida. Nosotros nos adaptamos a las propuestas y no hay nada que nuestros ángeles no puedan hacer”.

 

Es así: miembros, profesores y asistentes le buscan la vuelta en pos de garantizarles un buen -y diferente- momento a esas necesidades especiales.

El crecimiento fue enorme, se disparó de manera exponencial para felicidad de tantas realidades, que empezaron a transformarse. Lo hacen gracias a este movimiento, que pretende escudar a quienes conviven con múltiples discapacidades.

Eso llevó a un incremento de los ingresos y consecuentemente más personal en todos los ámbitos: maestranza, cocina, asistencia, profesores, terapeutas y transportistas. Son innumerables los involucrados en estos 17 años de existencia, aunque es importante no olvidar a sus pioneras, Nadia Lafuente y Violeta Oyarzún.

Esta última, presidenta actual de la Asociación Ángeles Especiales. Tampoco a Liliana Pineda, profesora y referente en el Centro de Día.

El presente

Este marzo de 2021 acoge 135 integrantes, que encuentran en Río Gallegos un equipo dedicado a la contención y el amor.

“Duro es el camino y sé que no es fácil, no sé si habrá tiempo para descansar. Como padres de un niño especial, al principio puede parecernos duro. Después vamos entendiendo porqué fuimos elegidos por estos Ángeles. Es porque podemos, aunque no sea fácil. Luego agradecemos por haber sido elegidos, y tener la oportunidad de vivir un amor a lo grande. En esta aventura, de amor y de coraje, sólo hay que cerrar los ojos y echarse a volar”, dice una pequeña parte de la presentación en su sitio web (www.angelesespeciales.org.ar).

 

Carlos Ramos, profesor y miembro de la Comisión Directiva.

 

La actualidad, a paso lento, va dejando atrás los sinsabores de un año de encierro y distanciamiento para Ángeles Especiales. De a poco el sol vuelve a brillar, para familias que tuvieron vallada la compañía -presencial- indispensable para este hogar santacruceño.

 

Ángeles Especiales suma 135 beneficiarios entre niños, jóvenes
y adultos

 

“Por algún inconveniente, por ejemplo un transporte que se rompe, tenemos que cancelar actividades y eso es algo que nuestros ángeles no soportan”, cerró Ramos.

Es que claro, un tiempo menos en ese territorio que los incluye y acompaña, es lo peor que les puede pasar. Vivir ese día a día, para ellos es la gloria, y a partir de esta semana festejan un nuevo amanecer de oportunidades.

 

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