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“Escuché esa propaganda que decía algo como ‘joven argentino, si tenés entre tanta edad y tanta edad’, pero esta vez convocaban a mujeres enfermeras, recién recibidas y solteras, así que como una aventura me anoté pensando que no iba a quedar”, comienza el relato que se sitúa en 1980.
Alicia Reynoso es oriunda de Entre Ríos, se recibió de enfermera en la Escuela Superior de Enfermería en Santa Fe y después se fue a Buenos Aires a trabajar.
Su pasión empezó desde la escuela primaria, siempre buscaba quedaba a cargo de la cajita de primeros auxilios de la Cruz Roja cuando algún compañero necesitaba algo, así que su destino estaba sellado desde muy chica.
Mientras trabajaba, escuchó esa propaganda que se relata en el primer párrafo. El gobierno argentino convocaba a enfermeras y sintió, quizás en un arrebato de valentía, claramente sin saber bien a qué se adentraba, que era un llamado para ella.
Quedó seleccionada, rindió un examen teórico y oral de política general, enfermería y cultura. Junto con 21 compañeras, Alicia se transformó en una de las primeras mujeres con grado militar, en 1980, en la Fuerza Aérea. Dos años después, estaba sirviendo a la patria que estaba en peligro.
“Como militares que éramos no cuestionábamos una orden, sino que la cumplíamos, y así fue. Nos ordenaron ir al sur en primer lugar a Malvinas y después, cuando llegamos a Comodoro Rivadavia, nos dijeron que ese hospital se quedaba ahí, como un hospital de campaña y referencia para todo aquel que llegase de las islas o del continente”, relató a La Opinión Austral.
También, realizaban evacuaciones aeromédicas a diferentes partes del país, volando a baja altura para no ser captados por radares.
Si bien cada historia es particular, sus recuerdos de la guerra no distan de los relatos de los cientos de veteranos, pero lo que la diferencia a ella y a las mujeres de los demás ex combatientes es el negacionismo que llegó cuando terminó el conflicto.
“Cuando termina seguimos todas trabajando, como ‘acá no pasó nada’, nos pasó una guerra por encima de la cabeza y de la vida, con 23 años, así que nos marcó bastante”, recuerda. Así, siguieron trabajando, con la cabeza baja, en ese silencio impuesto.
“Que no hacía otra cosa que perjudicarnos interiormente, pero no nos dábamos cuenta. Tal es así que, en el año 2009, yo levanto la bandera de la visibilidad de las mujeres en esos tiempos, hasta ese momento nadie hablaba, nadie decía nada”, señaló.
El negacionismo
Alicia recuerda haber sido muy cuestionada, negada e, incluso, amenazada por querer contar algo. “Todos me decían que era mentira a tal punto que, teniendo documentación, empecé a mostrarla. Lo tenía muy guardado en mi persona“, señaló.
“Con ayuda de una terapia muy importante, pude sacarlo y ahí empecé a hablar por esta visibilidad que nos habían negado y por todos los derechos”, agregó.
Con el tiempo, los hombres de Malvinas fueron reconocidos como veteranos plenos, con derechos y beneficios. Pero las mujeres, sin embargo, seguían silenciadas.
“De todas las cosas feas que me pasaron, me quedo con las lindas, de las escuelas donde se empezaba a hablar de las mujeres, hice un libro que se llama ‘Crónicas de un olvido’ y participé en el anuario del Bicentenario de la Patria en el 2016, ahí empezaron a venir los logros de la siembra que hice”, describió.
Pero tuvo que visibilizarse y embanderar la lucha primero. Es así que, el Congreso de la Nación la reconoció como veterana de guerra de Malvinas. El 7 de mayo del 2021, en tanto, fue reconocida por la Justicia, transformándose en un antes y un después en la jurisprudencia porque “fue un juicio con perspectiva de género”, recordó.
Todo, una vez más, gracias a su lucha, a golpear puertas y a no pedir permiso para ser reconocida, sino a exigirlo.
“Lo mismo que el DNI y el carnet de conducir, que también me costo, no querían ponerlo en mi DNI y los hombres lo tenían”, agregó. Alicia se refiere al reconocimiento que llevan los documentos de identidad que, para todos los veteranos, reflejan la leyenda “ex combatiente, heroína de la Guerra de Malvinas“.
Para Alicia “es una lucha que todavía sigue porque todavía nos siguen negando, la visibilidad la tenemos, pero desde nuestra propia fuerza nos siguen negando, no nos invitan a actos de veteranos, a ninguna mujer”.
“Ese negacionismo, de forma soslayada, todavía está. Pero nosotras todavía estamos y vamos a seguir estándolo, sobre todo, por las dos enfermeras que murieron sin ser reconocidas”, recordó.
La heroína hace referencia a sus ex compañeras. Una murió en Alemania y el reconocimiento pleno llegó 15 días después de su fallecimiento y, la otra, en Córdoba, a quien el reconocimiento le llegó en enero de este año.
“No somos muchas, somos 14. En realidad, quedamos 12. De las cuales tres estamos reconocidas, dos por sentencia judicial y la otra porque tuvo la suerte de estar en una lista que acomodaron en los ’90 de la cual a muchos nos dejaron afuera”, detalló Alicia.
La verdad sale a la luz
La veterana de Malvinas asegura y su historia da cuenta de ello, que la “verdad sale siempre a la luz, no tuvieron que pasar 200 años para saber quiénes eran estas mujeres, así que celebro esta visibilidad, para darle más voz y levantarla aún más fuerte por aquellas que todavía están calladas“.
Su sensación, aún así, es que el apoyo que reciben no es tan masivo. “Sin embargo, cuando como mujer tenés la verdad y te empoderás desde ese lugar, el patriarcado frena, como pasó acá. Tuvimos momentos muy difíciles, porque parece ser que tener o vestir un uniforme, para algunos, no es considerado ser mujeres que deban ser defendidas”, manifestó.
Alicia remarca, una y otra vez, que es una pelea muy difícil porque es un lugar donde es muy difícil hablar.
“Nosotras lo hicimos con la convicción de que si nos desaparecían quizás otra levantaba la bandera por nosotras. Ahí estuvimos, ahí la peleamos y logramos lo que logramos”, asegura.
La terapia para Alicia fue la clave para poder hablar. “Hay compañeras que todavía no pueden y ojalá lo puedan hacer porque sana, el poder contar todo lo feo que vivimos sana. Habían contado una media historia. Típico, éramos mujeres y la guerra parece ser cosa de hombres“, sentenció.
Alicia remarca que aún están en el camino de la verdad, pero confía, como argentina, entrerriana y heroína de Malvinas, haber dejado una huella. Y Alicia habla y relata una y otra vez su lucha para que la historia no sea olvidada.
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