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No se olviden de Cabezas“, es el lema instalado por el colectivo de reporteros gráficos que reafirma la lucha por la libertad de expresión y la importancia de rememorar la historia de un fotoperiodista asesinado mientras desempeñaba su labor.

Se trata de una frase que vuelve a cobrar fuerza este jueves, al cumplirse 27 años desde que José Luis Cabezas fuera encontrado muerto tras capturar las primeras fotos públicas del empresario postal Alfredo Yabrán.

El 3 de marzo de 1996, la Revista Noticias exhibió en su portada a Yabrán, uno de los hombres más poderosos del país en ese momento. La imagen había sido capturada por José Luis. Al año siguiente, el 25 de enero de 1997, tras salir de una fiesta organizada por el empresario Oscar Andreani, el fotógrafo de 35 años fue interceptado, secuestrado y asesinado en General Madariaga.

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La foto de tapa que le costó la vida a José Luis Cabezas.

Este homicidio marcó un antes y un después en el periodismo argentino. Justamente la Ley 24.876, sancionada el 10 de septiembre de 1997 y promulgada el 13 de octubre del mismo año, estableció el 25 de enero como el Día Nacional del Reportero Gráfico.

En ocasión de esta importante fecha para la prensa nacional, La Opinión Austral conversó con Gladys Cabezas, hermana de José Luis, quien, además de evocar los desgarradores momentos que atravesó su familia, recordó la estrecha conexión que compartía con el fotoperiodista. De igual modo, hizo hincapié en la necesidad de que haya “condenas ejemplares para los asesinos”.

José Luis Cabezas junto al periodista Gabriel Michi, quien cubría con el reportero gráfico aquel trágico verano de 1997.

“Hace 27 años que lo asesinaron. Yo creo que nos empezamos a dar cuenta de un montón de cosas de lo que pasaba en este país y para el mundo periodístico, porque les mataron a un compañero”, dijo a este medio.

“Muy alegre y cabrón, como todos los Cabezas”

Gladys, que hace más de dos décadas lucha por mantener viva la figura de su hermano, recapituló los inicios de José Luis en la fotografía y su “perfeccionismo” -tal como ella expresó- al momento de trabajar.

“Tenía un primo que era fotógrafo y lo acompañaba a los eventos sociales. Le gustó y empezó a sacar fotos a chicos en plazas, donde las mamás se las compraban y en eventos de cumpleaños. Un día murió el ministro (Miguel Ángel) Roig y él tenía la última foto, entonces se ofrece a la Revista Noticias”, comentó.

José Luis comenzó a trabajar para Noticias en 1989. Entre sus logros se encuentra un retrato del capellán José Fernández en la réplica del cementerio Darwin en la isla Soledad, en Pilar, por el cual recibió el Premio Pléyade a la mejor fotografía periodística en 1995.

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José Luis ganó el Premio Pléyade a la mejor fotografía periodística de 1995.

También capturó imágenes de destacadas personalidades, como Néstor y Cristina Kirchner, Carlos Menem, Diego Maradona, Mirtha Legrand, René Favaloro, Moria Casán, Ernesto Sábato, Graciela Borges, Eduardo Duhalde, Les Luthiers y Silvio Soldán, entre otros.

Llamativamente, Gladys, quien se dedicó a la docencia, aseguró que las fotografías laborales de su hermano no las vio hasta que murió. “Yo ni compraba la revista. Cuando nos juntábamos, con José Luis lo que menos hacíamos era hablar de laburo”, dijo.

De hecho, agregó que sólo llevó su trabajo a la casa de sus padres, José Cabezas y Norma Rosa Marotti -ambos fallecidos-, después de una entrevista a la abuela de Omar Carrasco, asesinado en 1994 mientras cumplía con el servicio militar obligatorio.

“Lo único que contó fue la muerte del soldado Carrasco, porque le hizo la entrevista a la abuela y le decía a mi mamá: ‘La abuela es como vos, la vi y te vi a vos'”, relató.

Gladys enfatizó que la relación con su hermano, al tener sólo un año de diferencia, era sumamente cercana. “Compinche” es la palabra que utilizó para definir la confianza que se tenían: “Yo soy un año mayor y por eso teníamos todo en común, hasta los amigos”, detalló.

En esa línea, habló sobre la peculiar personalidad de José Luis y bromeó diciendo que “era muy alegre y muy cabrón, como todos los Cabezas, pero también somos excelentes personas”.

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Gladys y José Luis Cabezas, cuando eran bebés.

Tras reiterar que era “muy bueno”, compartió una anécdota que tuvo lugar cuando estudiaba para docente y que representa para ella una notoria muestra de afecto por parte de José Luis.

“Mi hermano era muy amarrete. Yo estudiaba para maestra y trabajaba en Wilde, donde vivíamos, y él trabajaba en Capital. No conseguía un libro y le pedí a José Luis si podía fijarse en una librería. Para la fecha que se tenía que ir a al servicio militar, me desperté para irme a trabajar y encontré el librito. Me dijo: ‘Tomá, no me debés nada'”, recordó.

Gladys se refirió igualmente a su rol paternal. Y es que antes de ser asesinado el fotógrafo estaba casado con María Cristina Robledo, con quien tenía una hija, Candela, de tan sólo 5 meses. A su vez, ya contaba con dos hijos, Agustina y Juan, de un matrimonio anterior.

“Los tres viven en España. Agustina, que es más grande, tiene un bebé hermoso, el nieto que mi hermano no pudo conocer”, expresó.

Comentó que Agustina la acompañó en diversos homenajes a José Luis y Juan asistió al menos en dos ocasiones a Pinamar para participar en estos eventos. “Por supuesto que lo recuerdan, mi hermano amaba a sus hijos profundamente”, subrayó.

“Nosotros somos una familia y hablamos de qué pasaría si estuviera José Luis o que no pudo conocer a su nieto, pero la vida sigue y por eso podemos hacer todo lo que hacemos: defender la libertad del ser humano”, remarcó.

“No se olviden de Cabezas”: la necesidad de una condena ejemplar

Gladys señaló que en la lucha por buscar justicia por el crimen de su hermano y promover la libertad de expresión, el apoyo de los periodistas fue fundamental. Según explicó a LOA, ese sector fue quien los “respaldó” a ella y a sus padres cuando desconocían la verdadera naturaleza de la muerte de José Luis.

A propósito, dijo que cuando se enteró de la trágica noticia, “estábamos veraneando en el campo y escuchamos un flash informativo en la radio que decía que se había encontrado el cuerpo calcinado de un periodista de la Revista Noticias, pero no teníamos idea de nada, pensábamos que había sido un accidente automovilístico”.

Aseveró que fueron los mismos colegas de José Luis quienes “avisaban primero sobre algo de la causa”. Por ello, Gladys llama a esos trabajadores sus “hermanos del alma”.

De igual manera, profundizó en los momentos de gran preocupación que vivió su familia después del homicidio de su hermano, “sobre todo por los hijos de él, mi cuñada y porque no les pasara nada a mis viejos”.

Gladys mencionó que “vivía amenazada. Tenía los custodios de Yabrán tomando café enfrente de mi casa y mi viejo tenía una custodia en la planta baja del edificio”.

En relación a estas amenazas, comentó que varias veces recibió pizzas a nombre de su hijo mayor: “No sé si las mandaban quienes trabajaban con Yabrán, pero mis tres hijos, el mayor que en ese entonces tenía menos de 18 años y los otros de 9 y 6 años, no merecían eso”.

Cabe recordar que en febrero de 2000, fueron condenados a prisión perpetua los cuatro integrantes de la banda “Los Horneros” de La Plata: Horacio Braga, José Auge, Sergio González y Héctor Retana; así como Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Alfredo Yabrán, y los policías Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo. Sin embargo, a excepción de Camaratta y Retana que fallecieron, todos quedaron en libertad años más tarde ya que resultaron beneficiados con el dos por uno, reducciones de pena o la prisión domiciliaria.

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Alfredo Yabrán; Gustavo Prellezo; Alberto “La Liebre” Gómez; Gregorio Ríos; y Horacio Braga.

Lo mismo sucedió con Alberto Gómez, el comisario responsable de liberar la zona para que ocurriera el homicidio, quien pese a la condena a reclusión perpetua estuvo menos de 15 años en prisión. En cuanto al empresario postal, en mayo de 1998 se suicidó de un escopetazo en una estancia de Entre Ríos, luego de que se lo acusara de ser el autor intelectual del crimen de Cabezas y se dictara una orden de detención.

En este marco, Gladys, quien incluso llevó su reclamo al ámbito legislativo al postularse en 2021 como diputada nacional, hizo resonar una vez más el lema “No se olviden de Cabezas” al exigir “condenas ejemplares”.

Sergio Camaratta; Hector Retana; Sergio Gustavo González; Aníbal Luna; y José Auge.

“Esos tipos son unos asesinos y siempre lo van a hacer, pero no hay condenas ejemplares y acá la perpetua realmente no existe. Si cometiste un delito, no sos igual en la sociedad, no sos uno más, sos un asesino. Ellos por plata matan a la gente”, sentenció.

Homenaje a José Luis Cabezas tras 27 años de su crimen

Este 25 de enero, en un nuevo aniversario del homicidio de José Luis, sus seres queridos realizarán actos en su homenaje.

El primero tendrá lugar a las 11 de la mañana en el monolito frente a la terminal de micros de Pinamar. Posteriormente, a las 19, las conmemoraciones continuarán en la cava localizada en el kilómetro 385 de la ruta provincial 11, a la altura del partido bonaerense de General Madariaga, donde el cuerpo del reportero gráfico fue encontrado calcinado dentro de un auto Ford Fiesta.

“José Luis no fue un héroe, era una persona laburadora. Y es importante que esto no pase más y que empecemos a luchar en serio por las condenas ejemplares”, remarcó Gladys.

Para cerrar, le recomendó a quienes dan sus primeros pasos como fotoperiodistas que “amen” la profesión tanto como lo hacía su hermano.  “Él trabajaba en un laboratorio y lo dejó por la fotografía. Todos me dicen, desde compañeros a jefes, que era un perfeccionista”, concluyó.

 

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