Your browser doesn’t support HTML5 audio
El freno del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) para continuar negociaciones con la flota congeladora de langostino abrió paso, tal como adelantara La Opinión Austral, a una alternativa empresarial: acuerdos individuales con cada marinero.
Recursos humanos de las empresas ya están en contacto con tripulantes para firmar convenios de forma “libre, voluntaria y fehaciente”, según se informó ante la Secretaría de Trabajo de la Nación.


Conflicto
Desde el 17 de marzo, más de un centenar de buques congeladores permanecen amarrados en puerto, y las pérdidas por exportaciones superan los USD 130 millones. Esta parálisis impacta en toda la cadena de valor de la pesquería langostinera. Desde los marineros, a estibadores, plantas procesadoras y todo el movimiento económico que existe en las localidades portuarias en torno a la temporada.
La ecuación no da y las empresas denunciaron el convenio colectivo de trabajo para negociar una baja en el salario de producción. La pretensión era del 30% del mismo, pero finalmente llegaron a un acuerdo con los sindicatos que representan a los capitanes y a los maquinistas. Pero no pasó lo mismo con el de los marineros. El SOMU rechaza una rebaja salarial y la tensión es extrema. Hoy más de 8 mil familias de marineros se ven afectadas por la parálisis.
Para el gremio hay un “lock-out patronal” que mantiene paralizada la actividad. Pero luego de rediseñar varias propuestas, y haber sido todas rechazadas por la dirigencia del SOMU, desde la secretaría de Trabajo de Nación se habilitó para acordar “acuerdos particulares” por empresa.
A pesar de que los sindicatos que representan a los capitanes, y a los maquinistas ya alcanzaron acuerdos con las cámaras empresarias, que implicó una rebaja del 22% en el salario por producción, con una cláusula que asegure no ganar menos que en la temporada anterior, el SOMU volvió a rechazar la misma.
Algunas empresas ofrecieron acuerdos particulares con ingresos hasta 15% superiores al de 2024.
Empresas buscan destrabar la temporada
Tal como anticipó La Opinión Austral, empresas congeladoras -entre ellas Conarpesa y el Grupo San Isidro- ya detectaron voluntad relevante entre los marineros para regresar a pescar. Este martes comenzaron a redactar los contratos individuales, necesarios para reiniciar la actividad en aguas nacionales.
Desde el grupo San Isidro informaron que actualizarán condiciones: los ítems fijos de producción se mantendrán intactos, lo que representaría una mejora de más del 10% adicional. Sumado a una baja impositiva por Ganancias, el ofrecimiento representa un ingreso hasta 15% superior al registrado el año pasado.
Juan Navarro, secretario de Pesca del SOMU, advirtió que el convenio colectivo sigue vigente y que cualquier intento de eludirlo carece de validez. Y afirmó que “la secretaria de Trabajo ya avisó que no va a homologar nada por fuera del acuerdo actual”.
Conarpesa: señalamientos al SOMU y adelantos salariales
Fernando Álvarez Castellano, presidente de Conarpesa, envió cartas a sus 400 marineros: criticó a la dirigencia del SOMU, acusada de priorizar “continuidad política” sobre el bienestar de las familias. Ofreció adelantos en efectivo para sostener ingresos hasta completar la próxima marea, y aseguró que quienes firmen el acuerdo ya percibirán un sueldo superior al del año anterior .
De esta zafra ya transcurrieron más de 50 días sin que la flota congeladora salga al mar.
“Solo tienen que firmar el contrato que ya les compartimos. Llevamos meses perdiendo días. Si seguimos negociando con una pared como es el SOMU, es muy probable que terminemos perdiendo la temporada entera”, dijo Álvarez.
Cabe recordar que la temporada alta del langostino dura, aproximadamente, unos 110 días y principalmente va de finales de mayo a mediados de septiembre. Por lo que de esta zafra ya transcurrieron más de 50 días sin que la flota congeladora salga al mar.
Negocio en crisis
Raúl Cereseto, empresario pesquero y referente de la Cámara de la Flota Amarilla de Chubut, explicó a LU12 AM680 Radio Río Gallegos, que el conflicto tiene una razón de origen muy simple: la pesca de langostino ya no es rentable en un mercado global saturado.
Remarcó que más allá de la parálisis de la flota congeladora, en realidad, tal como diera cuenta este diario en artículos anteriores, la flota fresquera tampoco está a pleno participando de la zafra. “De los 60 barcos hay sólo 8 o 9 operando” marcó el empresario.
Presión gremial
En medio de la negociación paritaria, a fines de mayo, el SOMU denunció un presunto lock-out empresarial. Es que a la parálisis de la flota congeladora, también se sumó la flota fresquera de altura, lo que profundizó aún más el conflicto y derivó en un paro general que afectó a todas las pesquerías.
El conflicto generalizado se superó, primero con una conciliación obligatoria, y luego por el acuerdo paritario sobre los salarios básicos, lo que ocurrió el viernes que pasó. Pero no así el específico de la flota congeladora langostinera. El que se buscó destrabar este lunes y fracasó una vez más.
De ahí que las empresas apuntan a retomar la operación la próxima semana, con acuerdos particulares, los que deberán ser homologados por la Secretaría de Trabajo.
Silencio que habla
En declaraciones a Revista Puerto, Juan Navarro fue consultado sobre si el gremio se opondrá a que los marineros alcancen su propio acuerdo con su empresa, pero el dirigente prefirió no contestar. Ese silencio dio a entender de que podría haber posibles reclamos o bloqueos si los acuerdos “particulares”, finalmente prosperan.
Algo que el propio dirigente, en otra entrevista radial, con LU 17 fue más claro, al reconocer que analizan judicializar la situación si se firman contratos por fuera del convenio. “Si no hacen los aportes o firman acuerdos ilegales, habrá denuncias penales y tributarias”.
Futuro incierto
Mientras el gremio de los marineros sigue intransigente, los días de la zafra transcurren con la pesca, únicamente, por parte de un puñado de fresqueros de altura, que operan y descargan desde Mar del Plata, a un precio deprimido, porque las plantas procesadoras tampoco tienen mucho interés en el producto.
Desde fines de mayo al 30 de junio, comparado con el año anterior, se dejó de pescar, al menos, 38,5 mil toneladas de langostino. Eso solo significan casi USD 194 millones, al precio internacional.
En Chubut la mayoría de las plantas permanecen sin descargar langostino, en gran parte porque la paritaria con la STIA tampoco se ha cerrado y el temor de que si descargan langostino hubiera un paro que eche a perder el producto es alto.
Las pocas que se arriegaron sólo pagaron USD 1,80 el kilo. Cabe aclarar que a nivel internacional, el mercado viene pagando USD 5048 la tonelada de langostino salvaje.
El desenlace definirá no solo el rumbo de la temporada de langostino, sino también el futuro del único gremio que aún resiste un acuerdo colectivo. En caso de prosperar, podría marcar un punto de inflexión en la relación entre marineros, empresas y el SOMU.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia




Dejanos tu comentario