“A mí nunca me permitieron con una formación enorme ser presidente de los argentinos; ni el periodismo ni la gente. A él se lo permitieron y nosotros acompañamos y cumplimos mandato porque paramos dos golpes”.
Quien dijo esto fue Elisa Carrió. “Él”, es Mauricio Macri. La frase autoelogiosa y crítica hacia los medios -¿increible, no?- y hacia los propios votantes de alguien que acaba de regresar otra vez a la política después de anunciar un retiro deja en evidencia que dentro de Juntos por el Cambio pasaron cosas –tal como lo señaló el ex presidente-, y pasan con una velocidad preocupante para muchos.
Cuando la mayor parte del periodismo gasta tinta y horas de televisión desgranando las diferencias internas y tensiones dentro de la alianza gobernante, en el principal grupo opositor pasan cosas. Y no son para nada menores, más teniendo en cuenta que estamos a las puertas de un año electoral en medio de una crisis mundial producto de la pandemia.
En lo central, la disputa en la alianza que gobernó el país hasta 2019 se da entre dos sectores claros: uno extremo cuyas principales caras son Patricia Bullrich –titular del Pro- y Miguel Angel Pichetto, y otro moderado y dialoguista, cuya figura presidenciable es Horacio Rodríguez Larreta. Mauricio Macri mantenía, en apariencia al menos, una postura equidistante. Pero esto se desbarrancó en los últimos días y ya queda claro que “Patricia es Mauricio”, repitiendo una frase de viejas campañas.

Macri y Bullrich.
Al mismo tiempo que aparecía en escena un libro en el que un hermano del ex presidente lo acusa y rebela cosas terribles –e ilegales- de su familia, Macri reapareció con periodistas amigos y con comunicados ubicándose en el lado más duro y opositor de Juntos por el Cambio.
El ex presidente no quiere, se niega a que lo dejen fuera de juego en su propio espacio político. En privado habla de “parricidio”. Por eso en las entrevistas insiste con su estrategia de polarizar con Cristina Fernández de Kirchner y defender su gestión, aunque en el medio deba repartir culpas entre sus ex funcionarios.
Ya sentó posición contra la carta de la vicepresidenta, que hablaba de la posibilidad de pensar un diálogo entre distintos sectores de la política y la economía. Las condiciones que puso para dialogar dejan por sentado que rechaza cualquier encuentro.
El más reciente foco de disputa interna es la nominación de Daniel Rafecas a la procuración. Macri lo rechaza totalmente y, sin algunos votos de Juntos por el Cambio, esa postulación no pasará por el Congreso, donde se mantiene empantanada.

Lilita, Vidal y Larreta en Exaltación de la Cruz.
Y allí reapareció con fuerza Lilita Carrió, la que públicamente se manifestó a favor de aprobar la nominación, convencida de que Rafecas es “el mal menor”, ya que Cristina Kirchner quiere reformar el reglamento de nominación para candidatear a un dirigente mucho más afín a sus intereses. En el bloque de senadores rechazaron lo que proponía Carrió.
Pero llamativamente Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal viajaron hasta Exaltación de la Cruz para encontrarse con Carrió. Y allí coincidieron en la postura de aceptar a Rafecas. Pero no solo hablaron del procurador, sino que coincidieron fundamentalmente en que la línea de este espacio no la pueden marcar las declaraciones de Patricia Bullrich y que la apuesta sigue siendo a la moderación política.
La llegada al centro de la escena de Lilita marca una línea política. Ella –y unos cuantos más de la oposición-, creen que es momento de apoyar a un “débil” Alberto Fernández, porque de lo contrario va a prevalecer Cristina en el gobierno. Macri, en tanto, prefiere esto último: quiere confrontar con Cristina, no con Alberto.
Lilita fue fulminante con Macri en un extenso reportaje televisivo: “Ahora estoy enojada, pero vaya que lo he bancado (a Macri). Estoy enojada porque me faltó el respeto. Él ya fue, fue, quieras o no”, se despachó.
Lo dijo sin tapujos. Para Lilita “Macri ya fue”. Y no duda en apoyar, desde este momento, a Horacio Rodríguez Larreta como presidenciable de Juntos por el Cambio en 2023. “Me gustaría una presidente mujer porque la Argentina tiene cara de mujer. Debe ser alguien que no proponga la violencia. Pero hoy es Horacio”, resaltó la ex diputada.
Desde el radicalismo miran esta situación tomando distancia. Aunque buscan que la sangre no llegue al río.
De todas maneras, el titular del Comité Nacional de la UCR, Alfredo Cornejo, le respondió a Lilita: “Yo creo que no estamos en condiciones en Juntos por el Cambio de tirar por la ventana a nadie y mucho menos a un ex presidente”, dijo. Pero aclaró: “Creo que tampoco estamos en condiciones de tener un liderazgo único, estamos encaminándonos a un liderazgo mucho más consensuado con varias figuras”. Mensaje a Mauricio, quien días atrás lo había mencionado a Cornejo como presidenciable y como posible competidor de Larreta.
Pasan cosas en la oposición.
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