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Graciela Suárez, la querida vecina de Río Gallegos reconocida por su incansable labor solidaria, finalmente regresó a casa tras varios meses de internación en Buenos Aires debido a severos problemas de salud en sus riñones. La mujer llegó de sorpresa y su hija Noelia Cuevas compartió en las redes sociales un video del emotivo reencuentro.
En las imágenes se ve el momento en que Noe abre la puerta del auto sin entender mucho que pasaba, ve a su mamá y se funden en un abrazo. “La emoción más hermosa, poder abrazar a mi viejita después de dos meses y medio! De extrañarla tanto. Volvió!! Gracias a Dios sana. Te amamos muchísimo ma!! Que feliz nos puso tu sorpresa”, escribió.
“Graciela ya está en su casa. Después de sufrir y padecer 4 meses de internación, ahora a reposar y pronto volver a su vida normal. Agradecer a todos por estar a su lado en esos momentos difíciles. A disfrutar de sus hijos, nietos y amigos”, dijo Omar Cuevas.
Una lucha de meses
Suárez fue derivada a Buenos Aires en enero tras un diagnóstico complicado. Durante su internación, pasó por diversas intervenciones quirúrgicas para tratar una severa infección renal causada por una piedra de gran tamaño que obstruía su vía urinaria. Su salud se vio gravemente comprometida, requiriendo tres cirugías y la colocación de sondas para facilitar su recuperación.
Desde su estadía en el Sanatorio Anchorena, Suárez compartió su proceso de lucha mediante redes sociales, donde expresó tanto su gratitud por el apoyo recibido como su ansiedad por regresar a su hogar.
Desde su estadía en el Sanatorio Anchorena, Suárez compartió su proceso de lucha mediante redes sociales, donde expresó tanto su gratitud por el apoyo recibido como su ansiedad por regresar a su hogar. “Estoy un poquito sensible, no solo por la situación que estoy viviendo, sino también por el encierro”, relató en una de sus transmisiones en vivo. “Hace un rato me sacaron la vía central que tenía en el cuello, me estaban pasando suero porque tengo los brazos todos reventados por las agujas”.
También compartió detalles sobre su diagnóstico y el proceso que llevó a su internación prolongada: “Estuve tres meses diagnosticada con cistitis. Me estuvieron medicando durante 10-15 días, iba al médico y me decían: ‘Es cistitis’, entonces me medicaban. Luego dijeron que tenía una infección urinaria, así que me dieron otra medicación. Iba a la guardia, me ponían analgésicos y me mandaban a casa, hasta que un día se pasaron de medicación, pero me dijeron que era un principio de ACV, estuve ciega y en silla de ruedas hasta que una doctora me mandó a hacer una tomografía computada con contraste y descubrieron que era mi riñón izquierdo el que estaba causando la infección”, explicó.
En el quirófano “no pudieron hacer nada porque estaba todo infectado. El doctor me dijo que si hubiera esperado 10 o 15 días más, no la iba a pasar porque se me iban a infectar todos los órganos. Así que me tuvieron que internar y estuve un mes en el hospital. Agradezco mucho al doctor Larcade, a Pascualini y a la enfermera, se portaron muy bien conmigo”, expresó.
“Detectaron que tenía una piedra muy grande que obstruía la vía urinaria y estaba pegada al riñón”, dijo sobre el diagnóstico y dado que no había profesional en Medisur para la operación, por encontrarse de vacaciones, fue derivada.
A partir de allí se inició la campaña para poder reunir el dinero y cubrir el pasaje de su hijo, dado que había cobertura de pasaje de ida. “Gracias infinitas a ustedes, se pudo recobrar ese dinero”, expresó.
En el sanatorio Anchorena de Buenos Aires, el doctor le indicó que “la piedra era muy grande y estaba muy infectada. Me dijo que probablemente iba a necesitar tres cirugías”. Realizaron tres cirugías y se presentó una “pequeña fisura en el riñón”, por lo que le colocaron una sonda para que pudiera orinar.
La tercera cirugía se concretó el pasado 8 de febrero. “Hubo otra fisura y me pusieron otra sonda”, mencionó. Días después comenzó a presentar fiebre y descubrieron que tenía otra infección. Nuevamente ingresó al quirófano, donde estuvieron modificando las sondas, y ahora tiene dos.
“Soy una persona que siempre está activa, ayudando a la gente, y hoy estoy sola encerrada entre cuatro paredes, pero tengo que poner de mi parte para volver pronto a casa con mi gente, con mis hijas”, manifestó en ese momento.
Luego de varias intervenciones y mucho tiempo de espera y paciencia; finalmente el deseo de Graciela se hizo realidad y ahora se encuentra en Río Gallegos, rodeada el cariño de su familia, amigos y vecinos.
El apoyo incondicional de la comunidad
El retorno de Graciela no solo es un alivio para su familia, sino también para la comunidad que la acompañó en cada paso. Su hijo, Mauro, quien estuvo con ella durante gran parte de la internación, debió regresar a Río Gallegos antes debido a los elevados costos de hospedaje. Gracias a la solidaridad de los vecinos, se logró cubrir los gastos de viaje y asistencia durante su estadía en Buenos Aires.
Ahora, con la esperanza de recuperar su vida normal, Graciela continuará con reposo y controles médicos en la capital santacruceña.
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