Lo que hizo la Alianza Cambiemos en YCRT fue alevoso; no sólo abandonó a su suerte la mina de carbón sino que dejó arrumbadas inversiones millonarias en la Usina Térmica 240 MW que podría haber inyectado electricidad al interconectado desde 2016. Pero su encono político hacia el kirchnerismo coartó toda posibilidad de desarrollo para la Cuenca Carbonífera de Santa Cruz.

 

La desidia del gobierno cambiemita podía verse a simple vista al ingresar a la ciudad de Río Turbio por la ruta nacional 40, con una monumental estructura energética paralizada. O al analizar el último Presupuesto elaborado por el macrismo y compararlo con el que pretende aprobar el Frente de Todos en las próximas semanas.

 

El cambio de enfoque es sideral. Luego de cuatro años de absoluta desinversión, el Estado Nacional, ahora en manos del Frente de Todos, vuelve a planificar inversiones de capital dentro de YCRT, que ahora tiene sus unidades de minería y energía integradas.

 

Los recortes

Durante los cuatro años de la Alianza Cambiemos, la Usina fue paralizada en su totalidad mientras que la Intervención de YCRT, a cargo de Omar Zeidán (¿en qué andará el hijo pródigo de la Cuenca?), achicó la empresa con despidos y retiros (in)voluntarios.

 

Durante los cuatro años de la Alianza Cambiemos, la Usina fue paralizada en su totalidad mientras que la Intervención de YCRT, a cargo de Omar Zeidán.

 

El ajuste macrista fue sistemático y deliberado. En 2017, la Alianza Cambiemos aplicó un primer recorte en los gastos de capital (inversión) del 74 por ciento. Si en 2016, con el último presupuesto elaborado por la administración de Cristina Fernández de Kirchner, se le había asignado una erogación de 1.530 millones de pesos, al año siguiente se redujeron a 398 millones.

 

Por su parte, en 2018 el Presupuesto para inversiones de capital fue de cero pesos. Sobre el cierre del año otorgaron 200 millones de pesos, pero que se utilizaron para gastos corrientes. En el Presupuesto 2019, la administración Cambiemos volvió a asignar la magra suma de 1,7 millón de pesos como inversión real directa. Nada.

 

El ajuste fue deliberado porque la Usina Térmica tenía todo (casi listo) para funcionar. El informe de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), que había sido solicitado por la propia administración de Mauricio Macri, estableció que toda la obra de la Usina contaba con un 85 por ciento de avance físico (2015) y un 92 por ciento de la inversión financiera concretada. Pero la consigna política era otra. “La Usina nunca va a funcionar porque no hay carbón”, afirmaba Javier Iguacel, exministro de Energía.

 

El interventor de YCRT, Aníbal Fernández, dialogando con los trabajadores

 

El primero en poner palos en la rueda fue Juan José Aranguren. Y el senador Eduardo Costa no se quedó atrás; de la mano del subsecretario de Desarrollo Minero, Mario Capelo, el deslucido senador nacional mandó a decir que mejor que invertir en carbón en la zona había que montar un parque de energía eólica, otro de los negocios que maneja el excandidato a gobernador.

 

Pero la Usina estaba lista para funcionar. Sobre el cierre de 2015 aportó al interconectado entre 60 y 70 megas durante las pruebas con CAMMESA. Después todo quedó en la nada. Los cuatro años de desidia del macrismo no fueron baratos; se perdieron las garantías sobre los equipos de la Usina, habrá que conseguir los códigos informáticos de Siemens, calibrar cada una de las 3.700 válvulas y “decisión política” dicen desde los gremios.

 

En eso está la Intervención de Aníbal Fernández (asumió en el verano de este año), con mesas de trabajo permanente con los trabajadores de la Cuenca para la puesta a pleno de toda la empresa. 

 

Como ocurrió con todos los proyectos de inversión durante este año, la pandemia no modificó el rumbo general, sólo modificó los tiempos.

 

Durante la administración de Cambiemos, los mineros mantuvieron en pie a la empresa.

 

Números

Para 2021, la Administración del presidente Alberto Fernández elevó un presupuesto de casi 9.600 millones de pesos, un 375 por ciento superior al que había presentado el macrismo en 2019, que es el último presupuesto nacional vigente.

 

Para 2021, los ingresos corrientes de YCRT fueron previstos en 7.124 millones de pesos, de los cuales solamente 75 millones saldrían de la operación de la empresa y el resto serán un aporte del Tesoro Nacional. Los ingresos y gastos corrientes son utilizados para sostener la operatoria diaria de la empresa, desde el pago de salarios hasta cualquier movimiento administrativo.

 

En el ítem remuneraciones, en el Presupuesto 2019 se había asignado un total de 1645 millones de pesos, mientras que para 2021 el estimado en salarios será de 4851 millones de pesos, un incremento del 194 por ciento. La inflación de 2019 fue del 53 por ciento y este año rondaría el 40 por ciento.

 

 

Pero la gran diferencia entre un balance y otro radica en las inversiones de capital. En este rubro, el Estado Nacional prevé transferir 2.472 millones de pesos, frente a los 150 millones del último presupuesto macrista. Y al ahondar más en esta categoría, la Administración Nacional destinará 1.819 millones de pesos como inversión real directa frente a los solamente 2 millones de pesos destinados por Macri en 2019. La diferencia es del 1069 por ciento.

 

Acá es donde empieza a torcerse la historia. La decisión de incrementar exponencialmente la inversión real directa es una apuesta al funcionamiento pleno de la Usina Térmica, con carbón del yacimiento de la localidad de Río Turbio.

 

La Usina

Hacia fines de 2015 había 70 trabajadores y trabajadoras dentro de la planta y todo estaba en marcha. Las empresas involucradas en la construcción y equipamiento participaron del proceso de puesta funcionamiento para que la Usina inyectara energía, algo que sólo se hizo por tres meses. Luego llegó el macrismo.

 

La tapa de La Opinión Austral tras el desembarco de Aníbal Fernández en la Cuenca

 

De 70 trabajadores capacitados, quedaron 15 personas. Pero nadie se quedó de brazos cruzados. La desidia imperante del momento no impidió quizás todo lo contrario que ese puñado de trabajadores y trabajadoras se pusiera la planta al hombro para, por ejemplo, colocar luces, arreglar tableros, rotular válvulas, encender equipos mientras escuchaban el “esto nunca va a funcionar” de Iguacel. Pero funcionaba.

 

Una de las particularidades tecnológicas es que la Usina fue diseñada con un sistema de calderas adaptadas para quemar el carbón en estado puro (directo de la mina que se encuentra a unos metros), cuando la mayoría de estos establecimientos trabajan con el mineral purificado (refinado y lavado), lo cual produce cierta contaminación.

 

La caldera puede quemar el carbón sin la necesidad de la limpieza. Además, el agua utilizada forma parte de un circuito cerrado. Tampoco hay emisión de Co2. Y se implementó un sistema de captura de azufre para evitar las lluvias ácidas. Los residuos de la caliza y las cenizas podrían utilizarse para la industria de la construcción.

 

La Usina fue diseñada con un sistema de calderas adaptadas para quemar el carbón en estado puro.

 

Este periodista le preguntó en febrero de este año a Franco Sambrizzi (33), técnico en Seguridad e Higiene que estudió en La Plata e ingresó a la empresa en 2015, si la Usina podía funcionar. No vaciló en su respuesta: “No solamente se puede producir energía sino que ya se hizo. En la Usina generamos energía con el carbón de la mina. Yo estuve ahí. Se hizo. Yo vi como el carbón salía de la mina, pasaba por la cinta que entraba a la plaza de carbón, los silos y la inyección a la caldera. Con el carbón ya aportamos al interconectado. Acá está todo dado para que vuelva a funcionar.”

Trabajo conjunto

El viernes pasado, un grupo de trabajadores de YCRT recorrió las instalaciones de la Usina y pudo comprobar con sus propios ojos cómo ese grupo de 15 personas logró mantener toda la tecnología volcada en la empresa: desde el encendido de las calderas hasta la limpieza de cada uno de los distintos pisos de ese monstruo que asoma entre los cerros apenas se ingresa a Río Turbio.

 

Los trabajadores de YCRT sostienen mesas de trabajo junto a la Intervención

 

“Era una recorrida que estaba pendiente desde el cambio de Gobierno, queríamos ver nosotros mismos cómo estaban las instalaciones y la verdad es que salimos sorprendidos por el enorme trabajo realizado por los compañeros que sostuvieron la empresa”, explicó a La Opinión Austral Daniel Castellón de ATE Río Turbio.

La tapa de La Opinión Austral con declaraciones exclusivas de Aníbal Fernández y el fuerte respaldo del Presidente a la gestión

 

Desde hace dos semanas, los trabajadores y trabajadoras de YCRT vienen sosteniendo mesas de trabajo junto a la intervención para afinar la puesta a punto de la empresa, tanto en la extracción de carbón como en la Usina.

 

El primer objetivo es que el primer módulo empiece a funcionar cuanto antes

 

Según indicó Castellón a este diario, la actual conducción de YCRT estima que en un plazo de cinco meses la Usina, en su módulo 1, podría estar funcionando; aunque los plazos no serán lineales hasta tanto no termine la pandemia (si es que termina alguna vez).

 

“Esto demuestra que hay un objetivo claro y contundente de que el primer módulo empiece a funcionar cuanto antes. Desde la empresa nos comentaron que ya están dialogando con CAMMESA y con todos los proveedores tecnológicos para su puesta en funcionamiento”, concluyó Castellón.

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