Por primera vez en el país y en Santa Cruz, con una ley específica, se implementó la paridad de género en las listas electorales. En nuestra provincia todas cumplieron con el requisito de estar integradas en un 50% por el género femenino, sin embargo, los lugares expectantes se los quedaron ellos.
A nivel nacional y según un relevamiento realizado por “ELA” para las PASO, la Ley de Paridad debuta con un cumplimiento altísimo (99%) en el requisito de alternar por géneros la composición de las listas, sin embargo, el talón de Aquiles para quienes integramos la mitad del mundo fue el liderazgo de esos espacios. Esto es, que la mitad de las mujeres integran las listas, pero es ínfima la cantidad de listas encabezadas por una mujer.
El estudio dice que los casos se ubican en el orden del 20%, estimación que para el caso de Santa Cruz, es coincidente con los datos que dio a conocer La Opinión Austral cuando cerraron las listas el 22 de junio.
En provincias como Tucumán y Formosa todas las listas están encabezadas por varones, extremo que no está tan lejos de lo que sucede en el resto de las provincias o incluso Santa Cruz, donde claramente, la Ley de Paridad no llenó las expectativas.
El escenario está incluso muy por detrás de la discusión planteada por el colectivo feminista que reclamó #Feministasenlaslistas, sino que aparece una discusión que debiera saldarse primero, respecto del renunciamiento al privilegio de liderar la oferta electoral por el simple hecho de ser varón.
Claro que tiene que ver con un avance cultural, que permite que las mujeres vayan tomando un protagonismo diferente en la esfera pública, lograr reconocimiento popular y, más tarde, poder competir de igual a igual con el género masculino que habita comités y básicas al igual que nosotras, pero que a la hora de tomar decisiones cierra la puerta en una mesa solo para ellos.
Por ejemplo, en otras dos provincias con leyes provinciales de paridad, como Buenos Aires y Neuquén, menos del 10% de las listas están encabezadas por mujeres.
El 28 de septiembre de 2018, la Legislatura de Santa Cruz sancionó la Ley de Paridad, que estableció la integración intercalada de las listas entre géneros, masculino y femenino, se redactó así, y no “hombre/mujer” para habilitar la participación del colectivo de la diversidad. El anteproyecto tenía un plus: establecía que el 50 por ciento de las listas fuesen encabezadas por hombres y el otro 50 por ciento por mujeres pero, con eso, la mayoría de los diputados en comisiones no quisieron saber nada. ¿Y por qué fue determinante lo que les importaba a ellos? Justamente, porque la Legislatura provincial es la peor rankeada en términos de representación femenina: de las 24 bancas, solamente cuatro le pertenecen a una mujer.
¿Ser mujer garantiza votación con perspectiva de género? No, y de hecho de las cuatro diputadas, dos ni siquiera votaron a favor de la Ley de Paridad; Gabriela Mestelán y Gabriela Peralta.
Permitir que el cincuenta por ciento de las listas fuesen encabezadas por género masculino y la otra por género femenino hubiese sido lo que se conoce como “acción positiva” para que exista real equidad de acceso al parlamento. Esto no pasó, incluso teniendo oportunidad ineludible como la que ofrecía la Ley de Lemas, con más de 200 listas para el domingo.
De las trece fórmulas para la gobernación, solamente tres están encabezadas por mujeres: Alicia Kirchner (Frente de Todxs Gabriela Mestelán (Nueva Santa Cruz) y Paula Nauto (Nuevo MAS). En el resto son varones que en cinco fórmulas eligieron a un vice varón.
La paridad horizontal se pone peor en las candidaturas de diputados por distrito y por municipio, donde solo hay lugar para un representante por cada localidad.
De 360 sublemas, 222 son por pueblo, todos varones, y por distrito apenas el 24% llevan una mujer a la cabeza.
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