Analizamos la importancia de la colocación del jugador con respecto a la mano que reparte las cartas o el jugador del botón del dealer en el contexto online, ya que es un factor que determina la estrategia a adoptar en cada partida.
El poker es un juego que va mucho más allá del capricho del azar a la hora de repartir las cartas, y por eso intervienen aspectos clave como la psicología, pero también la habilidad de los contendientes para marcar el timing de las partidas. Con el objetivo de hacer esto último precisamente, resulta fundamental tener en cuenta una variante como es dónde se sienta el jugador con respecto al dealer que reparte los naipes, ya sea en sentido estricto o figurado si hablamos de partidas online.
De hecho, hay formulada toda una teorización en el juego de cartas más famoso, que distingue entre early positions, aquellas que hacen pronunciarse justo después de la mano que reparte, middle positions que tienen la información de lo que han hecho rivales precedentes, pero que no saben lo que harán los que vienen después, y ya por último estaría la late position, ocupada por el jugador con el botón del dealer (cuando no hay repartidor) que sabe cómo han actuado todos sus rivales.
Esta repercusión posicional (que no determinismo) se da en todas las partidas, con independencia de que se trate de timbas físicas o mesas digitales. Si prefieres el modo en línea, te recomendamos esta plataforma web de referencia dentro del complejo mundo del poker online.
Para entender los motivos de la influencia de la posición cabe valorar los siguientes aspectos:
1-Acceso a información
La información es poder en muchos ámbitos, y lo es también en el poker, por lo que un determinado orden de intervención en una partida establece el grado de conocimiento sobre las cartas que pueden llevar los oponentes, con base a sus apuestas realizadas.
Es decir, cuanto más tarde te toque hablar con más información previa contarás sobre lo que han hecho tus rivales, ya hayan apostado, igualado, subido, pasado… Algo que ayuda a tomar decisiones informadas, así como a modular la estrategia y el timing de acuerdo a lo ocurrido antes.
Por ejemplo, si se ha ligado una buena jugada que se sabe ganadora pero hay un gran número de jugadores que han pasado, para no espantarlos se puede optar por introducir cantidades pequeñas que actúen de cebo, para que al menos se aventuren a ver las cartas, en lo que supondría una especie de psicología inversa con la que se busca no desalentar las esperanzas de ganar de los rivales.
2-Control del bluffing
Como saben los jugadores de poker más expertos, hay una íntima relación entre bluff o farol y la posición que se ocupa en la mesa física o virtual con respecto a la mano.
En teoría, el momento más propicio para farolear sería siendo el último para pronunciarse, cuando todos los demás han hablado sin apostar. Aunque, conviene tener cuidado, ya que en las partidas en las modalidades en las que se acumulan botes para las siguientes manos si ningún jugador apuesta alguien puede haber preferido pasar, pese a ligar una buena combinación, con la expectativa de una siguiente partida más jugosa, por lo que podría ver las cartas y levantar el farol.
Además hay jugadores, particularmente en partidas con muchos oponentes, que prefieren no hablar nunca los primeros para ir a la contra, con todas las ventajas que de ello se deriva, aunque se corre el riesgo de no amortizar una buena jugada, por lo que sería cuestión de hacer una inversión en la que se calcula coste/beneficios, buscando maximizar los últimos aun a costa de arriesgarse a una pequeña pérdida.
Igualmente, también nos podemos encontrar con jugadores más conservadores porque están empezando a jugar, o tienen una actitud cautelosa ante rivales que desconocen… De ahí, que convenga tener siempre presente que no ir a una mano no siempre es sinónimo de ausencia de cartas.
3-Modulación de las apuestas
Cuanto más tarde se hable más control se podrá ejercer sobre el importe de las apuestas, de manera que siendo el último se puede tener la seguridad de que nadie va a subir el coste de ir a una mano o de igualar una apuesta. Mientras que, en cambio, si se quiere subir se marca el son, aunque sea de forma momentánea dado que otro rival puede resubir.
Así, vemos como la posición en el poker influye en las flexibilidad táctica que va a tener el jugador, que siempre habrá de ajustar su juego a este condicionante, para reaccionar en sentido lógico a lo que hayan hecho los rivales, ya se trate de cualquier tipo de apuesta o de no ir directamente.
Esta ventaja posicional, explica que la mano sea rotatoria en el poker, con la vista puesta en que todos los jugadores puedan disfrutar de ese privilegio en igualdad de condiciones. El intríngulis estaría en saber explotar al máximo este beneficio cuando se disfrute, algo que se aprende estudiando la vertiente estratégica del juego como hacen los pro, y sobre todo con la práctica, que es la que aporta principalmente la experiencia y el background necesarios para desenvolverse como pez en el agua en una mesa de poker, física o virtual.
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