En el año 2018 desaparecieron dos hombres en la misma zona de nuestra provincia y, hasta el momento, no hay novedades sobre sus paraderos. En ambos casos la Justicia decidió determinar, por diferentes motivos, que la búsqueda activa fuera suspendida hasta tanto surgieran nuevas novedades sobre sus ubicaciones.
* Por Martín Muñoz Quesada
En abril del año pasado y a fines de diciembre, dos hombres desaparecieron en la zona centro de Santa Cruz y hasta el momento no hay noticias sobre ellos. Se trata de los casos de Daniel Abelaz y el empresario Juan Romero.
Ambos fueron vistos por última vez cerca de San Julián, uno de ellos dejó su auto porque tenía desperfectos mecánicos, caminó por la ruta y nunca más fue visto. El otro iba a bordo de su camioneta Duster en dirección a Lago Posadas para pasar las fiestas de fin de año. El 23 de diciembre su celular dejó de tener señal y jamás se supo sobre su paradero o el de su camioneta.
Alrededor de los casos hay un halo de misterio que hasta el momento no fue resuelto. Es más, luego de conocerse el caso de Romero, a través de las redes sociales nacieron versiones esotéricas, paranormales, que llegaban a afirmar que existiría una “Triángulo de las Bermudas” en nuestra provincia -tal como ocurre en una zona del océano entre Centroamérica y Norteamérica- o versiones aún más increíbles que incluían extraterrestres.
Lo cierto es que desde el día de las desapariciones de Abelaz y Romero, nada más se supo de ellos y en ambos casos el Juzgado de Instrucción de Puerto San Julián, a cargo del Dr. Pío Pala, determinó que las búsquedas activas concluyeran pese a que ninguno fue ubicado.
¿Por qué dejar de buscar a alguien que, estimativamente, se encuentra en unos 50 kilómetros a la redonda de donde fue localizado por última vez? Tal como lo informó La Opinión Austral en su momento, la investigación policial para dar con Abelaz duró algo más de un mes y medio. En esa época se hizo un megaoperativo para encontrar al vecino: rastrillajes por tierra, inspecciones desde el cielo, desde el lugar donde fue visto por última vez hasta Tres Cerros. En los procedimientos participaron diversas áreas de la Policía de Santa Cruz, Gendarmería, Ejército Argentino, Bomberos, Grupo Especial de Operaciones Rurales (GEOR) y efectivos de la dirección de Aeronáutica de la provincia que sobrevolaron un radio de 50 kilómetros. Un helicóptero, perros de búsqueda y casi un centenar de personas estuvieron involucrados en los procedimientos.
Finalmente, cuando no se encontraron rastros o evidencias que permitieran continuar con la búsqueda de Abelaz, el magistrado determinó el cese de la búsqueda hasta que surgiera nueva evidencia. En este punto, la reactivación de la investigación está supeditada casi al azar y la suerte, si es que, en otro contexto, se encuentra algo que reduzca más la zona donde él podría encontrarse.
Fuentes judiciales consultadas por este medio indicaron algunas de las fundamentaciones que tuvo la Justicia para cesar con la búsqueda de Abelaz. “Los recursos que fueron usados, tanto el personal de las fuerzas de seguridad como los móviles, los costos del movimiento de los agentes (viáticos y lugar donde descansaban hacen que en algún momento se resuelva deliberar si se debe continuar o no con la investigación”, indicaron.
Por otro lado, aseveraron que “las investigaciones siempre van detrás de las pistas, de los indicios y las señales, no se puede tener sostenida una búsqueda si se llega a un punto donde no hay más evidencias”, lo que “no quiere decir que en un futuro, si hay una nueva evidencia, se puede reactivar”.
Ahora bien, ¿de dónde sale el dinero para garantizar estos procedimientos? Hay dos presupuestos, uno es de la Policía y el restante es del Ejecutivo. Este último es quien determina, en muchos casos, si es conveniente continuar con las búsquedas, pero también va de la mano con la Policía, ya que es quien está realizando las investigaciones.
Los ceses de búsqueda caen mal en los familiares y sienten que el Estado o la Policía les sueltan la mano. Por ejemplo, en el caso Abelaz, los hijos del vecino continúan al día de hoy buscando a su padre.
Respecto a la causa del empresario Romero, se supo que la próxima semana la esposa del hombre llegará a la ciudad de San Julián para reunirse con el juez y ver si puede convencerlo de continuar con la búsqueda o “ver qué se puede hacer, nunca viví una situación así y no sé qué se puede hacer”, indicó a este medio de manera exclusiva.

Nunca volvió
Daniel Abelaz iba en su auto junto a su mujer hacia Puerto San Julián, cuando se quedó sin nafta y partió a caminar hacia la estación de servicio de Tres Cerros. Desde esa noche del 9 de abril del año pasado, no fue visto nunca más.
El hombre viajaba en un Ford Falcon junto a su esposa, cuando el automóvil se quedó sin combustible en plena ruta provincial 87, a unos 11 kilómetros de la Ruta Nacional N° 3. Estaban retornando a su ciudad luego de unas vacaciones y habían salido de Pico Truncado.
Asimismo, como suele suceder en este tipo de acontecimiento, se generaron trascendidos en el pueblo de Tres Cerros y alrededores. Entre ellos, uno que marcaba que un peón de estancia “llegó muy tarde a trabajar”, ya que la noche anterior (9 de abril) “chocó contra algo” en la ruta.
No se encontró ropa, sangre ni algo que permitiera determinar que Abelaz caminara por el camino que iba desde donde estaba hasta Tres Cerros. Se utilizaron canes especialistas en buscar a personas con vida en aquellos días, pero no surgieron novedades. Nada, Abelaz desapareció sin dejar rastros.
Abelaz tiene 64 años, es jubilado, nacido en Chubut y cuenta con más de 35 años de residencia en Puerto San Julián. Aunque tuviera antecedentes cardíacos, en ese momento gozaba de buena salud. Además, él conocía muy bien la zona, ya que trabajó en una de las empresas de Cerro Vanguardia.
Los investigadores en su momento quedaron desconcertados. Desde el lugar donde él fue visto por última vez hay tres puntos lumínicos de referencia: San Julián, Tres Cerros y la antena de una conocida empresa telefónica. Más allá de la oscuridad, si se camina en línea recta a alguno de los puntos, finalmente Abelaz se encontraría con algo.
Nunca llegó
Juan Romero tiene 79 años y conoce los caminos de Santa Cruz como ninguno. Fue dueño de Cerro San Lorenzo, la empresa de transporte que unió San Julián con Gobernador Gregores durante más de 40 años. El ya estaba radicado en Córdoba hace un tiempo, pero debido a las altas temperaturas de esa provincia, durante la etapa estival volvía a Santa Cruz en busca de un clima más agradable.
El 23 de diciembre se dio la última comunicación entre Romero y su esposa. El iba a emprender el viaje desde San Julián a Lago Posadas, lugar donde pasaría Navidad con una familia amiga. Desde aquel momento, el celular del empresario dejó de tener señal.
La denuncia fue radicada el día después en la Seccional Primera de San Julián y las averiguaciones para dar con el paradero del hombre se extendieron hasta hace unos días, cuando la investigación habría llegado a un callejón sin salida.
Lo curioso de este caso es que, a diferencia de Abelaz, sí habían surgido datos que darían cuenta de dónde estaría Romero. Hace unos días, LOA informó de manera exclusiva sobre movimientos y transacciones de las tarjetas del empresario en nuestra ciudad capital. Lo que se desconoce es si fue activada en un comercio o en un cajero automático, de ser así podría establecerse -cámaras de seguridad mediante- si él fue quien la usó o si alguien la habría robado.
Romero andaba en su Duster blanca y hoy la Policía cuenta con sus datos, por lo que, si está en la provincia de Santa Cruz, podría ser encontrado en cualquier control vial.
Hay versiones que indican que el hombre estaría en Tolhuin, Tierra del Fuego, otros afirmaron haberlo visto en la Fiesta de la Cereza. Lo cierto es que no se descarta ninguna hipótesis y de la investigación surgió un testimonio importante. Tomás F., amigo del empresario desaparecido, afirmó que Romero, en dos oportunidades, le habría dicho que estaba deprimido y sin ganas de vivir.
Hoy por hoy, las familias continúan sin saber dónde están sus seres queridos y esperan que algún día vuelvan a sus casas.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario