El cuarto día del juicio por el crimen de Vicente Maillo fue muy emotivo, tanto para los imputados como para seres queridos en diferentes momentos del debate.

Al igual que el miércoles, la valoración de pruebas se realizó en el salón de usos múltiples de la Escuela de Formación Policial y contó con los testimonios de allegados y exempleados de la peluquería de Susana Reina, la viuda del comerciante y una de las imputadas por el crimen.

Reina cuenta con el asesoramiento legal de Carlos Telleldín. Él además se encuentra velando por los derechos y garantías de Luis y José Maximiliano, hijos de la mujer que también están acusados de haber pergeñado un plan para terminar con la vida de Vicente.

 

Susana Reina siendo escoltada antes de un cuarto intermedio.

 

La jornada del jueves comenzó con un pedido de la defensa en relación al apoderado de la querella, que -el miércoles- había hecho una llamativa declaración y había asegurado haber hecho algo por sobre la ley, ya que la Justicia y la Policía no avanzaban en la investigación.

 

Se trata de Osvaldo Saldivia, quien estaba como querellante por Ana Maillo y, durante su testimonio como testigo el miércoles, aseguró ser amigo de Luis Águila (NdelR: en aquel momento comisario a cargo de la Comisaría Segunda y de las averiguaciones) y haber conversado con él. La autoridad policial le dijo que manejaba la hipótesis de la familia.

 

Por esto, Saldivia decidió reunirse con José Maximiliano y Luis en su estudio jurídico. El abogado dijo haber hecho una “cámara oculta” y el miércoles aseguró: “Y si me cae todo el peso de la ley o una consecuencia para mí, bienvenido sea, lo hice porque la investigación y la Justicia estaban a la deriva”, dijo.

 

Para la defensa, la acción de Saldivia fue grave éticamente y pidió que fuera apartado. El tribunal encabezado por Joaquín Cabral, junto a Jorge Yance y Enrique Arenillas finalmente dio lugar al pedido y, en la mañana de ayer, Ana Gloria fue llamada para comunicarle la novedad. De igual manera, Erica Schupbach continuará velando como querellante.

 

 

Durante la jornada, que duró siete horas, divididas entre la mañana y la tarde, gran parte de los testimonios fueron de exempleadas de la peluquería Reina, ubicada en la calle Magallanes al 200, y de algunos allegados y vecinos, además del testimonio de un efectivo policial.

 

Las preguntas que, en su mayoría, fueron realizadas por el fiscal de Cámara, Iván Saldivia, tuvieron como finalidad reconstruir lo que pasó en los días previos al hecho, la actitud de Susana Reina antes, si era común ver a “Luigi” y a José Maximiliano y cómo se enteraron del homicidio.

 

Cabe recordar que anexa a la peluquería se encontraba la casa de María del Carmen Espiritoso, la madre de Reina, quien -en un primer momento- se había hecho cargo de haber sido la autora intelectual del crimen, pero en octubre de 2019 falleció.

 

En este punto es dable recordar que desde la Fiscalía se preguntó qué postura tenían los hijos de Reina en los días previos: si utilizaban la puerta del costado (por el patio) o usaban la conexión entre la peluquería y la vivienda para entrar a la misma.

 

Tal como viene pasando desde el lunes, los imputados llegaron al debate escoltados por el Equipo de Protección Personal (EPP), en el marco de las medidas sanitarias por el COVID. Como novedad, quizás por las bajas temperaturas, Reina llegó con una campera larga color bordó y negro.

 

Lorena, una mujer que sólo trabajó durante tres meses de 2017, fue la primera en dar su testimonio frente al tribunal. Ella conocía a Luis de su época escolar y, obviamente, a Susana que era su empleadora. No aportó mayores datos de relevancia para la causa que está siendo juzgada.

 

Uno de los puntos álgidos de la jornada y que terminó con la imputación de una mujer por falso testimonio fue el de Patricia A. Una amiga de toda la vida de Vicente que dijo conocerlo desde que tenían siete años y que mantuvieron su relación hasta la muerte del comerciante.

 

Personal de la Cámara Oral revisando evidencias.

 

“Él no era de hablar de sus cosas personales, era muy reservado el Gallego (apodo con el que mucha gente conocía a Vicente); desde hace un tiempo, más o menos dos años, que empezó a abrirse conmigo, no sé por qué lo hacía”, comenzó diciendo la mujer.

 

Luego comentó cómo se enteró de la muerte del comerciante. Aseguró que cerca de las diez y media del 16 de noviembre le comentaron que a Vicente lo asaltaron y lo mataron.

 

Según el testimonio de Patricia, ella aseguró haber llamado en tres oportunidades a Casa Maillo (uno de los locales que tiene la familia) y, en el último, alguien le atendió y le cantó: “Se van a quedar con las ganas de viajar” y le luego le cortó. La mujer dijo que le pareció algo salido de una película de terror.

 

Luego las preguntas para con la testigo se enfocaron en la relación previa que tenía con el comerciante y ella dijo frente al tribunal que, en su momento, “lo notaba agobiado, me había dicho que no quería viajar con ella, que iba a cortar con ella después del viaje”.

 

Además, según Patricia, Vicente le había comentado que en un viaje a Buenos Aires había visto a la novia de “Luigi”, con muchas bolsas de ropa cara y que su otro hijastro, José Maximiliano, “no le servía para el negocio: No tiene ganas de aprender y encima me afana plata”.

 

La defensa señaló a Patricia como “la amante de Vicente” y, al momento de hacerle preguntas, ahondó en cuestiones personales. Le preguntaron cuántas veces y en qué horarios veía al comerciante y ella aseguró que en algunos casos lo veía después de la una de la madrugada, aunque se defendió diciendo: “Algunas veces sola y a veces con mi marido”.

La mujer aportó el número de teléfono que tenía en ese momento (y que continúa siendo el mismo) y se revisó el registro de llamadas a Casa Maillo en la mañana del 16 de noviembre.

Ninguna de ellas vino del celular de la mujer, por lo que la Fiscalía dio lugar al pedido de la defensa y esta fue imputada por “falso testimonio”.

 

La mujer dijo haber llamado a Casa Maillo, pero ningún llamado salió de su celular

 

Un joven de apellido Anglesio, desde Buenos Aires, también prestó declaración, aunque no aportó mucho a la causa. Dijo ser amigo de “Luigi”, que lo veía teniendo un buen pasar. Conocía a la familia, aunque desconocía los ataques de pánico que él sufría.

 

Otro de los puntos más relevantes de la jornada fue el de Matulich, el policía que trabajaba en Criminalística y que fue el primero en fotografiar la escena del crimen. Con ayuda del proyector, el personal del área Técnica de la Cámara Oral dispuso las primeras imágenes.

 

En ese momento, Cabral preguntó a los imputados si querían estar presentes a la hora de mostrar las fotos. Los hermanos Maillo decidieron no hacerlo y fueron escoltados a una sala contigua.

 

Erica Schupbach, abogada querellante, hablando con su asesora.

 

La Opinión Austral estaba en el lugar y pudo ver las imágenes, pero por respeto no ilustrarán esta nota. Mientras Matulich ubicaba desde dónde tomó las fotografías, Reina se mostró visiblemente conmocionada.

 

En un momento, la mujer entrelazó sus dedos a la altura de sus cejas para no ver y dejó caer algunas lágrimas. Por su lado, Christian Etchebarne se mostró completamente serio.

 

Ya en la tarde de ayer, el testimonio de Patricia Acosta, la esposa de José Maximiliano, fue otro de los más relevantes del jueves. Apenas ingresó, su marido se ruborizó y, luego de unos momentos, lloró un poco.

 

Acosta fue consultada sobre cómo se enteró del hecho y lo que hizo después. Dijo que acompañó a José a dejar un cartel de “cerrado por duelo” en Casa Maillo y que él se metió a la oficina de su papá unos minutos, sin llevarse nada.

 

Antes de levantarse, Patricia, entre lágrimas, le preguntó al tribunal si podía darle un beso a su esposo. Ahí, José finalmente se quebró y fue consolado por “Luigi”. El beso llegaría después, tras un cuarto intermedio.

 

Antes de irme, ¿puedo darle un beso a mi marido?

 

Las declaraciones de las empleadas fueron, en algunos casos, contradictorias. Algunas aseguraron ver muy seguido a los hijos de Susana en el local, otras muy poco, pero todas aseguraron lo mismo: en los últimos días ellos no entraban por la peluquería, sino por la puerta del patio. “A mí me pareció muy raro”, aseguró una de las mujeres.

 

 

 

Además, todas indicaron que en la semana previa del crimen notaron muy rara a Reina. “La veía muy demacrada, dejada, como ida”, dijo una de las exempleadas en relación a su aspecto.

 

Yo veía a Susana Reina muy decaída, muy demacrada

 

En esta jornada se retomará el debate y uno de los testimonios más esperados se realizará: el de Luis Águila, el excomisario a cargo de la Seccional Segunda que viajó a Buenos Aires para capturar a Christian Etchebarne.

 

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