En el día previo a los alegatos por el crimen de Vicente Maillo, el comerciante brutalmente asesinado en noviembre del 2017, tanto la querella como la defensa dispararon sus últimos cartuchos de cara a los fundamentos y pedidos de pena de hoy.

De igual manera, sobre el final, la querella usó su bala de plata.
La jornada realizada en el Salón de Usos Múltiples de la Escuela de Formación Policial, presidida por el juez Joaquín Cabral, contó con testimonios claves que dieron por tierra algunas hipótesis que alguna de las partes intervinientes venía sosteniendo, fortaleciendo la de otros.

 

El martes estuvo marcado por cuatro cuestiones esenciales: el reconocimiento de un cuchillo, el trabajo de las cámaras y de la Policía en su momento; los trabajos que realizó el Cuerpo Médico Forense, tanto en la etapa de instrucción como tras el hallazgo de las armas blancas, y unos audios que dan fuertes indicios de que hubo un plan para terminar con la vida del conocido vecino de nuestra ciudad.

 

Contreras explicando que esa arma no fue utilizada en el crimen.

 

Cerca de las nueve de la mañana llegaron al recinto las partes intervinientes. Iván Saldivia por la Fiscalía de Cámara, Érica Schupbach como querellante única (tras el alejamiento de Roberto Saldivia) y los abogados Carlos Telleldín -junto a su equipo- y Víctor Robles.

 

Presencia

 

La Opinión Austral estuvo en el debate y te cuenta los detalles de lo que pasó toda la jornada presidida por Cabral junto a sus pares Jorge Yance y Enrique Arenillas.

Los imputados Susana Reina, sus hijos Luis y José Maximiliano, y el presunto sicario Christian Etchabarne, imputados por el crimen del comerciante, llegaron vestidos como en los días anteriores: todos con los Equipos de Protección Personal (EPP) y campera, a excepción del presunto sicario, con camperas sobre los mismos.

 

El primero de los testimonios fue el de un hombre de apellido Miranda que se dedica a la colocación de alarmas y cámaras de seguridad. En todo Río Gallegos tiene un total de tres mil clientes -incluso la vicepresidenta Cristina Fernández es una de ellas- y, en su momento, trabajó para Vicente Maillo.

 

Tal era la relación que había llegado a tener con el comerciante que éste le confió un préstamo personal para que pueda remodelar su casa.

En su testimonio, Miranda comentó que trabajó tiempo antes del crimen con Vicente. “Tenía unas cámaras un poco viejas en Casa Maillo, llegué a él por recomendación de un cliente”, comenzó diciendo el técnico sobre el sistema de seguridad que el comerciante tenía en el local de la calle Mariano Moreno.

 

El hombre aseguró que hizo las instalaciones para mejorar ese sistema que tenía como base operacional la oficina que Vicente tenía en Casa Maillo, y en la que casi nadie podía entrar. “Solamente él y Mansilla, el encargado, podían”, aseveró Miranda.

En esa oficina, Vicente podía ver todo lo que sucedía en Casa Maillo y en Doña Ana. “Una vez me pidió que le coloque una cámara de seguridad en el depósito porque pensaba que alguien le estaba robando plata”, dijo el hombre frente al tribunal.

“¿Entonces hoy duermo sin frazada?” le dijo unos meses antes del crimen Vicente a Miranda en relación a un trabajo realizado en Casa Maillo, Doña Ana y en la peluquería de Susana Reina, que daba cuenta de que todo funcionaba de manera perfecta.

 

¿Hoy puedo dormir sin frazada entonces?

Miranda tiene muchos clientes y, cerca de las 9 de la noche, siempre apaga el celular para desconectarse. En la mañana del 16 de noviembre del 2017 prendió el celular y supo la noticia. “¿Podés ir? aunque sea a dar una mano en lo que sea” le pidió un amigo.

La semana pasada, la declaración de Patricia -la esposa de José Maximiliano- indicó que ella y su marido habían ido a Casa Maillo antes de la una de la tarde del día del crimen.

El técnico aseguró que, cuando fue al lugar, una hora más tarde, fue con la Policía y los antes nombrados se encontraban ahí. Reconoció el grabador de video o DVR (Digital Video Recorder por sus siglas en inglés) pero que no contenía el disco rígido. Ante el tribunal recordó que apenas días antes lo había cambiado y que había colocado uno nuevo, que había dejado funcionando.

 

Lo mismo sucedió en la peluquería de la calle Magallanes al 200, tampoco estaba el disco rígido. “Además, estaba todo desenchufado, como si alguien hubiese tocado todo, yo no lo había dejado así”, indicó.

Esto también fue ratificado por un policía que prestó testimonial ayer y que estuvo junto al técnico en la inspección ocular en el bazar de la Mariano Moreno en ese momento.

Otro efectivo de la fuerza que analizó las primeras cámaras de seguridad fue sentado frente al tribunal. Se trata del agente que vio la cámara que mostraba a Reina y Etchabarne entrar a la casa.

“Yo avisé a mis superiores porque vi movimientos sospechosos, no se vio violencia. Incluso se ve cómo el hombre se va con tranquilidad”, aseguró.

Otra cámara da cuenta de una caja. “Para mí tenía un cuchillo, yo como cliente del local puedo conjeturar que se trataba de una caja donde venden los cuchillos”, dijo el policía.

¿El arma?

Luego llegó uno de los momentos más esperados. El tribunal solicitó al personal de Técnica de la Cámara que Reina reconozca el cuchillo con el que dijo haber asesinado al comerciante.

Dos oficiales de la Justicia se acercaron a ella, que señaló al de doble filo de más grandes dimensiones como el que usó.
Luego, el arma fue mostrada al resto de las partes intervinientes: a los jueces, al fiscal y a la abogada querellante.

 

Ampliación

Luis Maillo decidió ampliar su indagatoria para aclarar algo: “Quiero explicar que la plata que encontraron en mi departamento de Buenos Aires era de mi viejo, él había viajado unas semanas antes y la dejó ahí. Era para el viaje que íbamos a hacer a Punta Cana con los empleados. Él iba a cambiar un poco de plata a dólares y después salir a comprar ropa con Mansilla, el encargado”, aseguró en relación a los 480 mil pesos que secuestró en su momento la Policía.

 

Por su lado, la defensa de Etchabarne buscó una estrategia diferente para dar cuenta que su cliente no es una persona que se haya visto involucrada en delitos en el pasado. Robles presentó a Carmen Palacios, una exjueza civil jubilada de Buenos Aires que conocía al presunto sicario del pasado.

“Su papá trabajó como albañil en mi casa, él (por Etchabarne) le daba una mano. Los conocía desde el 2011 cuando empezaron a construir mi casa. Ellos son muy buenos, incluso una vez les dejé mi casa para que la cuiden. Christian nunca pasó una situación parecida”, aseguró la exmagistrada.

 

Volviendo al cuchillo, quien prestó testimonial fue Valeria Marcucci, la licenciada en Genética del Laboratorio Provincial de Investigación Forense que examinó los cuchillos encontrados detrás de la heladera. “En uno de ellos encontramos restos, pudimos hacer un perfil genético”, comenzó diciendo la licenciada.

 

El ADN efectivamente es de Vicente, pero no se pudo establecer si fue por transferencia directa o indirecta y, tras cartón, no se pudo determinar si era sangre o piel. “No contamos con esa tecnología” aseguró la letrada.

El sábado pasado, el fiscal Iván Saldivia había dialogado con La Opinión Austral y había dicho que no importaba que haya ADN de Vicente, “lo importante es que no hay ADN ni de Susana Reina ni de Etchabarne”.

Por ello, por más que haya material genético de la víctima fatal en el cuchillo, esto no quiere decir que haya sido usado para matarlo.

 

Autopsia

Ya en la tarde de ayer terminó por caer la hipótesis de Telleldín con el testimonio de una profesional del Cuerpo Médico Forense que realizó la necropsia en el cuerpo de Vicente Maillo.

Se trata de Rosana Contreras, quien realizó el estudio apenas horas después de conocido el crimen. Sus resultados fueron contundentes: aseguró que a Vicente lo asesinaron cuando estaba acostado, a diferencia de lo que había dicho Susana Reina el pasado lunes.

 

Tanto la viuda del comerciante como sus hijos decidieron no presenciar el testimonio de la profesional y no asistieron a la segunda parte de la jornada. Por lo que, por el lado de los imputados, sólo quedó Christian Etchabarne junto a su abogado.

 

Contreras aseguró que no hubo señales de defensa por parte de la víctima. Las primeras dos puñaladas afectaron al corazón del comerciante y sólo tuvo un minuto de sobrevida.

Incluso, según la pericia interdisciplinaria realizada en su momento con Criminalística, se estableció que el asesino de Vicente lo hizo estando parado, al lado izquierdo de la cama, con un cuchillo con filo de un solo lado, apuntando el mismo hacia el homicida.

 

Diferente al relato de Reina que había indicado haber estado arrodillada al momento del hecho y que lo había asesinado con un cuchillo doble filo, tal como había reconocido en la mañana de ayer.

Durante el testimonio de Contreras, ella usó el proyector dispuesto en uno de los laterales del SUM. Con el uso de un láser y un micrófono, la profesional dio detalles de su trabajo.

Todos prestaron atención a la explicación, menos alguien: Érica Schupbach, abogada querellante y sobrina del comerciante, que decidió darle la espalda al proyector y dejó caer unas lágrimas cuanto la licenciada contó que las heridas que terminaron con la vida de Vicente fueron las primeras dos puñaladas al corazón.

La bala de plata

Llegando al final de la jornada, cerca de las cinco, Schupbach mostró su estrategia final: una batería de audios a la que, hasta el momento, nadie había prestado atención y que habían surgido durante las investigaciones que la Policía hizo en su momento.

El hallazgo de los mismos fue realizado por Emmanuel Arias, Luis Chaparro y Sebastián Ojeda del área Técnica de la Cámara Oral.

Tras la declaración de Contreras, el tribunal encabezado por Cabral dio la derecha para que los audios sean escuchados en la audiencia, para que todos los que estaban presentes pudieran oírlos. Los mismos salieron de audios de WhatsApp que ellos intercambiaron entre el 3 y el 4 de septiembre del 2017, apenas dos meses antes del crimen.

A continuación la transcripción de una conversación entre Reina y su hijo José “Machi” Maximiliano y el contexto en el que los habrían dicho:

Susana Reina: No te puedo creer que el llavero de la alarma no está.

José Maximiliano: Después fijate si se las llevó, no creo que sea tan desconfiado.

SR: Estando José, este p… vigilante, va a ser muy difícil. No vamos a poder hacer nada.

JM: La que queda es que lo haga Luisito. Al mediodía no ponía la alarma este chilote, vigilante de m…

SR: Mañana voy a ver, tipo 12, Machi. Le voy a decir que no ponga la alarma que tengo que ir a comprar algo no sé, ahí vemos.

JM: Yo lo del momento no lo discuto, eh. Yo no lo discutí, queda en vos, negra.

SR: Obvio hijo hay que ver, venite que tenemos que arreglar eso.

JM: Yo estoy ocupado, si es para hablar b…, no. Si es para eso, si.

JM: Mami, ahi voy, llevó los diez pesos y te saco el disk.

 

Mami, ahí voy, llevo los diez pesos y te saco el disk

 

La conversación hablaría despectivamente del encargado de Casa Maillo, quien colocaba la alarma en el local durante los mediodías. Aunque no queda claro el porqué de los diez pesos, queda claro que hablan de un “disk” que hace referencia al disco rígido de las cámaras de seguridad.

 

Luis Maillo amplió su indagatoria frente al tribunal.

 

Otro audio es más fuerte y es un monólogo de Reina: “Hijo, no te preocupes hoy tuvimos un día de m… Desde que se levantó anda amargado. Hoy quiero clavarle veinte cuchillos y dejarlo como muñeco vudú. ¿Quién lo aguanta a este b…? (…) Somos todos descartables para él, que duerma amargado, yo voy a tomar champagne”.

Hoy se darán a conocer los alegatos y pedidos de pena para los acusados. La jornada comenzará cerca de las ocho y media, pero parece que ya está todo definido.

 

 

 

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