Melisa Godoy, una madre de cuatro hijos, vive un infierno desde diciembre, cuando comenzó una batalla física y psicológica que terminó por hacer que perdiera al bebé de 14 semanas que estaba gestando. En exclusiva a La Opinión Austral dijo: “Estoy cansada, tengo miedo que me mate o se apuñale sola y me eche la culpa”.

Denuncias cruzadas, ventanas rotas y episodios de
violencia, tanto psicológica como física, vienen registrándose desde hace unas
semanas en dos monoblocks del barrio Vial de Río Gallegos, entre dos ex amigas
tras la pelea de sus hijas.

La mayor damnificada fue Melisa Godoy, una madre de
cuatro nenes que, debido a uno de esos episodios de violencia o, posiblemente,
por el stress acumulado, terminó perdiendo el pequeño hijo que gestaba en su
vientre.

Todo comenzó a mediados de diciembre cuando Melisa y su amiga del mismo nombre tuvieron diferencias luego de que sus hijas de 14 años se pelearon y comenzó un calvario que, hasta el día de hoy, no tiene fin y continúa con denuncias por amenazas, acciones en la Justicia y una tensión que se respira entre los dos monoblocks del barrio periférico de nuestra ciudad capital.

En diciembre, las hijas de las entonces amigas se
pelearon por motivos que se desconocen. La madre y amiga de Melisa no habría
reducido al tema como “algo de chicos”, sino que se puso a su altura y
comenzaron los ataques contra la madre soltera que, hasta esos días, estaba embarazada
de un bebé de 14 semanas.

Los hechos de violencia son constantes. Melisa indicó
que, día a día, tanto su vecina, su pareja y la madre de ella, les hacen
ademanes de querer matarlas a ella o a sus hijos.

Melisa tiene cuatro hijos, no labura, pero cuenta con
pensiones que le permiten quedarse con ellos todo el día. Uno de ellos, el más
chiquito, tiene TEA, mientras que otra nena está siendo estudiada para
determinar si tiene el síndrome de Tourette.

Antes de la pelea entre las nenas, la relación de Melisa era muy cordial con su vecina y su pareja, un hombre de apellido Barreto. Tanta era la relación que incluso compartían las contraseñas de sus redes sociales, quizás sin saber las consecuencias que podría traer luego, cuando todo se desmadró y terminó con el fallecimiento de su bebé.

Según indicó la vecina, cerca del 10 de diciembre fue
abordada sin motivos aparentes por Barreto en inmediaciones de una cancha de fútbol
ubicada a metros de la Seccional Sexta, entre la dependencia policial y el
barrio donde tanto la denunciante como los acusados residen. Tras esta pelea
sería el momento en el que ella comenzó a tener complicaciones con el embarazo.

Publicación
y entrevista

Ayer, Melisa, cansada por todo este momento que está
viviendo desde fines del año pasado realizó un posteo en la red social
Facebook. En el mismo cargó contra Barreto: “Este hombre es quien me golpeó en
la cancha de atrás de la (Comisaría) Sexta en la cola y espalda, el cual me
produjo un aborto espontáneo. Quiero contar que están mis análisis de
cuantitativa en Buenos Aires”. Estos exámenes fueron solicitados por la
Justicia tras constatar que el embrión que tenía en su cuerpo no tendría signos
vitales y este daría cuenta del momento en el que sus signos dejaron de
funcionar.

Tras la publicación, La
Opinión Austral
se contactó con Melisa y ella accedió a abrir las puertas
de su casa, ubicada en el primer piso de uno de los monoblocks, para contar
detalles sobre el infierno que todos los días vive por amenazas psicológicas
por parte de quien era su amiga, su actual pareja e incluso de las hijas de
ella contra las suyas a través de Instagram.

La casa de Melisa es acogedora. Sus cuatro hijos se
sorprendieron al ver cómo el equipo de LOA
entraba al departamento. Algunas mascotas, entre gatitos y perros, hacen el
ambiente más cómodo gracias a su predisposición a ser acariciados por quien
sea. Los juguetes de cómo se divierten los nenes, más que nada, dentro de la
casa y no tanto en la calle por la situación que están viviendo. Los vidrios
rotos dan cuenta de los ataques de los vecinos con los que tiene problemas.

Lejos de comenzar la entrevista tranquila, Melisa comenzó
diciendo: “Ella me va a matar, ella me lo dijo”, aseguró sobre las amenazas que
su vecina le ha hecho. “El tipo tampoco es muy normal, además de la vez que me
hizo perder el bebé, cuando sale de trabajar y me ve por la ventana, agarra un
palo y, aunque no haga nada, me mira con mirada desafiante, obviamente es una
amenaza”, aseguró.

“Yo tengo miedo porque sé que él tiene un arma” dijo la
preocupada vecina, mientras cargaba a una de sus hijas que pedía que la peinen.
Consultada sobre una posible denuncia o cómo supo que tenía el arma, ella dijo:
“Yo lo sé porque cuando éramos amigos ellos me dijeron que tenían la pistola
guardada arriba del ropero, es de él, que trabaja en un frigorífico”, aseguró
sobre Barreto.

Los episodios de violencia son constantes y,
aparentemente, según dijo Melisa, hay cierta connivencia entre la Policía y su
ex amiga. “El papá de uno de sus hijos es policía y trabaja en la Seccional
Segunda, por eso cuando hago las denuncias en la Comisaría parece que los
expedientes desaparecen, por eso ya me manejo con la Fiscalía”.

Volviendo al tema del bebé. Tras el ataque de Barreto,
Melisa tuvo unos cinco días horribles en los que no pudo levantarse y llegó a
tener pérdidas. No fue hasta el jueves entrante cuando pudo ir al médico, ya
que tenía turno y el facultativo médico le dijo que algo no andaba bien y le
ordenó una serie de exámenes que darían cuenta de la triste y lamentable
noticia del deceso de signos vitales del embrión.

“En la comisaría me dijeron que me limpie cuando llegue
con las pérdidas, después me enteré que eso no se tiene que hacer porque es
como la preservación de la escena del crimen”, explicó coloquialmente la
preocupada vecina que, tras estas cuestiones, fue cuando el médico policial la
revisó, ordenó que la lleven al hospital, luego al obstetra y toda una serie de
paradas en dependencias sanitarias y judiciales.

Lo cierto es que, tras un último examen solicitado por la
Justicia, llamado análisis de cuantitativa, una suerte de autopsia realizada a
los restos del embrión, las muestras fueron llevadas a un laboratorio de Buenos
Aires y se espera que en las primeras semanas de febrero surjan resultados
sobre el mismo. A partir de allí se conocerá cuándo el embrión dejó de tener
funciones vitales y la Justicia verá qué pasos seguir.

Parece que nadie que se relacione con Melisa está exento
de ser blanco de ataque por sus vecinos. Ella comparte el piso de su monoblock
con una efectivo policial y, luego de reunirse una vez con ella, su auto
apareció con huevos en sus cristales y con la pintura rayada, aparentemente,
con una llave.

Para concluir, Melisa comentó porqué accedió a la
entrevista: “Espero que con esto se calmen, tengo miedo que se apuñale ella
sola, me tire el cuchillo por la ventana y después me eche la culpa a mí”.

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