101 km/h. Cero minutos de sobrevida. 143 toneladas. 111 G. Son solo algunos de los números que se mencionaron este miércoles en la Cámara Oral de Río Gallegos y que evidencian la brutalidad con la que un hombre embistió, arrastró y pisó a una menor de edad en la madrugada del 31 de diciembre de 2023.

El caso de Brianna Matulich es uno de los más resonantes del último tiempo en Santa Cruz. Un hombre atropelló a la adolescente de 17 años en la autovía 17 de Octubre, en un episodio que quedó grabado para siempre en la memoria de Thiago Priscila, hermanos de la joven y sobrevivientes de tan hórrido suceso.

 Celia Saucedo durante su alocución. (FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL Celia Saucedo durante su alocución. (FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL
Celia Saucedo durante su alocución. (FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL

Desde el lunes, Esteban González —el empleado bancario procesado por el crimen— comenzó a ser juzgado, aunque solo participó de la audiencia para dar su versión de los hechos. En su descargo, afirmó: “No vi nada, había humo y tierra”.

Este miércoles, las partes se volvieron a reunir en la sala de audiencia. Ya sin la presencia de González —que está representado por su abogado, Fernando Rocha—, y con un ligero retraso, el tribunal conformado por María Alejandra VilaJorge Yance y Marcelo Bersanelli reabrió el debate de valoración de pruebas.

El mencionado Solano estuvo acompañado por Karen Cader como querellantes, mientras que la Fiscalía estuvo representada por Verónica Zuvic y Alejandra Pérez, esta última como jefa de despacho.

Los padres de Brianna siguiendo atentamente el juicio, este miércoles. FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL

Entre los presentes estuvieron, como el lunes pasado, los padres de Brianna, algunos de sus hermanos y otros familiares. Todos comenzaron a tomarse de las manos con fuerza, sabiendo que se trataría de una jornada durísima para ellos: los peritos que trabajaron en la audiencia brindarían detalles sobre lo brutal del impacto, además de los psicólogos que elaboraron informes tanto sobre el acusado como sobre la familia.

Celia Saucedo, licenciada en Criminalística y miembro del Cuerpo Forense del Poder Judicial, fue la primera en brindar su testimonio. La profesional, también conocida por haber intervenido en la instrucción del caso “Cokito” Oyarzo, fue contundente al momento de explicar la mecánica del incidente que se cobró la vida de la adolescente.

Francisco Echandi explicando su trabajo. FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL

Con la ayuda de filminas que mostraban fotos del lugar del hecho y planos, Saucedo explicó que, en la previa al episodio, González circulaba a una velocidad mínima de 120 km/h. Y que, al momento del impacto, iba a 101 km/h (con variaciones de uno o dos puntos). Luego lanzó una frase que heló la sangre de los presentes: “La camioneta no frenaba, sino que derrapó. Había huellas de derrape previas en el comienzo del bulevar donde fue el impacto”, expresó.

En la oscuridad de la sala —las luces estaban apagadas para facilitar la visualización de las imágenes proyectadas—, Saucedo también habló de la evitabilidad física, indicando que “a esa velocidad, no había maniobrabilidad posible”, aunque aclaró que “si iba a 60 km/h, los chicos podrían haberse corrido“, según respondió a la consulta de la fiscal.

Luego fue el turno de Francisco Echandí, médico forense que realizó la autopsia al cuerpo de Brianna. Antes de su intervención, la jueza Vila advirtió que se mostrarían imágenes que podrían afectar la sensibilidad de los presentes. Algunos se retiraron, pero la mayoría de la familia Matulich quiso permanecer: necesitaban saber por qué falleció Brianna.

Durante la presentación de Echandi, Mabel Maidana -madre de Brianna- se quebró. (FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL

En una clase magistral, Echandí comenzó explicando el concepto de transferencia de energía, como —en este caso— al detenerse el vehículo, la energía continúa su curso, conforme a la Primera Ley de Newton. Teniendo en cuenta que la camioneta pesaba 1.270 kilos y circulaba a 120 km/h, el impacto generado fue de 143 toneladas. Eso fue lo que recibió el cuerpo de Brianna, una joven que medía no más de 1,60 metros y pesaba aproximadamente 53 kilos.

La fuerza G, medida de aceleración, puede lesionar gravemente a una persona con solo 16 G. En el caso de Brianna, recibió una fuerza de 111 G.

Los familiares comenzaron a descompensarse al ver las imágenes del cuerpo de la joven. Mabel, su madre, se quebró y rompió en llanto. Por su parte, Jorge mantuvo todo el tiempo un gesto adusto.

La fiscal de Cámara Verónica Zuvic, siguiendo atentamente el juicio. FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL

Echandí explicó que, a raíz del impacto, la sangre fue empujada a una velocidad de 362 metros por segundo, provocando el estiramiento y la disección de la vena aorta, lo que causó la muerte de la joven. Además, presentó fracturas de fémur, contusiones pulmonares, traumatismos renales y una rotación extrema del cuerpo de 180 grados.

“Pensé que haber visto a mi hija en un cajón era lo peor. Pero lo de hoy fue mucho más cruel, y yo no lo sabía. No merecés el mínimo de perdón ni respeto. Ojalá existiera la pena de muerte, excremento de la vida”, escribió Jorge Matulich más tarde en Facebook.

De espaldas, Damián Ricardo explicando su trabajo. FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL

Luego llegó el término de peritos psicológicos. Damián Ricardo que hizo el informe de González dijo que era impulsivo pero que presentaba signos de angustia. Andrés Marnetto que trabajó con la familia de la víctima dijo que ellos presentan signos de duelo, stress postraumático y depresión, además de otros signos que presentaron los menores de edad.

Este jueves llegará el momento de los alegatos donde las partes darán sus fundamentos de pena

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