Esperando para arrancar con los mates y una música como compañía, Manitos Verdes, un proyecto solidario ubicado en el barrio Madres a la Lucha, le abrió sus puertas este sábado a La Opinión Austral.

 

Manitos Verdes, nació en 2017 como un proyecto invernadero en el barrio. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

Algunos minutos después de las 9:30 en Río Gallegos, la cocina ya se había puesto en marcha. Aunque las jornadas, para la elaboración de los menús populares, de cada sábado, arrancan el día anterior en una suerte de adelanto de trabajo. Trabajo que nació hace más de cuatro años a fuerza de empuje y corazón.

 

A todo ritmo, con el aporte de todas las manos, para cocinar más de 300 porciones. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

Se trata de un grupo de colaboradoras, que -desde el 3 de marzo de 2017- regalan dedicación para los que más lo necesitan. El proyecto comenzó en su momento siendo un invernadero donde niños y niñas se acercaban a compartir enseñanzas para el propio cultivo.

“Hay nenes que al día de hoy han tenido sus primeras cosechas con semillas que se llevaron de acá”, contaban desde José Ingenieros al fondo. La actualidad los encuentra siendo el brazo salvador de muchas familias -durante los fines de semana- aportando el tan ansiado plato de comida.

 

Actualmente, más de 70 familias se acercan a buscar el menú cada sábado

 

Mónica López (41), una de sus referentes, pausó unos minutos sus tareas para compartir detalles de una historia que merece reconocimiento: “Pasó el tiempo y no es sólo gente del barrio la que busca el menú, se acercan de otros barrios”. Con recursos que no sobran, la voluntad de cada una de las colaboradoras se ve reflejada en los rostros cubiertos con barbijos- que sonríen en el transcurso de sus tareas.

 

La oportunidad de poder aportar un plato de comida a la comunidad, comenzó con el armado de 60 porciones que hoy ya alcanza las 300 para más de 70 familias.
Con una pandemia, que afectó a todos, los esfuerzos se redoblaron y no hubo pausa para la solidaridad: “Durante todo este contexto, ayudamos a las familias aisladas acá en el barrio”.

 

Como en todo el tiempo de charla con LOA, una de las fundadoras de este proyecto no se cansó de agradecer los distintos aportes: “Siempre tenemos alguien que nos puede ayudar, cuando falta, ponemos de nuestro bolsillo”. Enseguida, agregó: “Inclusive vienen también abuelos, la pandemia afectó a todo el mundo. Estamos agradecidas, con mucho esfuerzo, pudimos sostener la olla en un año tan difícil”.

 

El armado de la “cocina” también tuvo su esfuerzo, como casi todo el porcentaje de lo que hoy es Manitos Verdes. “Tenemos gastos muy necesarios, por ejemplo, el gas. Compramos ollas, por medio de las rifas. Todo lo que se ve acá, es a pulmón”, contó la referente.

El sitio, de corazón grande, cuenta con dimensiones reducidas, pero eso no impide la organización de quienes colaboran para el armado de cada menú. Las encargadas de darle forma al menú –Sandra, Alejandra, Zulema, Camila y Rita– no se detuvieron ni un minuto durante la entrevista. ¿Qué toca este sábado? Milanesines de carne con una ensalada muy completa (lentejas, remolacha, lechuga y tomate).

 

 

Este comienzo de mes arrastró una mala noticia para el proyecto: “Una empresa colaboradora, frenó por el momento- su aporte y lo sentimos mucho. De todas maneras, vamos juntando un poquito de acá, un poquito de allá, para acomodarnos”, dijo Mónica haciendo referencia a la pérdida parcial de una ayuda fundamental que se trataba de donación de carne y pollo.

A pesar de esa interrupción no esperada, el esfuerzo no se negocia: “Nos preocupamos cuando sale poca cantidad, siempre le buscamos la vuelta para saber qué poner. Esto lo tomamos como un compromiso”.

 

Algunas de ellas estudian, mantienen sus trabajos particulares y de manera independiente. Es un doble esfuerzo: “Nos organizamos para darnos el tiempo, siempre tenemos un rato para seguir colaborando acá”, aportaron las cocineras, con delantal y gorros puestos.

Además del plato de comida, MV cosecha una incontable cantidad de propuestas para la comunidad: “Para el día del niño pasado, la cola para retirar era increíble. Los vecinos se sumaron y también varias panaderías”.

 

Haciendo referencia a una jornada que propuso una merienda acompañada de regalos para los más chicos: “Tratamos de seguir mimando a los niños, por todo el encierro que llevan en este tiempo”.

“Varias somos mamás y arrastramos a nuestra familia, mis hijas Tamara y Emilse siempre están para ayudar. Es un ejemplo de vida para nuestros hijos que van creciendo y se dan cuenta que hay que tener empatía con los que menos tienen”, destacó Mónica, afirmando que se trata de un compromiso que involucra a muchos.

 

“Es muy lindo trabajar en grupo. Todas estamos comprometidas”, le dijo Mónica a LOA. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

Los esposos, como el caso de José y César, muchas veces se visten de fleteros para cuando se necesita retirar donaciones a lo largo y ancho de la capital santacruceña.
Aunque parezca extraño, muchas de las presentes que ponen la fuerza y acción, no son de origen santacruceño.

 

Río Gallegos tiene gente muy solidaria, comprometida y que ayuda

 

En su mayoría, quienes accionan en Manitos Verdes vienen del norte del país (Salta), pero crearon un sentido de pertenencia con la comunidad riogalleguense: “Personalmente, amo esta ciudad. Desde que vine acá, siempre tuve algo en mi heladera. Se pueden decir mil cosas de Río Gallegos, pero tiene gente muy solidaria, comprometida y que ayuda mucho”.

En ese sentido, se refirió puntualmente a Don José, un colaborador que se esforzó para conseguir colchones y la heladera que hoy se utiliza para la elaboración de los menús.

Un paso atrás

El camino, para poder seguir en la ruta de la solidaridad, puso obstáculos en el medio. Justamente, en junio pasado, tras una falla eléctrica, el invernadero también cocina- sufrió un incendio que los dejó sin nada.

Multiplicando las ganas y su energía, Manitos Verdes pudo volver a ponerse de pie. En un año, que esperanza con mejores noticias que el 2020, el pedido es general: “Todo lo que refiera la olla, es bienvenido como donación”.

Del mismo modo, compartió que se encuentran a la espera de colaboraciones por parte del Municipio: “Necesitamos que nos ayuden”.

 

Árboles, flores y colores. La iniciativa de Manitos Verdes también suma la creación de una plaza. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

Los menús, variados y nutritivos, contienen una pizca de amor que se consigue en muy pocos lugares. Inclusive, algunas jornadas, sorprenden a los vecinos: “Buscamos alternativas para los menús. Un día nos largamos a hacer empanadas, estuvimos una semana haciendo discos (risas). Muchas personas tienen para comer una empanada todos los meses, pero hay otras, que pasan muchísimo tiempo sin poder darse ese gusto”.

 

Mónica López, una de las fundadoras del proyecto, con la plaza a su espalda. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

Mónica, junto a Verónica, mantienen un compromiso inquebrantable con Manitos Verdes y el barrio Madres a la Lucha. Ellas, junto a una incontable cantidad de colaboradores, le ponen el corazón a un proyecto que nació para quedarse en la ciudad: “Como grupo, nos dedicamos porque vemos la necesidad. Le ponemos el alma ante la indiferencia de otros sectores. La gente que suma, nos sigue dando fuerza cuando nos cuesta. Hay días que venimos preocupadas, pero con trabajo y música seguimos”.

“Desde las 11, ya tenés a la gente armando fila”, contó Mónica mirando su reloj. Enseguida, se refirió a la recepción por parte de quienes se acercan a buscar su plato de comida: “La gente que viene a buscar las viandas, siempre está muy agradecida. Es muy gratificante”.

 

A la lucha. Barbijos de por medio, los rostros responsables de la acción. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

Por último, nos dirigimos frente al hogar que hoy tiene Manitos Verdes, para conocer la plaza. La misma, creada en su totalidad por el esfuerzo de la organización, será bautizada con un concurso para elegir su nombre: “Cuesta muchísimo que prendan las plantas acá, pero de a poco lo vamos logrando”. En un barrio, donde escasean los espacios verdes, la fuerza de Mónica y sus compañeras también le aporta naturaleza al sector.

Campañas

Dos iniciativas se mantienen hoy en agenda para el proyecto MV. La primera se trata de “Abrigando el alma”, una propuesta para la donación de: mantas, estufas eléctricas, ropa de abrigo y calzado. Por otra parte, la campaña “Estudiando en casa”, persigue las necesidades básicas para un nuevo año escolar: útiles, delantales, mochilas y artículos de librería. Las dos, comenzaron el pasado 1° de marzo y finalizarán el 30 de abril.

¿Cómo colaborar? Para ambas propuestas como así también para las donaciones referidas a la olla popular- pueden comunicarse: 2966532762 o 2966616538.

 

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