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Arranca un nuevo gobierno en la República Argentina. Este domingo, el Presidente electo Javier Milei prestará juramento ante la Asamblea Legislativa en el Congreso Nacional. La decisión de las urnas es que el economista, líder de La Libertad Avanza, reciba del mandatario saliente, Alberto Fernández, la banda y el bastón para administrar la Nación por los próximos 4 años. El traspaso de mando en presencia de los dirigentes que ya tienen el traje opositor y los que vuelven a desempolvarlo marcará el comienzo de una etapa política cuyo conductor no tiene “herencia” propia pero sí la responsabilidad de administrarla y mejorarla.

Concretado el extenso protocolo ceremonial de asunción que arrancará al mediodía -jura, traspaso de atributos, discurso fundacional, recepción de jefes de Estado y delegaciones extranjeras, jura de ministros, ceremonia interreligiosa en la Catedral y gala en el Colón-, el nuevo gobierno comenzará a mostrar las cartas que asegura viene preparando desde hace dos años y ultimando durante las semanas de transición gubernamental.

Todos miran a Milei. Los propios para aplicar sus planes económicos, institucionales y sociales en carpeta, los ajenos para enterarse en detalle de cuáles son, acompañarlos, negociarlos o resistirlos desde el Parlamento. El inicio de la nueva gestión nacional se enfrentará a un mapa de poder inusual: La Libertad Avanza no tiene gobernadores y sólo tres intendencias – dos en Córdoba y una en Chubut-.

En el Congreso tendrá minoría en las dos Cámaras. Tanto en Diputados como en Senadores necesita de acuerdos parlamentarios para llegar al quórum -la mitad más uno- que pone en marcha cualquier sesión. En ese marco, un asunto clave quedó resuelto -posteo mediante de la vicepresidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner-: la presidencia de las dos Cámaras, ambos cargos en la línea de sucesión presidencial, los ocupará La Libertad Avanza, el partido que ganó las elecciones nacionales. Martín Menem será postulado como Presidente de la Cámara de Diputados y Francisco Paoltroni, el del Senado.

Será en esos terrenos que Milei buscará avanzar en primer lugar con un paquete de leyes básicas para su Gobierno y sobre las que podría dar más precisiones en su discurso fundacional tras jurar en el Congreso. Su decisión es que no lo hará en presencia de la Asamblea Legislativa, sino desde las escalinatas. Podrán acercarse a la Plaza Congreso los que quieran escucharlo en persona. Será muy claro respecto a la “herencia” recibida, eso sí.

Ese paquete es lo que en las últimas semanas se conoció como “ley ómnibus” pero el Presidente electo parece haberse inclinado a fragmentarlo para negociarlo en tres partes. Son las reformas estructurales que arrancan por el organigrama estatal, siguen por las economía y atraviesan diversos derechos laborales y/o obligaciones tributarias que tiene intención de modificar en los primeros 90 días de gobierno. Para ello, en el Congreso descartan que habrá sesiones extraordinarias en diciembre. La oposición allí atraviesa su propio reordenamiento. Esa atomización de las coaliciones complejiza el desafío para el Gobierno entrante, obligado a negociar. De hecho, estaba estipulado que el paquete ingrese el lunes siguiente a la asunción pero fuentes de la Libertad Avanza ya dejaron trascender que eso podría ocurrir recién a fin de la semana.

En paralelo, Luis “Toto” Caputo deberá poner en marcha el plan económico de “shock“. Poco se sabe del programa de medidas aunque desde el lunes a primera hora comenzarían a revelarse. Se espera una conferencia de prensa por la mañana del ya designado ministro de Economía.

Los mercados financieros y la sociedad en su conjunto se prepara para el impacto de una devaluación de la moneda nacional frente al dólar. Desde las filas de Milei ya anticiparon ante los micrófonos que ese corrimiento rondará entre el 80 y el 100%. La magnitud y la velocidad del golpe a los bolsillos está por verse. Milei ya anticipó que lo que viene es un período de estanflación -inflación más recesión- por lo que los próximos “seis meses serán muy duros” y habrá “caídos”.

La disparada de precios en las góndolas, en las estaciones de nafta y de gas, los mails de las prepagas y los contratos de alquiler de los últimos días sugieren que así será. En el entorno de Milei existe la convicción de que después de ese período difícil que generará confianza externa y acceso al endeudamiento a baja tasa, la economía argentina entrará por fin en un período de “calma”

“Cuando tome la primera medida, ahí se da vuelta el reloj de arena”, estableció una fuente del peronismo que ocupará una banca en el Congreso a este medio. “Nosotros no pudimos hilar una mejor distribución del ingreso con la estabilización de la macroeconomía y ahora ese ordenamiento lo hará Milei en acuerdo con los mercados”, se lamenta. Aunque coincide en la necesidad de un programa estabilizador, o sea, de shock económico, sostiene que “el peronismo si lo hacía se las hubiera ingeniado para no dañar a la sociedad, porque la gente ya está al límite”. Más allá de la aspiración contrafáctica, el exfuncionario marca un punto que el propio Milei intentará o no medir constantemente desde mañana: el umbral de dolor o de dureza que los argentinos están dispuestos a soportar para llegar a la tierra prometida despojada de inflación, con empleo y altos niveles de producción y de ingresos.

El equipo completo

Después de dos décadas con dos claras esferas de pensamiento partidario separadas por la llamada “grieta”, no gobernará el país un miembro de las coaliciones mayoritarias, Juntos por el Cambio y Unión por la Patria. Igualmente, la ficha de la administración pública casi en blanco de Milei -como antecedente fue diputado nacional desde 2021, banca a la que renunció la semana pasada para asumir la Presidencia-, no es una cualidad que alcanza a los 9 ministros a los que convocó para su Gabinete, tampoco a las segundas y terceras líneas designadas. Varios de ellos sí tienen un vasto currículum en la función pública con mayor o menor éxito.

La decisión sobre los nombres sorprendió a lo largo de la transición gubernamental. Desde el contundente triunfo en el balotaje con el 56% de los votos, Milei fue llenando los casilleros con dirigentes con origen en el menemismo y otros ismos que causaron algunas sorpresas tanto como terremotos intrapartidarios. Sumó a dirigentes del PRO, del peronismo disidente o antikirchnerista cordobés, del massismo. Algunos jefes partidarios, como el expresidente Mauricio Macri, subrayan que se trató de decisiones a título personal.

El organigrama del Estado ya no se dividirá en 18 ministerios sino en 9. El plan original eran ocho carteras nacionales pero, finalmente, Salud mantendrá su estatus y no pasará a ser secretaría. La Jefatura de Gabinete estará a cargo de Nicolás Posse. Los nueve ministerios quedarán bajo el mando de Guillermo Francos (Interior), Luis Caputo (Economía), Guillermo Ferraro (Infraestructura), Diana Mondino (Cancillería), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), Patricia Bullrich (Seguridad), Luis Petri (Defensa), Mario Russo (Salud) y Sandra Pettovello (Capital Humano).

También fueron anunciados quienes encabezarán otros organismos públicos de relevancia como Santiago Bausili (Banco Central), Daniel Tillard (Banco Nación), Osvaldo Giordano (Anses), Horacio Marín (YPF), Belén Stettler (Secretaría de Comunicación), Florencia Misrahi (Afip), Esteban Leguizamo (Pami), Enrique Rodríguez Chiantore (Superintendencia de Servicios de Salud).

El Presidente entrante tomó decisiones en los últimos días en diálogo con su mesa chica. Su hermana, “el jefe” como le dicen en La Libertad Avanza, Karina Milei, podría sumarse a un cargo formal como secretaria general de la Presidencia, aunque eso necesita de la derogación de un decreto de Macri que impide nombrar a familiares para ese lugar. Es de su máxima confianza y comparte el núcleo duro con Posse, Santos y Santiago Caputo, el “arquitecto del triunfo”. Fueron Karina y Posse los que acompañaron a Milei a Olivos para la cumbre presidencial de transición. Fernández se quedó “preocupado” por algunos desconocimientos manifiestos sobre el manejo del Estado. La reunión fue muy cordial, según pudo saber este medio. Sólo hubo un momento de intercambio álgido, cuando el jefe de Estado saliente le graficó el impacto del corte de la obra pública (se estipula de 1,8%): “Son 300 mil empleos menos de un saque, la Plaza de Mayo se llena con 100 mil personas, te van a hacer tres turnos”, le advirtió.

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