Todos los 7 de noviembre, desde 1947, se celebra en nuestro país el Día del Canillita. Para quienes se paran en cada esquina, el oficio tiene mucha historia detrás.
Si bien lo digital hoy juega un rol principal, los canillitas son el nexo clave que une a los periodistas con la gente y su rol es fundamental.
Desde 1947, este día se convirtió en un feriado para todos los trabajadores del rubro
Desde consejeros hasta fuentes de información, el lazo con los vecinos es más que el de una simple clientela.
La Opinión Austral dialogó con ellos para compartir sus historias y homenajear su labor. Uno de ellos es el reconocido Luis o, como lo suelen conocer en las calles, “Lucho” o “el rasta”.
Luis Bitterlich, el canillita de Santiago del Estero y Kirchner, trabaja hace más de 25 años vendiendo diarios. Pero no se queda ahí, su vida está plagada de anécdotas, historia y mucho camino recorrido.
Luis Bitterlich, para todos: “Lucho” o “el rasta”. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL
“Vender diarios me dio la libertad de tomarme vacaciones cuando quiera, como no hay relación de dependencia. Tuve la oportunidad de, prácticamente, conocer la Argentina de punta a punta, de Ushuaia a Cataratas, de la cancha de Boca al Aconcagua en Mendoza”, contó.
Es un laburo que te permite relajar, reír o pensar en lo que pasa
De hecho, hace dos años, emprendió ruta a dedo hasta Jujuy con una amiga. Luis vive en la casa de su papá, quien falleció hace nueve años. Eso le dio la oportunidad de abrir un pequeño kiosco en la esquina de Piedra Buena y Alcorta.
“Eso me ha ayudado bastante a mantenerme”, agregó.
No tener relación de dependencia laboral le permitió hacer cursos y sumar saberes a su oficio, que se complementaron con años viviendo en El Calafate y El Chaltén. “Me gustaría contar que gracias al diario me recibí en Turismo en Chile, trabajaba temporadas de verano-primavera allá y otoño e invierno venía a vender diarios, lo hice durante siete u ocho años”, relató.
Desde consejeros hasta fuentes de información, el oficio es versátil para todos ellos
Lo negativo, como para todos, fue la pandemia. “Nos redujo la venta a menos de la mitad. En tiempos de Néstor y Cristina vendía prácticamente 70 diarios, inclusive de Buenos Aires. En la época de Macri bajó a la mitad”, describió.
Los fieles al papel
Carlos Luna, otro de los conocidos canillitas del pueblo, contó que empezó a vender diarios en el 2000. Con 21 años en el oficio, también dedicó parte de su vida a otros trabajos.
“Uno va conociendo gente en distintos lugares y eso lleva a ir teniendo clientes que, en general, en su gran mayoría son mensuales”, contó.
Al igual que en el caso de Luis, Carlos tiene menos clientes que antes. La pandemia hizo lo suyo, pero también lo digital no colaboró con el oficio, se lamentó.
“Algunos se volcaron a lo digital, pero también mantengo esos clientes muy fieles al papel, esos que no lo cambian por nada”, agregó.
“Anda porque es él”
Arturo “Maceta” Díaz es, quizás, uno de los más queridos en la ciudad. En abril del 2020, el reconocido canillita de La Opinión Austral tuvo un accidente en bicicleta, se quebró tibia y peroné y debió guardar reposo.
Arturo Díaz, más conocido como “Maceta”. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL
Tiempo después enfrentó una infección que afortunadamente no pasó a mayores. Finalmente, recuperado, pudo volver a las calles de Río Gallegos.
“Anda porque es él, otro capaz estaría internado con la pierna arriba, pero yo no lo voy a reprimir porque es él, va a andar en la calle así le falte una pierna”, contó Jorge, su hermano, a La Opinión Austral.
Para quienes conocen a Arturo, saben que las palabras de su hermano son así y que es prácticamente imposible detener al querido canillita.
Hace más de 30 años que se dedica a la labor de vender diarios, oriundo de Río Grande, vino a Río Gallegos cuando era chico. Tuvo distintos oficios, sin embargo, según su hermano, el que más le gusta es el de canillita. “Es casi un periodista”, recordó.
El recuerdo de Esteban
Esteban Mancilla, querido conductor de Río Gallegos y excanillita del diario La Opinión Austral, falleció en septiembre de este año.
Esteban supo ganarse el corazón de los vecinos como canillita y locutor.
El locutor de FM Fantástico estaba delicado luego de que le descubrieran que tenía un tumor en el estómago. Sin embargo, su recuerdo se mantiene presente y, en su día, vuelve a la memoria de los vecinos de la ciudad.
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