El quinto día de juicio por el homicidio del comerciante Vicente Maillo fue muy distinto al del jueves. Si bien en la jornada de anteayer predominó lo emotivo, este viernes las cuestiones tuvieron un rumbo más técnico, en relación a las investigaciones realizadas en su momento.

 

El debate fue realizado en las instalaciones de la Escuela de Formación Policial, encabezado por Joaquín Cabral junto a Jorge Yance y Enrique Arenillas. El eje central de la jornada fueron las averiguaciones policiales realizadas en su momento, el grado de participación de los imputados José Maillo, su hermano “Luigi”, la viuda del comerciante Susana Reina, y cómo los investigadores llegaron a dar con el presunto autor material del hecho: Christian Etchebarne.

 

Durante la quinta jornada de valoración de pruebas casi todas las testimoniales fueron realizadas por efectivos policiales, a excepción de una muy relevante: la de una mujer de apellido Varela, que era trabajadora de una empresa de turismo y fue quien vendió el pasaje del presunto sicario a Buenos Aires, la provincia donde él residía.

 

Sentada frente al tribunal, la mujer dijo que -días después del crimen- la Policía se acercó al lugar donde trabajaba y le consultó por algún pasaje que, días antes, habría sacado alguien. Le preguntaron por algo inusual, y ella aseguró que entre el 14 y el 15, un hombre llegó en dos oportunidades (primero cerca de las 15:00 y luego antes de cerrar a las 18:00).

 

Un mensaje del celular de Maxi a Susana: “Fijate si el viejo está mirando las cámaras”

 

Lo que le pareció raro a ella fue que esa persona pagó el pasaje más caro sin chistar y en efectivo. Incluso le pidió el DNI debido a que su apellido era muy difícil: Etchebarne.

 

Luego pasó el testimonio de algunos efectivos que trabajaron en las primeras pericias tras conocerse el fallecimiento, y las primeras averiguaciones para determinar las circunstancias en las que falleció Vicente.

 

Como dato curioso, en todas las oportunidades, la abogada querellante Erica Schupbach hizo hincapié en preguntas claves: determinar si la puerta de la cocina se encontraba abierta o cerrada al momento de la llegada de la Policía y si los perros que tenía la pareja se encontraban a la vista.

 

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La defensa, encabezada por Carlos Telleldín, pidió la nulidad de una efectivo de Criminalística porque no firmó un acta, pero finalmente no fue dado a lugar. La coordinadora de esa inspección ocular hecha en el lugar del crimen ratificó lo actuado por la Policía.

 

Otro testimonio fundamental fue el de un efectivo de la Dirección de Investigaciones que debió analizar el celular de Maximiliano y halló algo que elevó a sus superiores: el policía vio que, desde el celular del imputado, por WhatsApp, alguien le escribió a Reina: “Fijate si el viejo está viendo las cámaras, que tengo que sacar plata”.

El agente de la fuerza no pudo asegurar que se tratara de Maximiliano el que envió ese mensaje o si hablaban de Vicente, aunque explicó que, posiblemente, esas personas hablaban en código: en otro mensaje del celular de Maxi al de Reina alguien escribió: “¿Cuándo viene el viejo Mangeri?”.

 

Otro dato curioso durante la jornada fue que, en el testimonio de uno de los policías, se usó el proyector para mostrar las fotos de la escena del crimen. Esta vez, los hijastros de Vicente Maillo se quedaron en la sala y Reina ni se inmutó, a diferencia del jueves, cuando estaba visiblemente conmovida al ver las imágenes.

Las cámaras

De un tiempo a esta parte, las cámaras de seguridad han sido de gran utilidad para desentramar delitos. Con su ayuda, se puede establecer a los autores o víctimas en tiempo y espacio o reconstruir el recorrido de los imputados.

 

Por el caso Maillo, se secuestraron alrededor de 25 cámaras de seguridad de locales cercanos a Doña Ana, pero hubo un problema con el grabador de video digital o DV-R (Digital Video Recorder por sus siglas en inglés) del local antes mencionado, ya que sólo se secuestró la carcaza.

 

Los padres del acusado de ser el autor material desconocían la situación de su hijo

 

En la tarde de ayer se dio uno de los testimonios más esperados por todas las partes intervinientes: el del comisario general retirado Luis Águila quien, el año pasado, dejó la fuerza de seguridad provincial y que, en su momento, estuvo a cargo de la Regional Zona Sur para atrapar al presunto sicario en Buenos Aires.

 

“Yo me acuerdo que, en ese momento, yo trabajaba con él. Fue increíble el laburazo que hizo para atrapar a Etchebarne” aseguró una fuente policial en relación a las investigaciones que realizó Águila para poder dar con el acusado de ser el autor material del hecho.

 

Cerca de las tres de la tarde, Águila fue sentado frente al tribunal y llegó a dudar sobre su jerarquía:

 

-¿Ocupación?
-Eh… comisario general
-¿Condición actual?
-Retirado.

 

Fue el pequeño intercambio que Cabral tuvo para con Águila antes de conocer los detalles sobre las averiguaciones que realizaron desde el 16 de noviembre, sus primeras sospechas y cómo fue el trabajo hasta el viaje que realizó junto a otros seis policías a Buenos Aires, por orden de la jueza Marcela Quintana, quien estuvo a cargo de la instrucción.

 

“Yo llegué a la casa del homicidio cerca de las siete de la mañana, por aviso del jefe a cargo de la Seccional Segunda de ese momento, Aguilar. Cuando llegué, en ningún momento subí al primer piso, me quedé en planta baja”, comenzó diciendo Águila.

 

En otro tramo de su relato dijo algo fundamental para la causa: una de las cámaras de seguridad del local Doña Ana, al lado de la puerta principal de acceso a la vivienda en la que ocurrió el crimen. “Llegó Luis Maillo y su madre. Vi que había una cámara que apuntaba directamente afuera y que estaba encendida. Ellos me abrieron la puerta y pudimos ver cómo, horas antes, la señora entraba a la casa con Etchebarne”, dijo tajante el comisario retirado que, por cuestiones personales, se alejó de la fuerza en septiembre del 2020.

 

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“Desde un principio me pareció algo llamativo, no hay armas a la vista ni violencia por parte de ninguno de los dos en el ingreso al domicilio”, aseveró el hombre que había llegado a ser superintendente de la Policía Judicial e Investigaciones como “premio” por haber esclarecido el caso Maillo.

 

Según Águila, en su exposición en sede policial Reina aseguró haber sido maniatada y esto le llamó poderosamente la atención cuando la vio, una vez que regresó a Doña Ana: “Yo vi que no tenía marcas propias de haber sido atada”.

 

Las cámaras jugaron un rol fundamental. Aunque Águila no pudo verlas a todas, aseguró que miró algunas que daban cuenta de presencia de barrenderos en la zona de la esquina de Corrientes y Zapiola y la camioneta Cherokee en la que se movilizaría “Luigi” y un acompañante (que sería Etchebarne) en reiteradas oportunidades.

 

Aunque el exsuperintendente dijo que a la familia se le respetó el día del velorio, las averiguaciones continuaron. “Hay una cámara fundamental en la tarde previa al crimen que ubica a Luigi junto con un acompañante que sería Echeverry (sic) en Magallanes al 200”, donde se ubica la casa de su abuela, María del Carmen Espiritoso.

 

“No, pará. No me cuentes más”, fueron las palabras que Águila le dijo a Espiritoso y a Reina cuando ellas se presentaron en la Comisaría Segunda y comenzaban a “confesar” el crimen. “En ese momento, les dije que paren porque tenía que pasarle la novedad a la jueza Quintana. Le pedí a ella que venga a la Seccional y ella les tomó la declaración”.

 

Esa madrugada, la Justicia ordenaría un allanamiento en la casa de José Maximiliano y su detención. Sobre las pruebas que pesan contra del mayor de los hijastros, consultado por la defensa, Águila explicó que lo pudo ubicar en Doña Ana donde habría ido a retirar el disco rígido del DV-R.

 

Extraoficialmente, se supo que uno de los cuchillos tenía ADN de Vicente Maillo

 

Las averiguaciones continuaron hasta dar con Christian Etchebarne. “Nosotros supimos del vínculo que la novia de Luis tenía con una chica que se llama Carolina, y luego pudimos establecer la identidad de Etchebarne”, aseguró Águila.

 

“Una sola vez me preguntaron por la causa, un día hasta me dijeron que estaban viendo lo de la herencia”, aseguró el comisario general.

 

A Etchebarne lo detuvieron en Buenos Aires, caminando por la calle. En un momento, Águila le habló y le dijo: “Vos sabés por qué estamos acá”, y se puso a llorar, aseguró el exintegrante de la fuerza.

Christian Etchebarne, vos ya sabés por qué estamos acá

En la antesala de la declaración de Águila, se supo que se conocieron los resultados de los análisis realizados en los cuchillos encontrados detrás de la heladera de los Maillo, señalados por Reina como los que utilizó para asesinar a su marido.

 

Extraoficialmente, este diario pudo saber que, efectivamente, se encontraron rastros de ADN en una de las armas blancas en cuestión y los cromosomas X y Y corresponderían a Vicente Maillo. Asimismo, se supo que no se hallaron huellas digitales.

 

Por esto, el tribunal encabezado por Joaquín Cabral resolvió que el próximo martes, cuando se reanude la audiencia, Susana Reina señale cuál de los dos cuchillos habría usado.

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