Javier Guerreiro le envió en 2015 un mensaje a Ariel Holan (actual entrenador de la Universidad Católica de Chile). Quería ir a observar los entrenamientos de Defensa y Justicia. Había conseguido el número a través de un conocido.

 

 

 

Holan, en lugar de contestarle por WhatsApp, lo llamó y le dijo que no había problema. Le comunicó que DyJ entrenaba en Bosques, provincia de Buenos Aires, y que fuera a observar.

 

 

 

 

Sin preámbulos, Guerreiro decidió ir. Sacó un pasaje y se fue a Buenos Aires. Paraba en Palermo, Capital Federal, y todos los días se iba en tren hacia Bosques. El viaje tardaba casi dos horas.

 

 

 

 

En los primeros días quedó sorprendido con la simpleza de los entrenamientos que realizaba Ariel Holan.
“Yo me esperaba una cancha minada con conos y con holandeses. Nada de eso. Muchos fundamentos y hacía hincapié en el aspecto técnico del jugador. Su metodología está basada en el control y en el pase”, remarcó Guerreiro, director técnico de Jorge Newbery de Comodoro Rivadavia, a La Opinión Austral.

 

 

 

 

 

Holan le mostraba la planificación de los partidos y de los entrenamientos. Guerreiro contó que, durante esas semanas, se dio cuenta que quería ser técnico.

 

 

 

 

El joven entrenador de Newbery (34 años) viene de una familia futbolera -su padre fue entrenador-.
Es zurdo. Jugaba de volante por izquierda o de enganche. Pero a los 22 años se terminó su corta carrera.
Jugaba para Universitario. A los 3 minutos, en un encuentro ante Ameghino, se rompió el ligamento cruzado y nunca más se puso los pantalones cortos.

 

 

 

 

 

A los 26 años, comenzó a hacer el curso de técnico de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (ATFA) y se recibió tres años después.
Rápidamente se enamoró de la idea de Marcelo Bielsa, entrenador argentino de Leeds de Inglaterra. Le gustan los equipos protagonistas y que deciden ser ofensivos durante todo el encuentro.

 

 

 

 

Pero la práctica lo bajó a tierra: no se puede jugar siempre igual y hay que tener en cuenta las características de los jugadores. Desde ese momento, se considera un técnico pragmático y sus equipos mutan a lo largo de los encuentros y de los campeonatos.

 

 

 

 

 

La primera posibilidad de estar al frente de un club se le presentó en 2016. Sarmiento de Chubut, que juega la Liga de Comodoro Rivadavia, lo contrató.
Juntó sus cosas y se fue hacia Sarmiento. También dirigió a Petroquímica de Comodoro Rivadavia, Independiente de San Julián y actualmente está en Newbery.

 

 

 

 

 

LOA: ¿Cómo fue el primer paso en Sarmiento?
JG: Hicimos un gran primer campeonato. Nuestro objetivo principal era terminar detrás de los poderosos de acá: La CAI, Newbery y Huracán de Comodoro. Lo pudimos cumplir. Terminamos cuartos y clasificamos al Federal C de 2017. Fue muy lindo porque Sarmiento es un pueblo y el Federal C se vive de una manera muy especial. Todo el pueblo nos seguía. Eso tienen estos torneos que, increíblemente, querían eliminar.

 

 

 

 

LOA: ¿Qué resultados obtuvieron en el Federal C?
JG: Llegamos a semifinales. En números, es la mejor campaña en la historia de Sarmiento. Nunca había llegado a una semifinal. Nos eliminó USMA, que luego ascendió. Lo bueno es que no nos reforzamos. Seguí chicos de la liga de los barrios y los sumé. Debutaron chicos que ni siquiera habían jugado la liga federada local. Hicimos una muy linda campaña y sigo en contacto con la gente de allá. También muchos jugadores pegaron el salto. Bruno Pintos vino a Huracán de Comodoro. Kendry Tejada hoy está en Villa Mitre de Bahía Blanca.

 

 

 

 

 

LOA: Y luego arreglaste en 2018 con Petroquímica.
JG: Sí, es un club grande de Comodoro y no atravesaba un buen momento. Estaba peleando el descenso y me seducía eso: agarrar un equipo caído y levantarlo. Era un desafío muy grande. Hicimos un gran torneo y terminamos terceros. Le ganamos a Huracán y a Newbery. La última fecha del campeonato jugamos con Newbery. Si ganaba, salía campeón. Decían que no íbamos a poner todo porque el clásico de Petroquímica es Huracán, pero le ganamos 4 a 0 en el Estadio Municipal. Terminó saliendo campeón Huracán. Por las vueltas de la vida, después terminé en Newbery. En Petroquímica nos salvamos del descenso y terminamos arriba. No llegamos a un acuerdo y me fui.

 

 

 

 

 

LOA: ¿Cómo llegó la oferta de Independiente de San Julián?
JG: Estaba la oferta dando vueltas. Me habían hablado muy bien del club. Luis Palma había empezado un proceso y luego lo continuó Carlos Padín. Así que acepté la posibilidad y jugamos el Torneo Regional Federal Amateur.

 

 

 

 

LOA: Y te fuiste solo a San Julián.
JG: Sí. Pude llevar refuerzos de Comodoro. Todos chicos de 17, 18 y 19 años, que estaban dando sus primeros pasos.

 

 

 

 

LOA: Fue un regional histórico para Independiente.
JG: Compartimos el grupo en el regional con Deseado Juniors, Catamarca y Olimpia de Caleta Olivia y San Lorenzo de Perito Moreno. Terminamos primeros. Hicimos mucho esfuerzo. Entrenábamos triple turno. Avanzamos a cuartos de final y vencimos a Cuervos del Fin del Mundo de Ushuaia por penales. Pasamos a semifinales y nos tocó Boxing Club, que se había armado para ascender al Federal A. Perdimos 2 a 1 en San Julián. Partido raro. Íbamos ganando 1 a 0 y se nos escapó en el segundo tiempo. La vuelta perdimos 6 a 0. Pero bueno. Tengo el recuerdo de la gente de San Julián que nos acompañó. Me llevé muy lindos recuerdos del pueblo. Independiente es un club que no para de crecer.

 

 

 

 

LOA: Ahí se te dio la oportunidad de llegar a un club muy popular de Comodoro Rivadavia…
JG: Llegó la oferta de Newbery y ni la dudé. Para mí era algo muy importante llegar a uno de los clubes más grandes de la Patagonia. La gente que mueve Newbery es increíble. Es un club que debería estar, mínimamente, en el Federal A. Salimos campeones de la Liga local y clasificamos al Regional 2020.

 

 

 

 

LOA: Tácticamente, ¿cómo describirías a Newbery?
JG: Yo venía de hacer un trabajo muy físico en Independiente. Sabía que ese trabajo no lo podía hacer. Tenía que mutar y adaptarme a los jugadores. Seguí el esquema que había. Vi que el 4-4-2 nos iba a sentar bien. Éramos un equipo intenso, agresivo y la idea fue explotar las bandas. Terminamos punteros en la zona. La gente estaba muy ilusionada.

 

 

 

 

LOA: ¿Qué panorama hay en Comodoro ante la incertidumbre del regional?
JG:
Hace seis meses no podemos hacer nuestro trabajo. El panorama es cada vez más oscuro. Uno no sabe qué va a pasar. Íbamos a arrancar el 7 de septiembre y ahora lo patearon para octubre. Si bien uno es realista, sabe que la salud está primero, pero uno también necesita trabajar. Y necesitamos una respuesta, no que la pateen.

 

Leé más notas de La Opinión Austral