Desde el comienzo de la pandemia, el Tribunal Superior de Justicia resolvió la ya casi interminable Feria Judicial Extraordinaria. Hecho que hizo que solamente se atiendan casos “graves y urgentes”, ralentizando así diversos procesos que afectan tanto a víctimas como a victimarios.

Fuentes judiciales consultadas indicaron en su momento que “los plazos procesales para las personas detenidas continúan corriendo pese a la Feria”, aunque parece que eso no sería del todo cierto ya que, según pudo saber La Opinión Austral, un joven que ya cumplió más de dos tercios de su pena y que podría estar libre con condicional continúa tras las rejas, debido a lo lento que trabaja la Justicia.

Este caso en particular tiene como protagonista a Martín Córdoba, un joven de 20 años, que no tenía antecedentes y que por un hecho al que calificó como “una noche de m… y de la que estoy arrepentido” está detenido desde el 11 de diciembre del 2018.

A Martín lo condenaron a tres años de prisión por una causa de “robo agravado por ser poblado y en banda y por usar un arma de la que no se pudo acreditar su aptitud para disparar”, es decir: un robo con una pistola de juguete.

El joven que sólo había tenido contravenciones por caminar borracho en la calle, hoy se encuentra alojado en la Alcaidía N° 1, una de las cárceles más feas que tiene la provincia y que, según indicó Joaquín Cabral, el propio juez que lo condenó, “habría que tirarla abajo y hacerla en otro lugar”.

Se encuentra detenido junto a personas que están procesadas o sentenciadas por delitos graves, como homicidios.

A Martín le faltaba un año para terminar su carrera de herrero en la Escuela Domingo Savio cuando, en una noche de alcohol con unos amigos, uno de ellos no tuvo mejor idea que robar en el kiosco “Yosué” ubicado en Congreso al 400.

 

 

“Fuimos a la casa de un amigo a buscar plata para comprar más alcohol cuando ellos tuvieron la idea de robar en el kiosco. Yo, como b…, accedí, pero sólo me quedé en la puerta. Cuando mis amigos entraron, uno estaba tan borracho que se cayó y yo me metí para sacarlo y nos fuimos. Fue una p… de pendejos” dijo en declaraciones a La Opinión Austral.

 

En esa oportunidad, uno de sus amigos alcanzó a robar algo de plata: 15 mil pesos que repartieron entre los tres.

“A los días cayó uno que me señaló a mí y me llevaron detenido. Yo nunca negué mi participación, desde el primer día, cuando venían los de la DDI y me preguntaban yo les decía sí, ese soy yo”, aseguró Martín en relación al video que lo mostraba en la puerta del kiosco haciendo de campana.

Días después, la jueza Valeria López Lestón ordenó que quedara con prisión preventiva.

El joven reconoció su responsabilidad en el delito en octubre del año pasado cuando, en una omisión de debate, Joaquín Cabral lo condenó a tres años de prisión.

A fines del 2019, Martín ya estaba por cumplir los dos tercios de pena y podía acceder al beneficio de la condicional. Su familia comenzó a ponerse en contacto con abogados particulares para que pudieran excarcelarlo.

Yamila Bórquez, abogada del estudio Muriete-Bertorello, se puso a cargo de la defensa y, días después, solicitó la libertad condicional. En paralelo, Martín comenzó a tener un tratamiento psicológico con el fallecido doctor Lucio Andrade.

No fue hasta junio de este año cuando se ordenaron las pericias psicológicas y criminológicas para el detenido. Tras cartón, el día antes de la pericia se supo la noticia de la muerte de Andrade.

Esa tarde Bórquez fue a comunicarle a Martín, pero el personal penitenciario no la dejó pasar.

En julio recién se conocieron los resultados de las pericias, pero según la defensa hubo una serie de irregularidades por las que plantearon la nulidad.

“Si se trataba de una cuestión de tipeo las podíamos dejar pasar, pero había párrafos en los que se hablaba de Córdoba y, en otros, de otra persona, es como si hubiesen sacado párrafos de otra resolución, las copiaron y las pegaron. Era inconcebible”.

 

Según la defensa, las pericias psicológicas al joven estuvieron mal hechas

Luego de once meses del pedido de libertad y cinco de las pericias, la Cámara Oral elevó el pedido al Tribunal Superior de Justicia y ahora Casación deberá resolver. “La defensa es la que paró todo”, dijeron desde la Cámara.

“Yo me hice cargo de todo. Desde que estoy preso veo cómo el Código Penal funciona de una manera para los pobres y de otra forma para los ricos” dijo Martín desde el teléfono del Pabellón 2 de la Alcaidía.

“Aprendí que estuve mal, pero no quiero volver a pisar una cárcel. Cuando salga voy a ir a pedirle perdón al dueño del kiosco, si tengo que lavarle el auto se lo voy a hacer. Mi familia me dio la espalda y los entiendo. Yo quiero salir y volver a empezar. Quiero terminar mi carrera y pasar las Fiestas con mi familia”, aseguró Martín con la voz temblorosa, a punto de llorar.

Bórquez aseguró que, desde que tomó la causa para tramitar la ejecución de pena, “es un pibe al que yo personalmente trato de ayudar porque creo que puede cambiar su vida todavía, pero el sistema lo resiente en lugar de ayudarlo a resocializar. Todas estas demoras resienten más a los presos y atentan contra la reinserción social”.

 

Desde que estoy adentro vi cómo gente entraba y salía

“Vi gente que se ha mandado c… más grandes que las que me mandé yo y los vi entrar y salir a las seis horas”, concluyó el joven que, más allá del pasado del que ya aprendió y pagó, quiere poder brindar con su familia y cerrar ese episodio de su vida.

 

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