Your browser doesn’t support HTML5 audio

Si bien el Día de las Infancias se celebró el pasado 20 de agosto en la Argentina, a nivel mundial existe otra fecha que procura concientizar a las personas sobre la importancia de trabajar diariamente por el desarrollo y cuidado de los más pequeños.

Se trata del Día Universal del Niño, que tiene lugar todos los años el 20 de noviembre. El mismo conmemora los aniversarios de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos del Niño (1959) y la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño (1989), relativos a la vida, la salud y la educación, como así también a la protección frente a la violencia y la discriminación.

Es por esa razón que, hoy en particular, resulta crucial tener presente algunas actividades o propuestas que bregan por el bienestar de los niños, precisamente en relación con el juego y el arte. A propósito, desde La Opinión Austral exploramos cómo la actuación, la música y otras formas de expresión se convierten en medios altamente enriquecedores para las infancias.

La importancia del arte y la creatividad en el aprendizaje infantil

Mediante la interpretación de personajes famosos, la creación de ilustraciones, la mezcla de sonidos y movimientos de baile, los adultos pueden conocer mejor a los niños y crear un vínculo afectivo más profundo. Además, los propios chicos aprenden a entender tanto su mundo exterior como interior.

De hecho, Emmanuel Ayala, quien trabaja en los centros Retoño Patagónico y Atención Terapéutica Integral (ATI) y es parte de los equipos técnicos de la Fundación SER PARTE y del Instituto para Trastornos del Espectro Autista “ITEA” en Río Gallegos, resaltó que “la infancia es fundamental para el desarrollo cognitivo y socio-afectivo de las personas”.

El arte demuestra ser especialmente beneficioso durante este ciclo de vida, en el cual -según consignó el terapeuta- los adultos deben garantizar la educación de los niños, permitirles disfrutar de su tiempo libre, fomentar su fortaleza y confianza, así como brindarles amor y estímulos familiares.

Es importante señalar que, aunque estas disciplinas tienen la capacidad de estimular la creatividad a lo largo de dos etapas -la primera infancia, que abarca desde el nacimiento hasta los 6 años, y la infancia propiamente dicha, de los 6 a los 12 años-, adquieren una relevancia especial desde los 3 años hasta el inicio de la educación formal. Durante este período, los niños experimentan un rápido crecimiento tanto físico como intelectual.

Retomando las ideas del psicólogo Erik Erikson, quien elaboró la Teoría del Desarrollo Psicosocial, Ayala subrayó que es en ese contexto que “crecen sus intereses por relacionarse con otros chicos, poniendo a prueba sus habilidades y capacidades, sienten curiosidad y es positivo motivarles para desarrollarse creativamente”. Por esa razón, aseguró que es un momento ideal para que “exploren sus capacidades artísticas”.

Los riesgos de imponer un lenguaje artístico

Por su parte, la Licenciada en Musicoterapia Laura Sabatini, integrante de la Comisión Directiva de ASAM (Asociación Argentina de Musicoterapia), dijo a La Opinión Austral que “siempre es valioso” brindarles a las infancias espacios expresivos y creativos.

“Más allá de que cada lenguaje artístico posee sus códigos, reglas, estructuras y demás, cuando los objetivos están debidamente definidos, el arte es sumamente importante”, aseguró la profesional de la capital santacruceña dedicada al uso de la música y de sus elementos para promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, y otros objetivos terapéuticos relevantes.

Explicó que estas actividades son definidas por lo que cada familia puede y elige brindar, siendo la música una de ellas. No obstante, subrayó que nunca deben darse desde estrictas y conservadoras metodologías, porque de esa manera “la relación que se establece no será placentera”.

De acuerdo a Sabatini, en el caso de que se imponga un lenguaje artístico, incluso si está diseñado para fomentar la creatividad del niño, existe el riesgo de que sea incorporado como negativo y no cumpla la función para el cual fue creado o pensado, “por lo que difícilmente sea beneficioso”.

Desde esta perspectiva, subrayó la importancia de que los padres respalden los intereses de sus hijos y participen en los juegos que ellos proponen. “Pueden cantar y bailar en familia, construir instrumentos simples con elementos de nuestra casa, mostrarles alternativas para que conozcan cosas nuevas y acordes a su edad y posibilidades”, comentó.

“El juego, las canciones, los dibujos, las ocurrencias que despliegan desde el mundo de la fantasía debería ser acompañado y sostenido”, dijo. De igual manera, remarcó que a “cada infancia lo acompaña una realidad distinta, trae su impronta, su ser que no está definido sólo desde sus desafíos, sino desde sus fortalezas y potencialidades”.

Por otro lado, Sabatini hizo referencia a su campo profesional y afirmó que es posible promover intercambios a través de la música para expandir canales de comunicación. También destacó la utilidad de los instrumentos musicales como herramientas para abordar aspectos motores en procesos de rehabilitación. Sin embargo, enfatizó que “siempre resulta necesaria la evaluación previa, entendiendo que un mismo camino puede llevarnos a diversos objetivos en distintas personas”.

La Licenciada en Musicoterapia aseguró que “bailar, cantar, pintar, jugar, expresarnos, abrir canales de comunicación son valiosos más allá de la edad. Todo aprendizaje cuanto más significativo sea para una infancia, mayores probabilidades hay de que la acompañe toda la vida”.

Fomentando el arte teatral en la educación

La Opinión Austral también conversó acerca de este tema con la docente de Teatro Elena Koutsoukos, quien recibió su formación en la academia Andamio 90 y trabaja en escuelas primarias y secundarias de la Ciudad y Provincia de Buenos Aires. “Todas las disciplinas artísticas son valiosas, y el teatro es una de ella”, recalcó.

“El arte es una herramienta para el resto de las asignaturas. Ayuda a los chicos a comprender mejor el mundo que les rodea y a desarrollar habilidades como la observación, la interpretación y la resolución de problemas”, comentó.

En cuanto a la enseñanza del teatro, sostuvo que a través de actividades lúdicas como el juego de roles o la creación de historias, es posible fomentar la imaginación y la cognición en los niños, lo que mejora su interacción entre sí. Es por esa razón que Koutsoukos señaló que “se los acompaña en el proceso de aprendizaje”. Además, mencionó que se emplean cuentos y obras teatrales para fomentar la lectura y la expresión oral.

“El teatro estimula y ayuda a trabajar la desinhibición. Hay quienes tienen más timidez que otros”, dijo y destacó que los cambios “se ven en el tiempo, no hay que apurar el proceso porque cada uno es diferente”.

Para Koutsoukos, “el arte sana y nos transforma. La creatividad la tenemos todos, pero en los niños está a flor de piel y poder ofrecer un espacio de arte, ya sea de teatro, plástica o música, desde el nivel inicial, primaria y secundaria es poder brindarles grandes herramientas para su desarrollo personal y para que se puedan relacionar de una mejor manera”.

En esa línea, Lucía Sternischia, quien es igualmente profesora de teatro y trabaja en escuelas secundarias y primarias de la Capital Federal, consideró que “todo tipo de arte es sumamente importante en la etapa de la escolaridad, sobre todo cuando se trabaja en equipo”.

Destacó que en el teatro, desde el primer momento, “uno se plantea un trabajo con otro, primero desde el juego y después ya en los ejercicios de improvisación y de escenas”  y añadió que “hay que construir en grupo, aprender a escuchar y a ceder, a respetarse en el escenario, así como aprender a ocupar el rol de espectadores”.

Sternischia enfatizó que su objetivo no es formar actores o actrices en el transcurso de la materia, sino “que puedan abrir su imaginario, que puedan ver las posibilidades de su cuerpo, pensándolo como instrumento, y que puedan comprender que a partir de la imaginación, todo mundo o escenario es posible y eso es maravilloso”.

Para cerrar, enfatizó en que cada persona tiene un proceso singular en diferentes actividades artísticas. Aclaró, de igual forma, que el acceso a las mismas está condicionado por “el contexto y los recursos de cada familia”.

Leé más notas de Andrea Daufi

Ver comentarios