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La Justicia y las fuerzas de seguridad continúan trabajando para establecer cómo fue el robo de una gran cantidad de droga de máxima pureza; para saber si se trató de un trabajo planeado y conocer el destino que tuvo la misma tras haber sido sacada de la esfera de dominio del Poder Judicial.

El suceso se registró en Río Gallegos y, tal como lo informó La Opinión Austral, todo se deschavó cuando un testigo anónimo expuso la situación al Ministerio Público Fiscal Federal, a principios de octubre pasado. A partir de allí, se solicitaron allanamientos y detenciones de los sospechosos, llevados adelante por el Juzgado Federal de Primera Instancia, a cargo de Claudio Marcelo Vázquez.

El caso fue un escándalo cuando este diario lo dio a conocer. Nadie conocía o comprendía como dos kilos de cocaína de máxima pureza habían salido del resguardo de la Justicia Federal y, junto a la droga, habían desaparecido un total de doce teléfonos celulares que también formaban parte del plexo probatorio de una causa por infracción a la Ley Nacional de Drogas.

Por el caso, en un primer momento habían quedado detenidos un empleado judicial de bajo rango, su pareja y un familiar más. Actualmente, solo el primero de ellos se encuentra con prisión preventiva. En los allanamientos que se hicieron en ese momento, solo se recuperó un poco de droga aunque se presume que ya haya sido distribuida o vendida desde antes que el hombre la robara.

Más allá de eso, en la jornada del viernes hubo novedades respecto del avance de la investigación. Fuentes judiciales y policiales consultadas por La Opinión Austral indicaron que se hizo un gran despliegue para encontrar elementos de interés para la causa.

Según pudo saber este diario, se trató de doce allanamientos que se hicieron de manera simultánea en casas de Río Gallegos. Los mismos se realizaron en domicilios ubicados en el Barrio Jorge Newbery, 400 departamentos, barrio el faro, barrio Belgrano, otro en zona centro, barrio 44 viviendas, 152 viviendas y barrio Fátima. Como resultado: se secuestraron un total de ocho celulares, todos los que habían desaparecido con la droga.

Los que tenían los celulares en su poder dijeron que los habían comprado de buena fe y nadie quedó detenido. Más allá de eso, el grueso de la droga sigue sin aparecer

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