Zapico en Río Gallegos, en Santa Cruz, e incluso cruzando los límites geográficos de la provincia y el país, es sinónimo de deportes, es Carlos Raúl Zapico. Pero hay otro Zapico, Gonzalo Javier, su hijo, quien desde muy pequeño sintió un interés especial por el cine y sin saber en lo que se metía descubrió que allí estaban las herramientas que buscaba para poder contar historias.

Los Zapico, Carlos, el periodista, y Gonzalo, el cineasta.

“Me interesó el cine desde muy pequeño, casi te diría desde que tengo uso de razón, me sentía atraído por la posibilidad de filmar y contar historias. También, venía de una casa bastante particular porque mi viejo tenía cámaras Súper 8, después las VHS, por lo cual de chico siempre estuve familiarizado con las cámaras, las sabía usar y me interesaban. Si me pongo a pensar, hay algo ahí que se lo debo a mi viejo porque si a lo mejor él no hubiera tenido cámaras a mí nunca me hubieran interesado”, reflexiona desde Buenos Aires en diálogo con La Opinión Austral.

Con su abuela paterna Elba Ligia “Titi” Uglesich.

“Cuando tenía 14 – 15 años, él hacía sus notas periodísticas y me llevaba para que yo haga la cámara. Después estaba fascinado por la magia del cine y por querer saber cómo se hacían las películas, dónde estaban los trucos, todo eso siempre me atrajo y la posibilidad de contar historias es algo que siempre me ha interesado. El lenguaje audiovisual es donde mejor me muevo o por lo menos lo que a mí más me interesa”, completa.

Zapico cursó sus estudios en el Colegio Dr. Julio Ladvocat” y en el Colegio Salesiano Nuestra Señora de Luján” de Río Gallegos.

Recuerda que hizo algunas ficciones e indica que “en ese momento no terminaba de entender que eso iba a terminar siendo mi profesión”.

Gonzalo junto a su hermana Mariela en El Calafate.

Cuando tenía 16 años, un compañero del colegio le llevó una filmación en VHS de unos parientes y le preguntó si podía acortarla. En su casa también había una pequeña isla de edición.

A la familia de su compañero le gustó el resultado y les pagó, sorprendidos no entendieron muy bien porqué les pagaban.

Otro amigo más grande llegó con la propuesta de invertir en equipos como una salida económica, pero esa idea seguía sonando extraña para el grupito de jóvenes.

“Hace 35 años en Gallegos, decía en el Colegio Salesiano que quería estudiar cine y todos me miraban con cara de ‘¿qué es eso?’. ‘¿De qué vas a vivir?’, me dijo una vez una maestra, yo no lo tenía muy en claro. Sabía que había algo que me gustaba, pero no tenía muy en claro cómo iba a ser. Vivía en Santa Cruz y no había un lugar donde poder averiguar cómo se hacía una película, ni siquiera existían los celulares, internet y demás”.

Zapico finalmente migró para estudiar, cursó durante un tiempo Diseño de Imagen y Sonido en la UBA y después, Dirección Audiovisual en la Escuela Superior de Cine, trayectoria que completó.

En 2009 escribió y dirigió su primer cortometraje, “Después de las ballenas“. Luego llegarían “Vicente Casares” en 2010, “La audición” en 2011, y “La humedad” en 2015. En 2017 dirigió “El bosque de los perros”, su ópera prima que se estrenó en 2019, actualmente disponible en Cine.ar.

Teatro, libro y cine

Este año, codirigida con Lorena Vega, se estrenó el documental “Imprenteros” en la Competencia Argentina del 25° Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), donde obtuvo el Premio del Público y una Mención Especial del Jurado.

Además, estuvo nominado por Mejor Sonido de Película Argentina en el Premio ASA.

La filmación del documental surgió casi en simultáneo con el proyecto del libro vinculado a la obra de teatro homónima escrita, dirigida y protagonizada por Lorena Vega, estrenada en 2018 en el Centro Cultural Rojas.

Había realizado algunas imágenes que se proyectan en una pantalla durante la obra, la obra tiene varios formatos, solo esa había sido mi participación en la obra de teatro”, menciona.

El proyecto del libro y los registros documentales comenzaron en el contexto del aislamiento por el Covid-19 en 2020.

“Un poco el libro surge en la pandemia, los chicos venían haciendo funciones, estaban muy tomados por la obra, de golpe esas funciones se paran y los teatros se cierran”, repasa el cineasta.

“Ellos empiezan a pensar en escribir un libro, publicar el texto de la obra y publicar las fotos de las que se habla en la obra de teatro”, repasa y explica “empiezo a hacer un registro audiovisual de todo eso, el libro y el documental surgen, un poco, gracias a la pandemia, porque a lo mejor si no hubiera existido la pandemia, no sé si esos proyectos hubieran seguido avanzando o si se hubieran concretado. De hecho, creo que el ‘docu’ cuenta una transformación de ellos imposibilitados de hacer funciones, de trabajar en el teatro y que logran seguir trabajando, pero en el libro”.

Cuando se reabrieron los teatros, la obra regresó a los escenarios.

“La construcción del libro llevó varios años desde que se pensó, hasta que se imprimió y se presentó. Y el documental mucho más, porque es un registro de todo eso que termina el día que se presentó el libro en la Federación Gráfica Bonaerense, ahí le dimos el cierre al documental”, comenta Zapico.

Si bien las tres piezas están entrelazadas, como lo está la obra de teatro con la historia familiar de Vega y sus hermanos, Zapico aclara que “para ver la película no necesitás mirar la obra antes o al revés, son realizaciones independientes unas de otras. Por supuesto, si a alguien le gustó la obra puede comprar el libro o puede ver la película porque todas comparten el mismo universo, los hermanos, el taller, la crianza en la imprenta de Alfredo, el padre, y cuentan eso”.

El traspaso de la dirección de ficción a documental para Zapico “fluyó. Siento que me interesa contar historias, más allá del género”.

Reconocimientos

En el Bafici, “Imprenteros” recibió el Premio del Público y una Mención Especial del Jurado, sobre lo cual, destaca: “Es lindo, sobre todo el premio del público para mí es el más lindo de todos, porque con los jurados siempre tiendo a pensar que es subjetivo, pero que el público te premie de esa manera, me parece que es hermoso, es un lindo mimo, es el reconocimiento al trabajo de uno”.

“Cuando estrenamos la película, la gente salía, los veías conmovidos y te contaban todo lo que los atravesó la película, estaban emocionados, es muy lindo. Uno siente que si logra mínimamente emocionar o conmover a alguien, el trabajo está bien hecho“, afirma.

“Imprenteros”, se estrenó en abril en la 25° edición del Bafici.

El mes pasado, “Imprenteros” se estrenó comercialmente en la Sala Lugones y en el MALBA.

Por otra parte, el cine argentino atraviesa una situación sumamente delicada. “Es preocupante porque hay muchos colegas que se están quedando sin trabajo porque el INCAA está cerrado desde hace 7, 8 meses y no sale, ni entra ningún proyecto. A veces se piensa al cine nacional pensando en los actores o algunos directores conocidos, pero hay un montón de personas que tiran cables, que trabajan en arte, toda esa gente se está quedando sin trabajo“, señala

En este contexto, manifiesta que “para nosotros es un poco contradictorio porque estrenamos una película en la que uno trabajó y quiere tanto, es alegría, es un festejo, es una fiesta y al mismo tiempo, tenés gente al lado que se está quedando sin trabajo”.

Mientras continúa la promoción del documental y trabaja en el equipo de dirección de la segunda temporada de la serie “División Palermo”, Zapico cierra respondiendo cómo ve el escenario patagónico.

Santa Cruz siempre fue una provincia en la que el arte, en general, no estuvo muy presente desde las distintas gobiernos o administraciones, siempre ha costado mucho. Hoy es otro el momento, si alguien quisiera estudiar cine o entender cómo se hace el cine, puede acceder a Internet y hay mucha información, pero en mi época no existía nada de eso”, recuerda.

“Sé que hay chicos que tienen ganas de hacer, pero ojalá empezara a haber una movida un poco más grande, con más gente involucrada, quizá con algún apoyo del Gobierno de la Provincia y con algún beneficio para los que quieran hacer cine”, cierra.

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