Sin Ley Ovina los últimos 20 años hubiera sido muy difícil, sabemos que si la actividad es exitosa y ofrece posibilidades más gente se va a quedar en el campo, sea en Tierra del Fuego o en Jujuy, por eso, hemos trabajado mucho y esperamos como tarde antes del receso de mitad de año esté aprobada la renovación hasta 2031”, anticipó, en exclusiva a Santa Cruz Produce, Marcos Williams Prim, coordinador de la Mesa Ovina Nacional (MON).

 

La Mesa Ovina Nacional espera se apruebe la renovación de la ley, antes que llegue mitad de año

Los primeros borradores de una posible ley ovina se escribieron en 1999, pero recién en 2001 se sancionó la ley 25.422 por el lapso de 10 años. En 2011 se hizo la renovación por otros diez años la cual venció el pasado 5 de abril. La renovación hasta 2031 se iba a tratar en sesión especial de la Cámara de Diputados del 25 de marzo, pero fue postergada.

 

La ley tiene un régimen especial para los pequeños productores.

El nuevo texto debe ser de los más concienzudos desde que se escribió la ley hace 20 años. Contempla una diversidad de actividades plausibles de atender, beneficios para los pequeños productores y contempla una actualización de los fondos a repartir (el Fondo para la Recuperación de la Actividad Ovina (FRAO). Además, incluye buenas prácticas productivas y ambientales, entre otras cosas. Quien presentó el proyecto de ley para la prórroga es el diputado nacional por Chubut Gustavo Menna (UCR).

 

“Consideramos importante que se renueve antes de mitad de año así es incluida en el presupuesto de 2022, estamos confiados que así será”, contó Osvaldo Luján, presidente de la Federación de Sociedades Rurales de Chubut. Y agregó: “Hemos hecho un aporte importante las provincias patagónicas porque acá seguimos teniendo más del 70% de la producción ovina del país, pero, además, en muchos casos es un monocultivo”.

 

 

“Llegamos a un texto consensuado con la Subsecretaría de Ganadería de la Nación, las entidades, los Gobiernos Provinciales a través de sus ministros de Agricultura y Ganadería, sobre todo en algunos puntos conflictivos de montos y desembolsos”, contó Williams Prim. Y agregó: “Algunas cosas era necesario modificarlas, y otras no porque han funcionado muy bien, como el esquema de Unidades Ejecutoras Provinciales (UEP), que han sido un instrumento muy interesante para atender las diferencias entre las provincias a la hora de bajar a tierra la entrega de fondos”.

Por ejemplo: en 2020, un 75% de los fondos que entregó la UEP de Río Negro fueron a parar a pequeños. En cambio, la UEP de Chubut entregó un 45% a pequeños y en Santa Cruz fueron alrededor del 20%. “Esto tiene que ver con la estructura productiva de cada provincia, y es saludable que así suceda, por eso estamos reforzando este mecanismo”, contó Williams Prim.

 

Monto a repartir

El 6 de abril se realizó la reunión anual de la Comisión asesora técnica de la Ley Ovina para discutir el reparto de fondos 2021. Son 200 millones de pesos (100 de aporte anual y 100 de recupero de los créditos, lo que van devolviendo los productores).

La Ley Ovina siempre estuvo con un aporte anual de una cifra calculada en función de lo que produce anualmente el sector. A los 200 millones se llega tomando un 7% de lo que genera la producción y exportación de lana y carne.

¿Cuán bueno fue para el Estado poner esa plata? “Pues mucho, porque desde 2003 a 2019 inclusive todo el acumulado que originó la ley como adicional por haber existido fue de recuperar lo que puso el estado y dos zafras completas, alrededor de 820 millones de dólares, ese fue el beneficio adicional”, explicó Williams Prim.

 

Cambios en la nueva Ley

Justamente, uno de los cambios de la nueva letra es actualizar el aporte del Tesoro Nacional. “Creímos que para que siga teniendo fuerza debía aumentar ese monto de 80-100 millones de pesos, por eso propusimos que sea de 1800-2000 millones de pesos anuales, de este modo se mantendría en un 5% del valor anual de la producción, como es la idea original”, contó Williams Prim. La propuesta también es que la actualización sea por tramos, por ejemplo, que suba a 1400 millones de pesos el primer trienio, a 1800 el segundo y a 2000 los últimos 4 años.

 

 

Se incluyeron fondos para el PROLANA y el futuro Programa Nacional de Carne Ovina

Otro de los puntos tiene que ver con toda la incorporación de normativas y procedimientos respecto de la aplicación de buenas prácticas ganaderas, de bienestar animal, y ambientales con todo lo que tiene que ver por ejemplo con la regeneración de pastizales y otras herramientas. Quienes quieran acceder a fondos de la ley tendrán que ser más sustentables, todo un mensaje aggiornado a los tiempos que corren.

Para Williams Prim también es importante que en esta renovación se incluyó el financiamiento de dos programas importantes para el sector: el PROLANA, que actualmente cuenta con fondos de la ley, pero no de manera obligatoria, ahora sí lo sería. Y el otro es el Programa Nacional de Carne Ovina, que se tiene que crear.

 

El trabajo de conservación y restauración es parte de la sustentabilidad.

Luján, en tanto, ponderó que la distribución de fondos se haga según la cantidad de ovinos de cada provincia y no según la cantidad de establecimientos, “porque así será más justo pensando en las provincias que más producen”.

 

¿Para qué sirve la Ley?

La Ley Ovina inyecta en establecimientos de todos los tamaños financiamiento, en pesos y sin interés, a mediano plazo, con dos años de gracia y cinco más para pagarlo. “Ha provisto al sector ovino de un financiamiento que de otro modo no hubiera tenido y ha permitido quizás no aumentar el stock, pero sí mantenerlo, incluso haciendo algunas inversiones de largo alcance”, contó Luján.

¿Qué se puede hacer con esos fondos? Comprar vientres y reproductores, aplicar programas de inseminación, pagar la aplicación de protocolos o certificaciones, arreglar corrales e infraestructuras (alambres, molinos, bombas solares), hacer obras de riego.

 

Quienes quieran acceder a los fondos de la ley tendrán que ser más sustentables

También se han financiado programas de sanidad y, claro, ayudas en las emergencias. Además, hay fondos para contratistas de esquila que quieren mejorar su equipamiento, su movilidad, y poder ofrecer mejores servicios y más profesionalizados. A los frigoríficos se los ayuda con la difusión de la carne ovina.

También se acompaña a cooperativas o grupos de productores que llevan adelante licitaciones conjuntas para tener mejores precios. Los productores chicos incluso tienen artículos y mecanismos de financiamiento específicos.

La innovación tecnológica en los procesos también es relevante.

 

En este sentido, Luján se refirió a otro cambio importante que es la reducción de pasos administrativos burocráticos, “para que puedan acceder a los beneficios más productores pequeños y no que se limite a aquellos que tienen la posibilidad de hacer presentaciones complejas”.

“Entendemos que hay buenas perspectivas en el mercado ovino de carne y lana, seguimos pensando en forma positiva para el sector y hoy hay muchos campos abandonados, que requieren de inversión y de políticas claras en materia impositiva para animarse a hacer inversiones y recuperarlos, en esto, la Ley es fundamental”, opinó Luján.

 

El aporte que da la Ley Ovina siempre se calculó en función de lo que produce el sector

 

“Creemos que tenemos una gran oportunidad por delante. Sin Ley, la actividad ovina hubiera sido complicada en el país, como lo ha sido en estos 20 años para Australia y Uruguay, que en años de problemas climáticos y debacles económicas han ido perdiendo stock ovino mientras que Argentina pudo mantenerlo, incluso con periodos de crecimiento, seguir en pie después de 8 administraciones y todo lo que pasó en el país en dos décadas es un milagro”, reflexionó Williams Prim.

 

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