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El conflicto docente apareció en escena en 2025 como una amenaza de extenderse varios meses. Con paros interminables, la gestión anterior del gremio ADOSAC (Asociación Docentes de Santa Cruz), cuya conducción estaba en manos de la “Lista Lila“, argumentaba que la solución siempre estaba en manos del Gobierno. Desde enero de este año, al gremio mayoritario docente lo conduce otro grupo político interno, conformado por una intersectorial. Durante la campaña, tildaron a la “Lila” de oficialista del Gobierno provincial actual, es decir, con llegada al partido SER. Le adjudicaron esto en base al arranque del ciclo lectivo 2024, el que el Gobierno “vendió” como el primer arranque de clases sin paros en décadas.


Pero había allí un dato clave: al asumir la gobernación, Claudio Vidal puso al frente del CPE (Consejo Provincial de Educación), a Daniel Busquet, referente del partido Encuentro Ciudadano, sector político que nació del conflicto docente del 2007 y con mucha llegada a los referentes de la “Lista Lila”. Busquet se fue a mitad de año y volvieron los paros. Sin embargo, para la “Lila” fue demasiado tarde y la oposición en ADOSAC le ganó las elecciones. Desde entonces, era cuestión de tiempo el enfrentamiento con el Gobierno. Las clases iniciaron con paros y no pasó mucho tiempo para que la administración provincial lo tildara de político. Amenaza de instauración del presentismo mediante, luego de retomar el diálogo en paritarias, el gobierno se acercó a lo pretendido por ADOSAC y estos finalmente levantaron la medida de fuerza. La resolución del conflicto trajo alivio al Gobierno que en año electoral no quiere una pelea con un sector que le aportó muchos votos en 2023. La pregunta será saber cuánto pudo dañar esa confianza el proyecto de presentismo.
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