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Hace 36 años en este mes de abril,   Jorge Fernando “Locomotora” Castro, el mejor boxeador que haya dado la provincia de Santa Cruz en su historia, lograba llegar al título argentino luego de muchos combates y de un paso por las páginas del pugilismo como un fenomenal exponente venido desde tierras sureñas para dejar marcada una trayectoria de golpes y victorias a las que pocos han llegado.

El protagonista había nacido  en Caleta Olivia  el 18 de agosto de 1967 y criado en un hogar de pocos recursos, con cuatro hermanos mas y con una madre tenía que atenderlos a todos, hizo sus primeros intentos en la zona norte, aunque su apego por el gimnasio y por los entrenamientos no era mucho, pero su fuerza en los puños era para destacar.

Luego de su debut el 14 de febrero de 1987 en el campo profesional con 19 años cumplidos, inició una carrera que lo llevó hasta el título de campeón mundial de la Asociación Mundial de boxeo, al ganarle a Reggie Johnson por puntos y a doce asaltos aquel 12 de agosto de 1994, pero antes, quizás con  mas ímpetu que sabiduría, había llegado a ser campeón argentino luego de algunos récord mas que llamativos de la mano de José Cifuentes con 38 combates invicto por ejemplo, máxime cuando irrumpió en el gran espejo nacional que era Buenos Aires aquel 28 de mayo de 1988 al vencer a Víctor Velázquez en el gimnasio de la Federación en la calle Castrobarros en el sexto round por KO, y sin haber pasado mas de un año, el 14 de abril de 1989, hace 36 años, lo dejaba durmiendo en la lona en el cuatro round al pampeano Hugo Raúl Marinanguelli para quedarse con el título nacional.

Recordando hoy su figura y haciendo un repaso ligero de aquellos tiempos, lo visualizamos a Robinson Zamora, a Lorenzo García, a Miguel Angel Arroyo, a Ramón Gaspar Avendaño, a Hugo Vilte y a tantos otros que pasaron por los guantes del tremendo “Locomotora” para quedar involucrados en la historia, mientras el caletense salía airoso y feliz con una nueva victoria, y de paso hacemos memoria con las defensas como aquella en el gimnasio Tito Wilson de la calle Alberdi, el del Hispano Americano, donde Jorge Castro le quitó la ilusiones a Mario Gastón aquel 13 de abril de 1991.

Luego vendría el camino internacional como aquella pelea que pierde con Terry Norris a 12 asaltos en Paris a finales de 1991 y finalmente el título mundial aquel 12 de agosto de 1994 en Tucumán cuando le ganó a Reggie Johnson, un título que defendió cuatro veces y que finalmente perdió frente a Shinji Takehara el 19 de diciembre de 1995 en Japón, pero ya estaba todo hecho, desde aquel título argentino que hoy recordamos en 1989 hasta su último combate casi exhibición en el mismo gimnasio donde había debutado, el Ingeniero Knudsen de Caletea Olivia frente a Marcelo Dominguez, habían pasado 144 combates con nada menos que 130 victorias (90 por KO), 11 derrotas y 3 empates, pero las páginas para el futuro ya estaban escritas.

Desde su debut hasta incluso aquel recordado combate con John David Jackson en 1994 donde parecía que estaba todo perdido y salió Dios sabe de donde la mano que lo tumbó al oponente en el noveno round, cuando ya todos pensaban que la pelea estaba perdida y salió el amague con la derecha y el violento golpe con la izquierda que lo mandó al americano a dormir, allí, donde solo él sabe de donde salió la fuerza de sus por entonces 27 años, Jorge Fernando Castro marcó con fuego el recuerdo de la mayor figura sureña en el mundo del boxeo para siempre.

Hoy recordarlo con respeto es casi una obligación, y dejarlo asentado en las páginas para las futuras generaciones es un deber, porque sigue siendo el mismo tipo, el mismo pibe que peleaba a todo el mundo en las calles de Caleta, el mismo que seguimos tantos de nosotros por la historia, el mismísimo “Locomotora” (Roña) de siempre.

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