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*Por Juan I. Dodda

Toda la vida criamos ovejas, es lo único que sabemos hacer, y sí, se está yendo gente, pero es también producto de la desinversión, tenemos que buscar alguna manera de que las nuevas generaciones no se vayan del campo, atraparlos, en el buen sentido, porque el mensaje que vienen escuchando es que se termina, que es sacrificado… todo negativo, y eso estimula a buscar otros rumbos, ojo, no es que no sea sacrificado, pero ni más ni menos que otros trabajos, porque también tiene sus satisfacciones y hay que aferrarse a eso, yo soy optimista”, reflexiona Mariano Ilarragorri, productor ovino de la zona de Fuentes del Coyle, en el suroeste provincial, en diálogo con Santa Cruz Produce.

Como la de tantos otros, la de Mariano y su familia es una historia de legado de generación en generación. El nació en Tapalqué, provincia de Buenos Aires, en 1983. Por ese entonces su abuelo adquirió unas tierras “a pagar” en Santa Cruz. “Mi abuelo se vino con mi mamá, su hermana, mi papá y mi tío, años más tarde vendieron ese campo y compraron el actual, La Tapera”, relató Ilarragorri que, fallecidos su abuelo y su padre, desde 2016 le alquila el campo a sus hermanos y a su tía.

Si uno apuesta a esto tiene que invertir y buscar un producto mejor año tras año para seguir siendo competitivo, muchas veces es cansador, desalentador, pero es lo que sabemos hacer”, reafirma.

Galpon de Esquila en la Estancia La Tapera de los Ilarragorri.

En 2002, cuando falleció su padre, Ilarragorri, por entonces con 19 años, se hizo cargo del campo de la familia y junto a su madre implementaron algunos cambios.  “Hicimos varios cambios que hoy suenan lógicos, pero en ese momento no: Empezamos a hacer esquila pre parto, certificamos RWS -bienestar animal-, hicimos un programa de inseminación artificial de selección de madres, corderas y machos, se implementó un plan sanitario riguroso, apuntamos a tratar de buscar eficiencia que es lo que necesitas para poder seguir estando en el negocio”, explicó Ilarragorri. A partir de 2016, cuando falleció su madre, Mariano y su mujer, Cintia Alvado (profesora de educación física y coach ontológica), pasaron a ser tomadores de decisiones absolutos.

En 2023, asediado por la falta de agua de los últimos años, Ilarragorri encontró algo de luz al final del túnel cuando se topó con el Programa de Carbono POA, una alianza entre Ovis 21, Ruuts y Native Energy INC que promueve que los productores patagónicos puedan recibir fondos por capturar carbono en sus suelos. El programa financia asistencia técnica, monitoreo ambiental y el desarrollo de infraestructura a través de la venta anticipada de créditos de carbono que les permita avanzar en la realización de mejoras.

Con la preventa de los créditos de carbono, se realizaron divisones en el campo.

Reorganización y premio

“Y ahora, ¿quién podrá defendernos?”, decían los protagonistas en el programa de TV mexicano invocando la presencia de El Chapulín colorado. Pues bueno, a Ilarragorri y la mujer se les apareció la ganadería regenerativa y el programa de preventa de créditos de carbono que les permitió hacer un rediseño de la estrategia productiva para, no sólo sobrevivir, sino para generar un negocio más confiable. Al principio les parecía insólito “recibir dinero sin vender ni un cordero ni un fardo de lana del campo”. Pero así es.

“Nosotros siempre habíamos cuidado el campo, pero con tantos años de sequía nos habíamos quedado sin herramientas para afrontar este tipo de problemas y sí, puede parecer engorroso tener los datos, papeles, juntarse a diseñar el camino, tiempo de escritorio, que por ahí los ganaderos de acción nos cuesta un poco, pero la verdad que dio sus resultados, haciendo un manejo distinto podemos mitigar el impacto climático que no podemos manejar”, reconoce, en un juego de palabras, Ilarragorri.

Vale recordar que La Tapera, que queda en el kilómetro 455 de la ruta nacional 40, tiene un promedio histórico de precipitaciones de 200 mm, y una superficie de más de 23.000 hectáreas, de las cuales 427 hectáreas son de vega con alto poder productivo. Sin embargo, tres años consecutivos de bajas precipitaciones los obligaron a bajar un 40% la receptividad del campo. Cuando llegaron había 7000 animales, hoy cuentan con una majada de 4000 animales que “si no hubiésemos hecho todo esto hoy sería inviable”, recordó.

Te invitan a soñar un campo como a vos te gustaría y ponerlo en papel, programarlo, diseñarlo en conjunto, y con profesionales que te ayudan a ponerlo en práctica”, dice el productor sobre el acompañamiento no sólo económico que reciben sino también, fundamental, asesoramiento técnico.

Así, surgió la posibilidad de dividir el campo en dos y sectorizarlo permite dar descansos en momentos del año donde lo necesitan. “Cuando recibimos el primer pago nos simplificó haber tenido todo planificado, en dos días compré todo, no me quedé con nada de plata incluso nosotros hicimos nuestro aporte también, y eso nos permitió hacer un par de divisiones más”, contó Ilarragorri. Y graficó: “Con las divisiones quedaron campos de 2000-2500 ha, y un manejo más sencillo, ojo, no con menos trabajo, pero con la oveja más cerca, más monitoreada”.

Trabajos en la manga, con el ganado ovino.

Consultado sobre qué podría decirles a otros ganaderos que estén pensando en si dar o no el salto, Ilarragorri dijo: “Es algo muy nuevo y lo único que puedo compartir es mi experiencia a corto plazo, y lo que sentimos es positivo, te ayuda a mejorar tu campo, obviamente con una preventa de bonos de carbono, que también es un negocio para ellos, pero nosotros pensamos que si no hacíamos algo, dentro de 5-6 años no sabíamos dónde íbamos a estar, producimos en un ecosistema muy frágil y hay que encontrar las herramientas para conservarlo”.

El proyecto dura tres años y se planificó por semestres; a finales de 2024 recibieron la primera inversión de la preventa de los créditos de carbono. Como objetivo principal del plan se plantearon aumentar la producción y crear reservas de agua a partir de nuevas perforaciones con bombas solares y reservorios en tanques plásticos, distribuir el agua a partir de acueductos por gravedad, dividir los cuadros y diseñar células de pastoreos de corta duración y largos tiempos de descanso. Para Ilarragorri, “criar una oveja que te rinda cuesta lo mismo que una que no te rinda”, por eso hay que hacer todo en pos de la eficiencia.

Negocio hoy y desafíos

A partir de la raza merinos multipropósito (MPM), Ilarragorri califica bien en los dos negocios, carne y lana. “El negocio de la carne hoy está bastante firme, y nosotros tenemos buena producción de carne y corderos de calidad que se aprecian en todo el mundo”, reflexionó. Sobre la lana, en cambio, dijo: “Hoy está difícil el tema de ventas al exterior, no por un tema argentino sino por una situación global, pero es un mercado más estable que el de la lana, que está atravesando una situación bastante crítica, porque no se está vendiendo casi al exterior, las barracas están estoqueadas y no traccionan precio, es una situación global”.

 

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