“Lo único que sé es que había pedido que hasta el domingo no lo molestaran porque iba a estar con otro chico de nombre Zaeta”, declaró Wilson Gastón Vega, amigo íntimo de Fabián Gutiérrez, la tarde del viernes 3 de julio del 2020, cuando todavía lo sucedido con el exsecretario presidencial era un misterio.
Fue una de las tantas testimoniales tomadas en la Comisaría Primera que orientó al juez Carlos Narvarte y a los investigadores a poder esclarecer su homicidio, uno de los más resonantes registrados en el último tiempo en Santa Cruz y cuyos avances, testimonios e imágenes exclusivas, han sido develados por La Opinión Austral.
El sepelio en Río Gallegos, en agosto de 2020. FOTO: JOSÉ SILVA / LA OPINIÓN AUSTRAL
El empresario no daba señales de vida desde el mediodía. Su hermana, Cecilia Martinovich, le envió mensajes privados por Instagram a los amigos de él, pero nada. Nadie sabía dónde estaba.
El primer cimbronazo fue con el hallazgo de su camioneta dañada en su retrovisor izquierdo, en la entrada de su casa en Santiago Perkic 124. En el inmueble, estaba todo ordenado y algunas luces encendidas. Teresa García, su madre, dio la alarma.
Fue torturado y enterrado en El Calafate. Aquí encontraron el cuerpo. FOTO: AHORA CALAFATE
Minutos más tarde los amigos de Gutiérrez ayudaron a la familia a dar con su teléfono celular. El iPhone fue geolocalizado en un descampado.
“La última vez que nos reunimos estuvo bajoneado, porque había peleado con su pareja, Mauro, que vive en Buenos Aires”, agregó en otro fragmento de su testimonial su amigo, quien a la vez era su personal trainer.
La madrugada del 1 de julio Fabián Gutiérrez se había juntado con algunos amigos y comentó de esa situación, a pocos días de regresar a El Calafate.
Conforme fueron pasando los minutos, cientos de policías fueron abocados al operativo de búsqueda.
El ministro de Seguridad Lisandro De La Torre, que se encontraba junto al jefe de Policía José Luis Cortés en Río Turbio, viajaron apenas fueron anoticiados de su desaparición hacia la villa turística, llegando allí a la tarde-noche, mientras el subjefe de Policía, Juan Carlos Guanes, supervisaba el trabajo policial.
Documento exclusivo. La reconstrucción: Así fue como lo asesinaron.
Los primeros avances en la investigación fueron logro del personal de comisaría, bajo coordinación del aquel entonces jefe de la Unidad Regional Suodeste, comisario inspector Sergio “Checho” Vera. Con su experiencia en la Dirección de Investigaciones (DDI), orientó la toma de testimoniales, rastrillajes y pericias.
El Zaeta del que hablaban en el círculo íntimo de Gutiérrez era Facundo, un joven de 19 años, nieto de Oscar (71), el más tradicional escribano de El Calafate.
La Policía lo llevó a declarar. Admitió reunirse con Fabián -con quien dijo “teníamos una relación con derecho a roce”– la noche del 2 de julio. Y manifestó que él lo pasó a buscar en su camioneta y en la casa del empresario bebieron champagne, pero que luego lo llamaría “Marcelo Franco que le solicitó unos dólares, y a las 22:30 me trajo de vuelta a mi casa y yo me junté con dos amigos, Facundo Gómez y Pedro Monzón, hasta la 01:00”.
Facundo Zaeta.
Era cuestión de horas nada más para que el juez Carlos Narvarte y la fiscal Natalia Mercado pudieran desentramar lo que había sucedido con el empresario.
El trabajo de la División Criminalística, a cargo del comisario mayor José Luis Oyarzún, hoy superintendente de la Policía Judicial e Investigaciones, fue determinante.
Tal es así, que esa misma noche el magistrado se arriesgó a remarcar ante la prensa local: “BUSCAMOS UN CUERPO” (NdR: así tituló La Opinión Austral en su tapa del 4 de julio del 2020). Es que los pesquisas descubrieron con luminol sangre por doquier en la casa del desaparecido. Además de encontrar ropa con sangre.
“Buscamos un cuerpo”. 4/07/2020
Los allanamientos para detener a Zaeta (19), Gómez (20) y Monzón (18) fueron inminentes. Todos ellos, ya habían declarado ante la Policía.
En sólo unas horas, el más joven -de pasado judoca- se quebró ante el juez y admitió el crimen. Señaló el lugar exacto en donde habían semi-enterrado el cadáver de Fabián Gutiérrez. “Le pedimos plata y lo golpeamos”, “Zaeta le cortó el cuello con un cuchillo”, fueron algunas de sus frases.
Facundo Zaeta, Facundo Gómez y Pedro Monzón.
Las autoridades lo encontraron cerca de una cabaña que Facundo Gómez alquilaba. Allí, tenía plantas de marihuana. Ese mediodía del 4 de julio, Carlos Narvarte descartó por completo que se tratara de un “crimen político”, como intentaron instalar algunos medios nacionales. Días más tarde, en una exclusiva con La Opinión Austral, el magistrado remarcaría que el caso “se resolvió muy rápido”.
“Extorsión y muerte”. 5/7/2020
Los días subsiguientes fueron muy movidos. Además de a Facundo, el juez había ordenado detener a Agustín (23 años, su hermano) por complicidad. Es decir, ayudarlo a deshacerse de elementos que lo terminaron incriminando, como ropa con sangre.
Los hermanos fueron defendidos por el reconocido penalista Carlos Muriete -fallecido este año por Covid- y el “rey de los saca presos”, Carlos Telleldín. Lograron la liberación del mayor.
La Justicia logró reconstruir que horas antes de ser asesinado, Fabián Gutiérrez se reunió efectivamente con Facundo Zaeta (sus últimas imágenes con vida fueron en “Distrisur”. Mientras compraba, Facundo lo esperaba en la camioneta).
Esa noche del 2 de julio, el joven calafatense lo golpeó en la cabeza y lo noqueó luego de que ingresaran a la casa del empresario, e hizo entrar a sus dos “amigos”.
Última imagen con vida. Compró papas, limones, pan lactal y agua.
“Le pegué dos golpes en la mandíbula, porque practico boxeo, y lo desmayé”, dijo Zaeta en su indagatoria que realizó a través de un escrito asesorado por sus abogados.
¿El objetivo?, según consta en el expediente, Zaeta quería “el dinero de la corrupción” e involucró a Gómez para que lo ayudara a robárselo. Éste, a su vez, convocó a Monzón, quien trabajaba en la concesionaria de autos de su padre, Martín Gómez.
Lo ataron a una silla y lo torturaron. Le pegaron con todo lo que tenían a mano, exigiéndole dinero y las claves de sus cuentas bancarias. El grado de sometimiento quedó demostrado en la autopsia realizada en Río Gallegos por el especialista Francisco Echandi.
Agustín Zaeta, libre. 10/7/2020
Gutiérrez murió por “asfixia mecánica por compresión cervical extrínseca por estrangulamiento a lazo”, y el mecanismo de la muerte fue la anoxia encefálica. Es decir, lo estrangularon.
En este punto, los dos más complicados de cara a la elevación de juicio que está próxima a realizarse son Gómez y Zaeta. Ambos se acusan entre ellos sobre la responsabilidad material de la muerte del empresario.
Además, Zaeta, a quien la mayor cantidad de pruebas apuntan hacia él como el “cerebro” detrás del robo que salió muy mal, intentó desligarse también de ello, apuntando hacia Gómez. Así lo sostuvo en su declaración escrita ante el juez en la que deslizó que su amigo “se junta con gente pesada” y que fue “directamente a matarlo”.
Fabián Gutiérrez murió a sus 46 años.
A Gutiérrez no pudieron sacarle más que un par de billetes esa noche, y lo llevaron en su propia camioneta hasta calle Cañadón Seco. Allí, en un sector de cabañas, lo habrían ocultado en el baño sólo Zaeta y Monzón. Gómez se había retirado por su cuenta.
Según el relato de los dos jóvenes imputados, lo dejaron allí y se fueron. Pero el cuerpo fue encontrado semi-enterrado horas más tarde. La incógnita que aún no se devela del todo es si hubo terceras personas involucradas. No en el homicidio, para el juez está claro que fueron Zaeta, Gómez y Monzón, pero nunca se logró establecer o descartar con seguridad si no hubo colaboradores a la hora de intentar ocultar el cadáver del exsecretario presidencial de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
Exclusiva con el juez. 12/7/2020
En este punto, entraron a jugar los abogados penalistas, de un lado y del otro. Muriete y Telleldín apuntaron a cierto vínculo económico entre Gutiérrez y Martín Gómez, aportando evidencias en cómo el empresario “inyectó” dinero en la agencia de autos Cv Calafate.
Otro misterio, es que nunca pudieron acceder al iPhone de Gutierrez. Que llegó “roto” a Gendarmería Nacional de Buenos Aires. Narvarte espera respuesta de Apple, para acceder a la nube.
Monzón se puso del lado de Gómez. Su amigo y “jefe”. Cuando estaban en la misma comisaría detenidos le pasó papelitos para condicionarlo. “Pensá las cosas antes de hablar, no me incrimines”, escribió en una nota.
La confesión. 16/7/2020
“Había sangre, muchísima sangre, el cuerpo de Gutiérrez estaba boca arriba en el baño, ya estaba muerto. Zaeta estaba sacado y nos amenazaba, hicimos todo bajo presión”, declaró finalmente el joven judoca.
Para la instrucción quedó claro que Zaeta (imputado como autor del homicidio) planificó todo, y Gómez y Monzón (co-autores) lo ayudaron, pero, ¿hubo más complices?
Leé más notas de Juan Manuel Reyna
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario