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La copia de una llave, millones de pesos que nunca aparecieron, unos tatuajes, la desinfección de un edificio y hasta el pago de unos alquileres por adelantado, son solo algunos de los elementos de un histórico suceso que registró en mayo del 2021 de Río Gallegos, cuando un grupo de delincuentes pergeñó un robo “casi” perfecto.

Se trata del robo al Ministerio de Desarrollo Social que tuvo lugar en la medianoche del 5 de mayo del año antes mencionado, cuando dos delincuentes ingresaron al edificio ubicado en la esquina de Don Bosco y Salta de nuestra ciudad y, con ayuda de una amoladora, sustrajeron más de tres millones de pesos en bolsos que llevaron consigo.

La causa tiene como imputados a Fabio Witto, Guillermo Acuña, Cristián Díaz, Alejandro Crosignani y Vanesa Reinoso. Todos, de alguna u otra manera tuvieron intervención o participación en el plan que terminó con los dos primeros tras las rejas hasta el juicio y el resto en libertad pero, como dato, la gran cantidad del botín nunca apareció. Según el testimonio de la única acusada, gastó su parte en el pago de abogados.

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En ningún momento Witto y Díaz cruzaron miradas. (FOTO: FRANCO VELLIO/LA OPINIÓN AUSTRAL)

Desglosando la participación de cada uno de ellos, la Fiscalía reconstruyó que Crosignani fue quien trabajaba como seguridad privada en el edificio, habría sido el que sacó la llave de la puerta de emergencia de la calle Don Bosco, hizo una copia y se la entregó a Witto quien, en ese momento, era su cuñado.

Como si se tratara de una compleja operatoria, Witto se junto con “Chester” Acuña y “Pichu” Díaz para comenzar a idealizar el plan. Crosignani además de la llave les dio el dato: el 4 de mayo habían ingresado mochillas con dinero a la caja fuerte del área de Tesorería y, esa misma noche, el personal de Vialidad Provincial iba a desinfectar el lugar, teniendo en cuenta que eran épocas de COVID y, al menos por 24 horas, el edificio iba a estar desocupado.

Pichu” Dïaz es un trabajador municipal y una de sus labores fue conseguir los característicos mamelucos del personal de la comuna para que sus secuaces ingresen al lugar y ejecuten el plan sacando el dinero de las cajas de seguridad con ayuda de una amoladora.

Siempre en orden a la acusación de la Fiscalía, Díaz se encargaría de llevarlos a bordo de un Renault Clio gris, primero vestidos como “civiles” y luego trajeados como empleados comunales. Posteriormente, todos se reunirían en la casa de Witto en la calle Onelli para dividir el botín e irse cada uno a sus casas.

El delito podría haber quedado impune. Witto, el principal sospechoso había recuperado la libertad apenas meses antes y estaba viviendo en la casa de Reinoso, junto a la hermana de ella (que es novia de Crosginani), su suegra.

“Chester” Acuña junto a su abogado Jorge Trevotich. (FOTO: FRANCO VELLIO/LA OPINIÓN AUSTRAL)

Por cuestiones propias de la convivencia, en la última semana de abril, la madre de Reinoso los había echado de la casa del barrio Belgrano y consiguieron un departamento en la calle Onelli. Luego del golpe al Ministerio y una vez que cayó Witto, su pareja pagó dos meses de alquiler por adelantado, dato relevante entendiendo que ella no tenía trabajo ni “solvencia económica”.

Con el pasar de los meses, los integrantes de la banda fueron cayendo y lo que parecía el robo del siglo, terminó como una torre de naipes en el medio de un terremoto. Eso sí, nunca apareció gran parte del dinero. Solo Witto y “Chester” quedaron detenidos hasta el comienzo del juicio.

La semana pasada, en el debate encabezado por María Alejandra Vila, quien estuvo junto a Joaquín Cabral como vocal titular y Diego Lerena como subrogante empezó el juicio. Witto aprovechó para dar su versión de los hechos confesando la planificación del robo tal como lo decía la acusación fiscal, complicando la situación de sus secuaces.

En la mañana de este viernes se retomó el juicio con el fiscal Federico HeinzAnalía Molina como jefa de despacho, Jorge Trevotich abogado de Acuña, Víctor Robles por Crosignani, Emin Charif Sat por Witto, Cristian Arel y Gabriel Bertorello por Reinoso, Jorge Trevotich por Acuña y Camila Rumi por Díaz.

En el lugar también estuvo un equipo de La Opinión Austral que te cuenta algunas de las misceláneas de la última jornada. Por ejemplo, Crosignani llegó con un barbijo que le tapaba la mitad del rostro, a Acuña se lo vió con los ojos llorosos en varios tramos del día; Reinoso estuvo intercambiando algunas sonrisas con su novio Witto quien fue sentado a su izquierda, mientras que este mantuvo una postura hostil con Díaz.

En ese sentido, cabe remarcar a Reinoso quien estuvo sonriendo mientras Heinz enumeraba las cosas que ella habría comprado con el dinero robado: trenzas, tatuajes y marihuana además del pago de los alquileres. Además se conoció una comunicación de Witto y uno de sus hermanos en los que aseguraba -ya estando preso- que iba a “cargarse a Díaz“, es decir que iba a hacer que vuelva a estar preso, luego de haber sido liberado en la etapa de instrucción.

En sus alegatos, Heinz sostuvo las caratulas de “robo agravado por ser poblado y en banda y por concurrir las circunstancias del artículo 163 inciso 3 del código penal” como coautores a Acuña y Witto. Para el primero pidió nueve años de prisión mientras que para el segundo seis y, por la misma carátula pero como participes necesarios, nueve años para Crosignani y Díaz. Por otro lado, para Reinoso solicitó tres años de prisión en suspenso.

Charif Sat y Bertorello se mostraron conformes, mientras que el resto de los defensores pidieron la absolución de sus clientes. Antes que el tribunal empiece a deliberar, todos menos Witto aseguraron ser inocentes. La sentencia, el 1 de diciembre

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