Al escándalo por la pesca ilegal de extranjeros en territorio argentino se le sumó este jueves un capítulo más, cuando inspectores de la subsecretaria de pesca, del SENASA y de la Prefectura registraron la recámaras frigoríficas del buque Tai An, 163 toneladas de merluza negra, una especie protegida en todo el mundo, conformada una gran cantidad de ejemplares juveniles de entre 20 y 30 centímetros, lo que implica un “desastre” ambiental.

La carga es tentadora en el mercado. La merluza negra es una especie protegida con muy poca cuota de permiso de pesca y su escasez y sabor la vuelven muy codiciada en el sector gastronómico a nivel global. El filette de merluza negra en mercado, pelado y listo para consumir, cuesta 25 dólares promedio. Y el buque Tai An, traía una carga que puede valer 4 millones de dólares.

El barco de bandera argentina pero cuyo dueño es un ciudadano chino, llamado Liu Zinjhang, además de no tener el permiso de pesca nacional tampoco tenía asignada una cuota a nivel mundial, como lo requiere esta especie. Y además había sobrepasado las 5 toneladas de pesca incidental, o que por accidente se recoge del agua al buscar otras especies. “Tendrían que haber parado de pescar después del primer tiro, pero lo siguieron haciendo”, explicaron los funcionarios de Pesca en Tierra del Fuego que participaron de la inspección y que discutieron con Zinjhang el límite de “By Catch” que establece la Ley Federal de Pesca.

El miércoles el buque llegó a Ushuaia y despacharon las 163 toneladas a recámaras de congelamiento. Los inspectores revisaron los pescados y se espera que se defina qué pasará con la millonaria y codiciada carga: puede decomisarse, ser donada a entidades de caridad o continuar su viaje de exportación.

“Hicieron un desastre ecológico”, aseveró a Clarín uno de los agentes que fiscalizó al buque Tai An, al mostrar juveniles de 22 centímetros promedio, según las mediciones que quedaron en registro.

Los dueños del Tai An insisten con que todo ese volumen de merluza negra fue pesca incidental. Dicen que echaron la red y salieron inesperadamente juveniles de merluza en cantidades inesperadas. En una primera echada salieron 60 y luego más hasta completar el lote de la polémica, publicó el portal Deproa. Pero si fue así, “tendrían que haber parado de pescar después del primer tiro, pero lo siguieron haciendo”, explicaron los funcionarios.

“El caso del buque Tai An, que pescó toneladas de merluza negra juvenil de forma ilegal, sin tener permiso para hacerlo, refleja no solo la impunidad de algunos actores de la pesca en nuestro país sino también la falta de conciencia ambiental y por ende del impacto negativo que tiene sobre nuestro ecosistema marino un hecho como este”, explicó desde la organización ambiental Sin Azul no Hay Verde, la activista Lucía Castro a Clarín.

“No solo debería estar en discusión la ilegalidad del acto sino también la práctica utilizada (pesca de arrastre) y las consecuencias ambientales que ocasiona. Si la pesca realizada fue directa o incidental a estas alturas en material ambiental ya no es relevante: el ecocidio ya sucedió”, agregó. “La pesca indiscriminada de 163 toneladas de merluza negra, de las cuales gran parte son juveniles, significa una depredación a la vida marina y un ataque al frágil equilibrio del ecosistema”.

El escándalo político por la pesca ilegal

La ley federal de pesca establece que para una falta de este calibre además de una multa millonaria y el decomiso de la mercadería, la parada en puerto por al menos sesenta días y hasta la posible pérdida del permiso de pesca. Mientras se espera que sucederá con el buque Tai An, que el jueves ya estaba listo para volver al mar a continuar con la actividad, se conoció la renuncia del tercer funcionario nacional.

El abogado Pablo Ferrara Raisberg, junto a la Canciller Diana Mondino.

Guillermo Abdala Bertiche renunció a la Dirección nacional de Acuicultura, quien se habría negado a no aplicar las regulaciones vigentes a la explotación pesquera. Además, denunció haber recibido presiones para presentar un listado con más de 50 despidos en su área, que cuenta con alrededor de 350 trabajadores.

Antes, Pablo Ferrara Raisberg, presentó su carta de dimisión como coordinador general en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, acusado de haber presionado a al área de Pesca para favorecer al buque del empresario chino. Diana Mondino lo había sido designado como representante de la Cancillería frente al Consejo Federal Pesquero.

Su decisión siguió a la primera salida del gobierno de Javier Milei por el escándalo, la de Julián Suárez, ex director de Control y Fiscalización Pesquera, área dependiente del Ministerio de Economía. Suárez ocupó el cargo durante todo el gobierno de Alberto Fernández, pero trabajaba hace 15 años como funcionario del área.

 

A principios de marzo las empresas Argenova, Estremar y Pesantar presentaron ante las autoridades pesqueras por pescar 140 toneladas de merluza negra a la empresa Prodesur, propietaria del buque Tai An. según la Revista Puerto, ameritaba la vuelta a puerto, pero por “presiones de alto nivel se le permitió seguir en altamar”.

En el Consejo Federal Pesquero la firma de capitales chinos había querido obtener el permiso para pescar 300 toneladas de la especie con el argumento de que los otros barcos no lograban completar sus cuotas autorizadas. Sin embargo, la gestión no la habría realizado la empresa, sino el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella. Pero como el Consejo aún no se conformó y no sesionó no hubo respuesta al pedido.

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